Por primera vez en su pontificado, el Pontífice escribió de su puño y letra las meditaciones que acompañan el rito que evoca el calvario de Jesús, que presidirá esta noche, como es tradición, en el Coliseo romano
Elisabetta Piqué
CORRESPONSAL EN ITALIA
El Papa Francisco preside la misa de la Pasión del Señor el Viernes Santo como parte de las celebraciones de la Semana Santa, en la Basílica de San Pedro en el Vaticano el 29 de marzo de 2024
El Papa Francisco preside la misa de la Pasión del Señor el Viernes Santo como parte de las celebraciones de la Semana Santa, en la Basílica de San Pedro en el Vaticano el 29 de marzo de 2024
ROMA.- Para su doceava Semana Santa, el papa Francisco escribió por primera vez de su puño y letra las meditaciones del Vía Crucis del Viernes Santo que, como es tradición, presidirá esta noche en el Coliseo a partir de las 21.15 (las 17.15 de la Argentina). Inspirados en el Año de la Oración convocado en preparación del Jubileo de 2025, los textos del primer papa jesuita, difundidos por el Vaticano, exudan la espiritualidad ignaciana. Titulados “en oración con Jesús en el camino de la cruz”, giran en torno a la figura de Cristo, que da su vida para salvarnos, en un mundo marcado hoy por la “locura de la guerra”, en el que “basta un teclado para insultar y publicar condenas”.
En las meditaciones, al margen de criticar esa difundida actitud de muchos en las redes sociales, el Papa llama a reconocer “la grandeza de las mujeres, que aún hoy son descartadas sufriendo ultrajes y violencia” y a “los cristos humillados por la prepotencia y la injusticia, por las ganancias injustas obtenidas a costa de los demás y ante la indiferencia general”. En años anteriores, las meditaciones fueron realizadas por refugiados, presos, alumnos de un secundario y es bastante raro que las escriba un Pontífice, aunque Juan Pablo II lo hizo dos veces y una vez Jospeh Ratzinger, pero cuando aún era cardenal y prefecto del ex Santo Oficio.
Al comentar la sexta de las catorce estaciones del Calvario, que recuerda cuando Jesús recibe el consuelo de la Verónica que le enjuga el rostro, el papa Francisco sorprende al criticar a los que se ocultan detrás “de un teclado” para insultar en las redes sociales. “Jesús, son tantos los que asisten al bárbaro espectáculo de tu ejecución y, sin conocerte y sin saber la verdad, emiten juicios y condenas, arrojando sobre ti infamia y desprecio”, reflexiona. “Sucede también hoy, Señor, y ni siquiera es necesario un cortejo macabro; basta un teclado para insultar y publicar condenas”, denuncia.
En la octava estación, que evoca el momento en el que Jesús se encuentra a las mujeres de Jerusalén, que lo acompañan siempre, Francisco sale a elogiar su grandeza y menciona a las que hoy son descartadas y sufren ultrajes y violencia. “No son los poderosos, que te esperan en el Calvario, ni los espectadores que se quedan lejos, sino la gente sencilla, grande a tus ojos, pero pequeña a los del mundo. Son esas mujeres, a las que has dado esperanza; que no tienen voz, pero se hacen oír”, subraya. E implora: “Ayúdanos a reconocer la grandeza de las mujeres, las que en Pascua te fueron fieles y no te abandonaron, las que aún hoy siguen siendo descartadas, sufriendo ultrajes y violencia”.
Además, reflexiona sobre los dramas que vive el planeta: “Ante las tragedias del mundo, ¿mi corazón permanece frío o se conmueve? ¿Cómo reacciono ante la locura de la guerra, ante los rostros de los niños que ya no saben sonreír, ante sus madres que los ven desnutridos y hambrientos sin tener siquiera más lágrimas que derramar?”, se pregunta.
El Papa también recuerda en el calvario de Jesús a los niños no nacidos y abandonados, a los tantos jóvenes, en espera de que alguien oiga su grito de dolor, a los numerosos ancianos descartados, a los prisioneros, a los que se encuentran solos y a los pueblos más explotados y olvidados.
En la treceava estación, cuando Jesús es bajado de la cruz y entregado a María, el Papa denuncia que “vivimos en un tiempo despiadado” e invoca su misericordia y compasión. Luego de la catorceava y última estación, en una Invocación conclusiva, menciona el nombre de Jesús 14 veces. “Jesús, te contemplo en la cruz y veo que se despliega ante mis ojos el amor, que da sentido a mi ser y es meta de mi camino. Ayúdame a amar y a perdonar, a vencer la intolerancia y la indiferencia, a no quejarme”, ruega, pidiéndole más adelantes proteger a la Iglesia y a la humanidad.
“Jesús, traigo ante ti las familias y las personas que han rezado esta noche desde sus casas; a los ancianos, especialmente a los que están solos; a los enfermos, gemas de la Iglesia que unen sus sufrimientos a los tuyos. Jesús, que esta oración de intercesión abrace a los hermanos y hermanas de tantas partes del mundo que sufren persecución a causa de tu nombre; a los que padecen la tragedia de la guerra y a los que, sacando fuerzas de ti, cargan con pesadas cruces”, pide.
Finalmente, implora a Jesús mantener a la Iglesia y al mundo en la paz. “Jesús, juez santo que me llamarás por mi nombre, líbrame de juicios temerarios, chismes y palabras violentas y ofensivas. Jesús, que antes de morir dijiste “todo se ha cumplido”. Y agradeciendo al Señor, concluye: “Yo, en mi miseria, no podré decirlo nunca. Pero confío en ti, porque eres mi esperanza, la esperanza de la Iglesia y del mundo”.
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El papa Francisco en el Vía Crucis por Semana Santa: “Basta un teclado para insultar y publicar condenas” @Pontifex_eshttps://t.co/VtFqFmyxMJ pic.twitter.com/kHgI0941NY
— Jorge Kurrle (@jorgekurrle) March 29, 2024