La devaluación del real y el tipo de cambio favorable harán que este verano, una vez más, muchos argentinos opten por veranear en Brasil en lugar de la Costa Atlántica, donde ya se advierte un marcado aumento de costos por el reacomodamiento de precios respecto de la temporada pasada.
Pero más allá del abaratamiento de los costos que seduce a los turistas argentinos, hay que tener en cuenta ciertas recomendaciones de salud debido a que el 80% del territorio brasileño se encuentra con “recomendación de vacunación de la fiebre amarilla”, según informó el Ministerio de Salud de la Nación.
Salvo la punta nordeste del país vecino, donde se encuentran Piauí, Ceará, Río Grande Do Norte, Paraíba, Pernambuco, Alagoas y Sergipe, el resto de los destinos requiere de vacunación. Y más teniendo en cuenta que los más elegidos por los argentinos son Río de Janeiro, Florianópolis, Porto Seguro, Búzios, Arraial d’Ajuda, Maceió, Pipa, Ilha Grande y Morro de São Paulo.
“Antiguamente, se recomendaba la vacunación contra la fiebre amarilla para ir a zonas selváticas, pero las recomendaciones de la OMS cambiaron hace cuatro años, justo antes de la pandemia, que las hizo extensivas para todo Brasil”, apuntó el infectólogo Lautaro de Vedia (MN 60.740), especialista en Medicina Crítica y Terapia Intensiva, y expresidente de la Sociedad Argentina de Infectología, en diálogo con Infobae.
El escenario epidemiológico en Brasil experimentó cambios significativos en los últimos años, especialmente tras los brotes epidémicos de 2016-2017 y 2017-2018. Durante esas temporadas, se registraron entre 800 y 1.000 fallecidos en ese país debido a la enfermedad, lo que marcó un punto de inflexión en las recomendaciones sanitarias.
Antes de 2015, se consideraba que amplias áreas del litoral brasileño, incluyendo destinos populares como Florianópolis y Río de Janeiro, estaban libres de riesgo. Sin embargo, la expansión territorial del virus y el aumento de casos graves modificaron este panorama, extendiendo la recomendación de vacunación a casi todo el país, con excepción de pequeñas regiones del noreste.
Aunque desde 2018 no se reportan grandes brotes en humanos, el llamado “silencio epidemiológico” en los bosques y algunos casos en monos mantienen la alerta. Este patrón cíclico del virus obliga a las autoridades a reforzar las medidas preventivas.
Para gozar de días de descanso sin sobresaltos, el médico infectólogo Carlos Kambourian (MN 105.494), expresidente del Hospital Garrahan y Magister en Salud Pública de la Universidad de Harvard, aconsejó que “todas las personas mayores a 2 años deben vacunarse, sobre todo si viajan a zonas endémicas como Mato Grosso, Minas Gerais y Amazonas”. También, hizo hincapié en que “hay muchos lugares que piden certificado de vacunación” más allá de que Brasil no lo exige para ingresar al país.
Para mayores de 60 años, en cambio, se requiere una prescripción médica debido a posibles riesgos asociados a la aplicación de la vacuna, que utiliza un virus atenuado. “Es para evitar los efectos secundarios de la vacuna, que no son muchos”, precisó Kambourian a Infobae.
Fiebre amarilla: qué es, cómo prevenirla y cuáles son sus riesgos
La fiebre amarilla es una enfermedad viral grave transmitida por la picadura de ciertas especies de mosquitos infectados. Sin tratamiento específico, puede provocar complicaciones severas e incluso la muerte. Sin embargo, existen medidas eficaces para prevenirla:
– Vacunación específica: es la principal herramienta de prevención.
– Uso de repelentes adecuados para evitar picaduras.
– Ropa de mangas largas y de colores claros para reducir la exposición.
– Mosquiteros en viviendas y en coches de bebés, así como aire acondicionado o ventiladores en lugares de hospedaje.
– Eliminación de recipientes que acumulen agua para evitar criaderos de mosquitos.
La fiebre amarilla no se contagia entre personas ni a través de objetos, únicamente mediante la picadura de mosquitos infectados. Las personas de mayor edad y los niños son especialmente vulnerables a las formas graves de la enfermedad.
La enfermedad suele comenzar de manera abrupta con fiebre alta, escalofríos y dolor de cabeza, además de dolores musculares, náuseas y vómitos. En muchos casos, los síntomas son leves y poco específicos, pero las formas graves pueden derivar en hemorragias, insuficiencia hepática y falla orgánica múltiple.
Es crucial buscar atención médica inmediata ante cualquier síntoma y evitar la automedicación, ya que algunos antifebriles comunes pueden ser perjudiciales. La consulta rápida al equipo de salud es clave para reducir los riesgos asociados a esta enfermedad.
¿Qué hacer antes de viajar a Brasil?
La inmunización contra la fiebre amarilla requiere al menos diez días para generar anticuerpos efectivos, por lo que es indispensable aplicarla con ese tiempo de anticipación antes de visitar regiones endémicas. “Una sola dosis da inmunidad de por vida. Es decir, si la persona se vacunó a los 2 años, no necesita volver a aplicarla”, explicó Kambourian, quien advirtió sobre la importancia de conservar el certificado de vacunación para acreditarlo. Caso contrario, tendrá que volver a vacunarse.
Sobre los lugares de vacunación, los expertos recomiendan chequear la web del Ministerio de Salud y de las provincias, donde se detallan los hospitales que aplican esa dosis de manera gratuita.
Si bien se aconseja tener el calendario completo de vacunación antes de viajar a Brasil, Kambourian puso el foco en aplicarse “la triple viral, la triple bacteriana, y la de la hepatitis A”.
La vacuna de la fiebre amarilla también se puede aplicar en el mismo momento que cualquier otra vacuna, pero en sitios diferentes. En el caso de vacunas de virus vivos atenuados (varicela o triple viral, por ejemplo), si no se aplican simultáneamente, debe respetarse un intervalo de al menos 28 días entre una y otra aplicación, informó el Ministerio de Salud.
La fiebre amarilla tiene un riesgo significativo de evolucionar hacia un cuadro grave en una minoría de los casos, pero las consecuencias pueden ser severas. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), entre un 15% y un 20% de las personas infectadas desarrollan la forma grave de la enfermedad, que incluye complicaciones como hemorragias, insuficiencia hepática, fallo renal y falla multiorgánica.
De ese grupo, la tasa de letalidad en los casos graves es alta, oscilando entre el 30% y el 60%, incluso con atención médica adecuada. “Los grupos de riesgo más vulnerables a desarrollar formas graves de fiebre amarilla incluyen a niños menores de 2 años que no pueden ser vacunados, personas con enfermedades crónicas o condiciones inmunológicas, mujeres embarazadas o en período de lactancia y viajeros no vacunados”, concluyó De Vedia.
Planificar con antelación, cumplir con las recomendaciones médicas y consultar sobre la necesidad de vacunarse puede marcar la diferencia entre unas vacaciones tranquilas y posibles complicaciones. La clave está en disfrutar el viaje con responsabilidad y protección.
(Fuente: Infobae)