Desde las tierras coloradas de Misiones hasta las cálidas costas de Panamá, Giselle Keller ha trazado un camino tan dinámico como sus propios pasos de baile. La influencer y locutora, conocida por su pasión por las danzas árabes y su carisma, se ha establecido en la vida panameña junto a su pareja, el influencer y también locutor, Francisco Magri «Siempre me gustó hablar en público, actuar, bailar, subir a un escenario», confesó Giselle en Luces Magazine reflejando su fascinación por el arte desde temprana edad.
Egresada de la academia con el título de profesora de danzas árabes, Giselle ha llevado su arte más allá de las fronteras argentinas, explorando diversos estilos como el clásico, jazz contemporáneo, y brasileño, pero encontrando en el árabe su verdadera pasión. «La danza árabe fue mi cable a tierra», afirma con convicción, destacando cómo esta forma de expresión la ha guiado a través de múltiples viajes y experiencias formativas.
El salto hacia la locución marcó otro hito en su carrera. «Encontré la carrera de locución y dije ‘Esto es lo mío'», explica Giselle, quien se formó en el Instituto Montoya, sumergiéndose tanto en la teoría como en la práctica televisiva. Esta combinación de habilidades artísticas la catapultó hacia nuevas oportunidades, incluso antes de su partida hacia tierras panameñas.
La decisión de emigrar no fue sencilla, pero Giselle y Francisco encontraron en Panamá un nuevo hogar acogedor. «Siempre estuvo la idea de irme a vivir a otro país», comparte Giselle, recordando cómo los eventos del 2023 finalmente motivaron su partida. Con la ayuda de amigos como el piloto Martín Anchorena, quien generosamente facilitó su transición, Giselle y Fran navegaron los primeros desafíos legales y logísticos de la mudanza.
«Panamá nos recibió con los brazos abiertos», describe Giselle, destacando la similitud entre las verdes selvas de Misiones y las exuberantes palmeras del Caribe panameño. Además, la facilidad de trámites para argentinos en Panamá alivió su llegada. «Para venir a vivir a Panamá necesitas solamente el pasaporte», aclara, señalando un detalle crucial en su proceso migratorio.
El ajuste cultural no estuvo exento de desafíos, especialmente la lejanía de su familia en Argentina. «Es muy difícil vivir lejos de la familia cuando uno es super familiero», admitió Giselle, reconociendo el anhelo por los afectos y sabores de su tierra natal. Sin embargo, el apoyo de amigos y colegas argentinos en Panamá ha mitigado la distancia, ofreciendo un sentido de comunidad que Giselle compara favorablemente con el espíritu acogedor misionero.
Con una agenda laboral activa, Giselle ha encontrado en Panamá nuevas oportunidades en el mundo del entretenimiento y las redes sociales. Desde audiciones para producciones internacionales hasta colaboraciones en plataformas como Netflix, su trayectoria en el país istmeño promete seguir creciendo. «Uno puede conseguir muchos resultados si se pone en campaña», enfatiza, destacando su enfoque perseverante en el desarrollo de su carrera.