La sequía que se prolongó en los últimos tres años sigue muy presente, fundamentalmente porque los pozos de agua y los arroyos no recuperan caudal suficiente y también porque los pronósticos ya indican que el fenómeno se repetirá por el mismo período a partir de 2024, agravado por el cambio climático. ¿Cómo recuperar y retener el agua en las chacras?
Fue el tema planteado en gran parte de la jornada que compartieron el viernes, en la chacra de Alicia Bergamini, en Montecarlo, entre productores agroecológicos y e integrantes del Servicio de Extensión Yerbatero (SEY) del INYM.
“El agua es central”, dijo Nelson Dalcolmo, director por la Producción en el INYM, en el lugar. El INYM “viene trabajando, con sus técnicos, para retener el agua en las chacras, con sistematización de suelos y caminos, cubiertas verdes y árboles en el yerbal”, enumeró, al tiempo que anunció que “está la posibilidad de poner en marcha un programa de apoyo a la protección de vertientes, orientado a productores yerbateros”.
En esa línea, enfatizó en la importancia de ser parte del Registro de Productores y de Yerbales en el INYM (se puede hacer vía online, en la web https://inym.org.ar/guia-de-tramites.html), dado que es una de las condiciones para acceder a los programas que están en marcha y que apuntan a lograr una producción sustentable.
La agroecología “es el sistema de producción del futuro”, afirmó Dalcolmo, respaldando a los presentes. “El mundo está pidiendo alimentos sanos y equilibrio ambiental; la agroecología garantiza eso”, agregó.
“Hemos dicho que el 2023 es el Año de la Agroecología y en ese marco, hicimos un convenio con la Dirección Nacional de Agroecología para que nuestros técnicos se capaciten en la temática para trabajar con los productores. También nos han pedido que desde el INYM pongamos en marcha un registro de yerbales con este sistema, algo que tenemos que hacer”, manifestó el director por la Producción del INYM.
“A la hora de cuidar el agua, hay que proteger toda la cuenta, no solo el área del pozo”, observó por su parte el ingeniero Matías Bazila, jefe del SEY. “Una forma sencilla y accesible para todos es plantar árboles a la vera de los arroyos, y eso es algo que se podría hacer mediante consorcios de vecinos, por ejemplo, teniendo en cuenta que un arroyo pasa por varias chacras”, opinó como medida posible.
“Hoy el desafío es ir recuperando la biodiversidad en el sistema productivo, tanto en suelo, planta y ambiente, y esto se logra trabajando continuamente, manejando la vegetación que crece espontáneamente e incorporando árboles, haciendo que el suelo vuelva a ser poroso para que el agua de lluvia infiltre y se vayan recuperando las vertientes”, destacó Bazila.
Transición
“Estamos encarando una transición, devolviendo la yerba a su ambiente natural”, señaló la ingeniera Silvina Machuca, del SEY.
Sobre por qué ir hacia la agroecología, recordó que “con la última sequía se vio la diferencia entre el yerbal a cielo abierto y el yerbal con árboles nativos, cubiertas verdes, caminos y suelos sistematizados. Mientras que en el primero hubo una merma bastante importante en la producción de hojas, en el segundo no hubo merma o si hubo, fue muy poco”.
Ante la duda de quienes trabajan con un yerbal convencional y deseen ir hacia la agroecología, Machuca expresó que “inicialmente parece más trabajo, pero cuando se establece, es menos trabajo, el suelo se recompone y no hace falta hacer tres o cuatro macheteadas, ya que al tener sombra no prosperan las malezas de especies gramíneas, dando lugar a las menos competitivas. Con estos sistemas se promueve el reciclaje de nutrientes, control natural de plagas, etc. Lo que se traduce a su vez en un aumento de la producción. Además, económicamente es más rentable porque se deja de usar productos químicos”.
Alimento sano
“El monocultivo debilita las plantas; la biodiversidad las hace más fuertes”. Con esta frase, la anfitriona del encuentro, Alicia Bergamini, explicó por qué desde hace 30 años trabaja en armonía con la naturaleza. “Empecé con la agroecología siendo casi adolescente, integrando un movimiento. Vi las ventajas de actuar en forma distinta, mejorar la calidad de vida. Me recibí de docente, me tocó trabajar en escuelas rurales, y volqué eso a enseñar cómo lograr una mejor alimentación y salud”, resumió.
Toda la chacra es agroecológica. Las dos hectáreas de yerba mate, de 50 y 35 años de vida, “son manejadas sin el uso de productos químicos, ni herbicida ni fertilizante; con cubiertas espontáneas (ahora con la idea de incorporar vicia villosa), uso de motoguadaña y mano de obra familiar”. Arrojan una cosecha promedio de 7 mil kilos de hoja verde por hectárea por año.
“Hay que pensar en la salud, de toda la gente, y tener la certeza de que se puede producir sano, porque además es más rentable y así se apuntala la vida”, aconsejó la productora.
Plantines
Durante la jornada, el INYM entregaron plantines de árboles nativos para ser incorporados a las chacras de los presentes.
“Los árboles nativos son el eje de la restauración del ecosistema”, enfatizó por su parte Mara Schedler, también del SEY. “En el yerbal, dentro del lote o como cortinas, contribuyen a mitigar los efectos del clima, a la infiltración de agua y al manejo integral de plagas”, ilustró, y agradeció especialmente a la Fundación Hora de Obrar y su programa Crece Selva Misionera, por donar los plantines.