Paula Ramírez y el médico ginecólogo y obstetra Juan Ramón González visitaron uno de los estudios de C6Digital donde dieron testimonio, cada uno desde su lugar, de una historia muy particular. El relato se enmarca en la recientemente aprobada Ley de Duelo Gestacional y Perinatal («duelo respetado»).
En el inicio de la entrevista, González recordó que antes las pérdidas de los bebés, desde la parte legal, eran consideradas «residuos patológicos». «No eran personsas, nadie le reconoce, eso es la parte legal pero en la parte afectiva del ser humano, es una hijo que se pierde y toda la familia sufre. Se truncó un sueño. Era una persona que estaba pero no llegó y tratar a esa persona como un residuo patológico es muy doloroso», afirmó.
El profesional dijo que tiene 39 años de médico «y entonces veo muchas embarazas y veo el sufrir cuando no tienen el bebé y no tenía elementos para contener». Luego relató lo sucedido en oportunidad de visitar familiares en Corrientes donde tuvo oportunidad de conocer un cementerio donde se le daba espacio al bebé que fallecía. «Empecé a estudiar eso, en la ley dice ´residuo patológico´, algo estaba mal y había que hacer algo», recordó.
Fue así que se entrevistó con el Obispo de Posadas Juan Rubén Martínez y le comentó el dolor que veía y no tenía solución. Su propósito era que la ciudad contara con un espacio similar apuntalado por la norma correspondiente.
«Desde entonces, 15 años, vengo realizando la indulgencia plenaria. El perdón total, una práctica espiritual. Medicina del alma. Nuestra vida es limitada y quienes quedan acá, ante la muerte se autodestruyen, no saben solucionar. Hay una práctica dentro de la Iglesia Católica que se llama Indulgencia Plenaria. Es pedir a Jesús que perdone al difunto, Jesús le perdona en ese momento y el alma se libera», refirió.
González sostuvo que el sacerdote jesuita Hugo Salaberry, actualmente Obispo de Azul, fue quien le enseñó la práctica de la Indulgencia.
Luego relató sus inicios en esta práctica. Con visitas a cementerios para llevar adelante la Indulgencia. «Para sacar almas del purgatorio», agregó. «Es sentir que le regaló a ese ser querido algo tremendamente bello, llegar a la casa del Padre. Es esa la sensación. Tener un ser querido muerto para tener un ser querido vivo en otro lugar esperándonos», comentó.
Posteriormente González contó cómo conoció a Paula Ramírez. Fue a través de derivaciones entre profesionales donde intervino una psicóloga. «Fue una día antes del Día de la Madre», apuntó.
Además, González dijo que detrás del hipermercado existe una capilla de adoración perpetua, de la Anunciación, «donde Jesús está expuesto sacramentalmente en un altar, las 24 horas».
«Le dije a Paula que vaya a la capillita, se siente al lado de una persona y le pida permiso para acercarse. Lo único que tenía que decirle es que la ayude. Y que la esperaba al otro día en el cementerio Parque Tierra de Paz, donde hay una parcela llamada Bebés Estrellas, donde van a descansar los bebés que eran ´residuos patológicos´, que son seres humanos», insitió.
Posteriormente, destacó que un 25 de diciembre se logró tener una parcela donde el obispo Martínez bendijo el lugar. «Desde entonces tenemos un lugar especial para hacer las elevaciones y donde descansan los angelitos», acotó.
González señaló que se les entrega a los padres que pierden un bebé una urna biodegradable. Tiene un encaje que se cierra y ya no se abre. «Se le da dignidad a ese hijo y luego la empresa registra en un cuaderno el nombre que le dieron al bebé», expresó.
«Nosotros no hacemos sino que pedimos el perdón», aclaró Gonzalez.
Seguidamente, Paula relató su experiencia.
«Perdí tres hijos, dos varones y una nena. Fue caer en un precipicio»
Paula Ramírez no duda. «A mi me cambió la vida aproximadamente hace dos años con lo que me pasó», comenzó a relatar la invitada al programa televisivo.
Es madre de un niño de cinco años, llamado Vicente. Luego intentó darle un hermanito o hermanita pero el objetivo no dio resultado.
En su relato, Paula consideró que perder tres embarazos sucesivos «fue sentir que la vida se me escapaba de las manos».
Agregó que fue atendida por buenos profesionales médicos quienes la acompañaron constatemente. «Nos ilusionamos con vos», me decía.
Destacó «la empatía y la sensibilidad» de los médicos durante el proceso, buscando las causas de las pérdidas. «Y siendo mamá ya de un hijo sano», mencionó, en referencia a Vicente.
Tras varios estudios médicos, en los resultaron observaron que había un problema en la sangre, la trombofilia. «Creíamos que teníamos la solución médica, inyectarme todos los días para regularizar la sangre. Es ahí que emprendemos la tercer búsqueda del bebé y vuelvo a perderlo. Con solución de la medicina no tuve respuesta y fue ahí mi desolación. Fue en agosto-septiembre del año pasado. Dijimos (con su pareja) para hacer una pausa, a tratar de aliviar el corazón y me venía prendiendo de mi psicóloga», precisó.
En su relato, Paula fue contando los sentimientos que se suceden en el proceso doloroso de la pérdida. «Se gesta vida, se gesta ilusión, se gesta sueño. Como mamá pensaba cómo sería su carita, hoy cumpliría años y mi hijo me preguntaba cuándo iba a llegar su hermanito», expresó.
Ramírez se consideró luego como «una privilegiada».»Yo creo que Dios nos escoge, siempre estuvo presente en mi vida», agregó.
Luego hizo referencia a su encuentro con el médico Juan Ramón González. «Llevamos adelante todo lo que él contó. Me dijo que si vos creés que Jesús te va a sanar, él te va a sanar y así lo creí yo. Yo siempre creí en él y me aferré a su mano. No me defraudó, sigue siendo fiel a mi dolor», dijo.
Entonces, este año volvió a intentar con su pareja en la búsqueda de un bebé.
«En un acto de fe vuelvo a ver a mis médicos y hacer análisis para ver cómo estaba todo. Ahí me salen los análisis negativos en los dos y mi hematólogo me pide repetir los análisis y da negativo. Entonces el camino estaba dado como para que venga el hermanito» de Vicente, afirmó.
«Sabía que mi sanación venía del cielo», apuntó. Ahora Paula espera un nuevo bebé, con cuatro meses de gestación. «Yo le llamo el embarazo de la fe porque creo que sin fe no podría ser posible», enfatizó.
Luego sostuvo que sus bebés perdidos «están en la gloria de Dios». «El cielo hoy brilla más que nunca para mi, me propuse recordarlos con alegría», expresó.
