Victoria Rojas, de 17 años, cursa 5° año en el Instituto San Arnoldo Janssen, de Posadas y está nominada al Global Student Prize, una iniciativa que busca reconocer los logros de jóvenes que contribuyen a transformar sus comunidades. Fue elegida entre 3851 postulaciones de 122 países.
A los 9 años, inventaba cuentos con una compañera para promover la lectura. En la Escuela de Robótica ideó una almohada que buscaba mejorar la calidad del sueño. Formó parte de un equipo de ciencias, donde investigó los ecosistemas de los ríos misioneros.
A los 15 años dio su primer discurso en el Parlamento Juvenil y a los 16 participó de un programa de liderazgo en Estados Unidos. Es la creadora de Innovaty, una red que busca potenciar las capacidades innovadoras de los jóvenes. Pronto viajará a Dubái para debatir con estudiantes de todo el mundo los principales problemas de la agenda política internacional.
Con 17 años, Victoria Rojas parece haber vivido ya unas cuantas vidas. Todas ellas, atravesadas por el deseo de aprender y de transformar su entorno. El capítulo más reciente en la historia de esta adolescente de Posadas, Misiones, empezó a escribirse el jueves pasado, cuando se enteró de la noticia que hoy llega a todo el mundo: Victoria es una de los 50 jóvenes nominados al Global Student Prize (GSP), el premio al “mejor estudiante” global, organizado por Chegg.org en alianza con Fundación Varkey. Fue seleccionada entre 3851 postulaciones de 122 países, y se convirtió en la primera mujer argentina finalista del GSP, que va por su tercera edición.
“Aún estoy tratando de descifrar por qué me seleccionaron”, confiesa Victoria a Infobae. “Es un honor y me siento muy agradecida con las personas que me acompañaron: mi familia, mis profesores de la primaria en el Instituto Madre de la Misericordia y de la secundaria en el Instituto Politécnico San Arnoldo Janssen, mi amigos, mis tíos. Cada persona que aparece en nuestra vida aporta un granito de arena y construye lo que somos, nuestra identidad”, reflexiona.
Actualmente está cursando quinto año de la secundaria técnica en la orientación de Maestro Mayor de Obras. Sabe que quiere devolver a su comunidad algo de todo lo que ha recibido, pero aún no tiene claro qué carrera elegirá al terminar la escuela. “Lo estoy analizando, me gustan muchísimas cosas, podría ser Arquitectura o Ingeniería, que están relacionadas con mi orientación en la escuela”, explicó. Y agregó: “Pero también estoy estudiando modelos de Naciones Unidas para un programa internacional y estoy desarrollando una organización nacional de jóvenes líderes, así que podría ser Relaciones Internacionales”.
Hoy el gran sueño de Victoria se llama Innovaty (de “innovación” y “aty”, “equipo” en guaraní), una red que busca impulsar a agentes transformadores, aprovechando la energía e innovación de los jóvenes. “Hay muchos chicos que quieren mejorar su entorno y no saben bien cómo”, dijo. Y completó: “Queremos dar a conocer estas oportunidades y acompañarlos en el proceso, somos 12 voluntarios de 7 provincias, de entre 15 y 18 años, trabajando en cuatro áreas: bienestar, logística, comunicación y financiamiento”, explica Victoria.
Su lema: “Inconformistas innovando en comunidad”. Si llega a ganar el Global Student Prize, que entrega 100.000 dólares, su objetivo es destinar ese dinero a potenciar los proyectos de los jóvenes que acercan sus ideas a Innovaty.
El equilibrio justo entre autonomía y acompañamiento
Sus padres son docentes y tuvieron que trabajar intensamente para sostener el hogar. La casa familiar fue para Victoria el primer espacio de aprendizaje y experimentación, siempre alentada por sus papás, que fomentaban su creatividad.
Con apenas 9 años, junto a una compañera de clase inició GuVic, un proyecto que consistía en crear cuentos para niños para promover la lectura. Más tarde participó de una escuela de robótica, donde presentó un proyecto para mejorar la calidad del sueño por medio de una almohada especial. De chica también hizo teatro para superar la timidez.
Victoria reconoce que su familia la ha acompañado en sus diferentes etapas, dentro y fuera de la escuela. Recién a los 13 años le permitieron tener su propio teléfono: “No le dábamos celular, pero sí libros“, cuenta Claudia, su mamá. “Lo importante era que ella desarrollara su creatividad, su manera de hacer el bien con los demás”, agregó ella.
Fueron sus padres, también, quienes la alentaron a postularse al Global Student Prize: “En febrero, buscando información sobre programas para jóvenes, me encontré con esta iniciativa de Fundación Varkey, lo charlé con mi familia y ellos me convencieron de que me postulara”, recuerda Victoria.
El año pasado viajó a Estados Unidos para participar de Jóvenes Embajadores, una iniciativa de la embajada estadounidense para promover el liderazgo centrado en el compromiso cívico, que permite a estudiantes destacados de secundaria recorrer distintas ciudades del país durante tres semanas.
Su próxima parada es Dubái, adonde volará en octubre para participar del programa Change the World Model United Nations. Allí se reunirán miles de estudiantes de todo el mundo para debatir las principales cuestiones de la agenda política internacional. Toda su comunidad educativa se involucró en la causa y, de distintas maneras, están recaudando fondos para que ella pueda asistir.
Los 10 finalistas de América Latina
El Global Student Prize reconoce los logros extraordinarios de jóvenes que estén contribuyendo a transformar la vida de sus compañeros y de la sociedad en general, explican desde Fundación Varkey. Está dirigido a estudiantes que tengan al menos 16 años y estén inscriptos en una institución académica o en un programa de formación. En agosto se anunciarán los 10 finalistas.
De los 50 nominados, 10 son latinoamericanos. Además de Victoria, también quedaron entre los 50 seleccionados Brian Martínez de Uruguay, Elisa Torres de Chile, Georgina Batista de República Dominicana, Maydelith Zuñiga Cabrera de Perú, Santiago Páez de Colombia, Bianca Bearare y Henrique Peixoto Godoi de Brasil, y Fernando Daniel de Lucio Villalobos y Gerardo Murga de México.
Agustín Porres, director regional de Fundación Varkey para Latinoamérica, señaló: “La historia de Victoria podría representar la de muchos jóvenes de Argentina y la región, donde su propio potencial adquiere brillo gracias al apoyo de su familia y el impulso de grandes docentes. Y no solo vemos un desarrollo de talento personal: en su historia vemos claramente que si ellos, los estudiantes, tienen verdaderas oportunidades, ese potencial pasa a ser una oportunidad para toda la comunidad”. (Infobae.com)