En la Solemnidad del Corpus Christi, celebrada en la tarde del sábado en el anfiteatro Manuel Antonio Ramírez, el Obispo de la Diócesis de Posadas, Mons. Juan Rubén Martínez, ofreció una homilía inspiradora y llena de reflexiones sobre la importancia de la solidaridad y la fe en la vida cotidiana.
Mons. Martínez destacó la importancia de la comunidad y la solidaridad durante la celebración del Corpus Christi. Recordó la histórica tradición en las Reducciones de las Misiones y reflexionó sobre la liturgia, subrayando la permanencia de Jesucristo en el Pan y Vino consagrados. Finalmente, llamó a fomentar una cultura de amor y solidaridad para vencer la indiferencia en la sociedad.
Al inicio, Mons. Martínez expresó la alegría de celebrar juntos el Cuerpo y la Sangre de Cristo, destacando la bendición de poder reunirse en comunidad y la posibilidad de participar a través de los medios de comunicación para aquellos que no podían asistir en persona. “Qué bueno es que podamos celebrar así el Corpus Christi”, enfatizó.

El obispo recordó la tradición histórica de esta celebración, mencionando cómo en las Reducciones de las Misiones, hace siglos, los Padres Jesuitas y las comunidades aborígenes ya celebraban el Corpus Christi de manera masiva, llevando sus instrumentos de trabajo y alimentos para ser bendecidos. “Nosotros también, desde el Congreso Eucarístico en Corrientes en 2004, hemos continuado esta tradición adornando nuestras calles y participando en comunidad”, señaló.
Mons. Martínez agradeció la presencia de autoridades como el vicegobernador y los intendentes de Posadas y Garupá, así como la participación de sacerdotes, diáconos, seminaristas y laicos de la diócesis. Hizo un agradecimiento especial al obispo Daniel, de la comunidad ucraniana en Argentina, por su presencia en la celebración.
En su homilía, Mons. Martínez reflexionó sobre la liturgia y el misterio de la salvación, recordando que la Pascua, la Ascensión, Pentecostés y la Santísima Trinidad culminan en la celebración del Corpus Christi. “Jesucristo quiso quedarse entre nosotros de muchas maneras, pero especialmente en su Cuerpo y Sangre, en el Pan y el Vino que consagramos”, dijo.
Destacó que ser cristiano es, ante todo, seguir a Jesucristo y asumir el camino que Él propone. Citó el Evangelio de Marcos y la Segunda Carta a los Hebreos, recordando cómo Jesucristo se ofreció a sí mismo como el Cordero inmolado, instituyendo la Eucaristía en la Última Cena.
Mons. Martínez subrayó la importancia de compartir el Pan Eucarístico y vivir la solidaridad, mencionando un texto del siglo II de Arístides de Atenas sobre la vida de los primeros cristianos, quienes se preocupaban por los huérfanos, viudas y necesitados, y compartían sus bienes con generosidad.
Finalmente, el obispo llamó a generar una cultura de la solidaridad y del amor en contraposición al individualismo y el mercantilismo que prevalecen en la sociedad actual. “Solo el amor gana, solo cuando amamos con solidaridad podremos vencer la indiferencia y construir puentes”, afirmó.
Mons. Martínez cerró su homilía pidiendo que Jesús esté presente en los corazones de todos, para que vivan auténticamente como cristianos, compartiendo el Pan de la Eucaristía y generando una verdadera solidaridad.
Esta manifestación de fe y comunidad invitó a los presentes a reflexionar sobre sus interacciones diarias y el papel fundamental de la compasión en la construcción de una sociedad más justa y humana. Al término de la celebración eucarística, se procedió a realizar una peregrinación por las calles céntricas de la ciudad, culminando con la bendición solemne a las 18:00 en la Plaza 9 de Julio.
(Texto: Radio Tupá Mbaé – Fotografías: Gentileza Pastoral de Comunicación (Rocío Yesabel Ayala)
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