En el último programa de Espacio Wellness, el doctor Christian Bortoluzzi, neurólogo especializado en trastornos del sueño en Ceneuro, abordó cómo las ocupaciones nocturnas están afectando negativamente la calidad del sueño y el descanso. Según Bortoluzzi, la vida moderna, marcada por horarios laborales nocturnos, cenas tardías y rutinas de gimnasio en la noche, ha reducido significativamente el tiempo dedicado al sueño. “Estamos trabajando en horarios nocturnos, cenamos tarde y vamos al gimnasio en la noche, lo que reduce el tiempo para dormir. El sueño es un mecanismo reparador cerebral, tan importante como la alimentación y el ejercicio físico”, subrayó el especialista.
El profesional explicó cómo identificar problemas relacionados con el sueño: “El síntoma principal es el cansancio. Si una persona se levanta cansada, es una pauta de alarma. Los seres humanos somos animales de costumbre y a veces esas costumbres están alteradas, como cuando trabajamos hasta tarde. Es fundamental mantener un ritmo de vida diurno y reducir las actividades por la noche para mejorar la calidad del sueño”.
Según Bortoluzzi, la vida moderna ha reducido el tiempo dedicado al sueño debido a las ocupaciones diarias. “Estamos trabajando en horarios nocturnos, cenamos tarde y vamos al gimnasio en la noche, lo que reduce el tiempo para dormir. El sueño es un mecanismo reparador cerebral, tan importante como la alimentación y el ejercicio físico”, subrayó el especialista.
Un aspecto crucial del sueño está relacionado con la exposición a pantallas. “El cerebro no distingue entre la luz de una pantalla y la luz solar. Para el cerebro, es lo mismo. La luz azul de las pantallas puede retrasar el ciclo natural de melatonina, lo que provoca insomnio crónico”, advirtió Bortoluzzi. Explicó que la luz azul afecta el ritmo circadiano, lo que puede llevar a problemas graves como la dificultad para conciliar el sueño y la aparición de insomnio.
El doctor mencionó que, a pesar de la conciencia creciente sobre la importancia de los buenos hábitos de sueño, muchos aún mantienen rutinas que afectan negativamente su descanso. “Somos animales de costumbre. Los horarios de trabajo de 8 a 12 y de 16 a 20 se vuelven rutinarios y afectan los patrones de sueño”, comenta. La falta de cambio en los comportamientos refleja una necesidad de educación continua sobre los hábitos de sueño.
Para contrarrestar estos problemas, Bortoluzzi sugirió que es posible reeducar al cerebro mediante una higiene adecuada del sueño. “Existen productos naturales en forma de comprimidos que pueden ayudar, pero lo más importante es mantenernos despiertos durante el día y dormir por la noche”, concluye el especialista reafirmando la importancia de un enfoque equilibrado para mejorar la calidad del sueño y, por ende, la salud general.