En un análisis reciente, la licenciada Camila Olivera, nutricionista con matrícula profesional 557, advierte sobre el elevado consumo de azúcar en la dieta de los niños. “Cada alimento procesado, como una chocolatada o un yogur con confites, puede contener aproximadamente dos cucharadas soperas de azúcar”, explica Olivera. Según la especialista, las galletitas tipo Oreo y las gomitas contribuyen aún más a la ingesta de azúcar diaria, con consecuencias significativas para la salud de los menores.
Olivera destaca que la cantidad de azúcar que consumen los niños puede ser perjudicial a largo plazo. “Si damos a un niño un desayuno y una merienda con estos alimentos, estamos aportando alrededor de 10 cucharadas soperas de azúcar”, afirma. Este exceso, según Olivera, obliga al páncreas del niño a sintetizar grandes cantidades de insulina, lo que puede aumentar el riesgo de desarrollar sobrepeso y enfermedades como la diabetes e hipertensión en la edad adulta.
Para contrarrestar este problema, la nutricionista sugiere alternativas más saludables. “Un huevo duro es una opción fácil y nutritiva que se puede llevar en un tupper al colegio. Sin embargo, si a los niños no les gusta el huevo, se pueden utilizar otros alimentos ricos en proteínas como el queso magro o las legumbres combinadas con cereales”, aconseja. Olivera también sugiere reemplazar los productos procesados con frutas frescas. “Podemos hacer mezclas de frutas como kiwi, naranja y manzana para que sean atractivas para los niños”, señala.
La nutricionista también ofrece consejos prácticos para quienes enfrentan falta de tiempo. “Si no se puede preparar un huevo duro, una alternativa son las tostadas con queso magro y semillas, o bien una porción de pollo o carne en la comida principal”, dice. Para los vegetarianos, las legumbres y los frutos secos son una opción viable. Olivera resalta la importancia de adaptar la dieta a los gustos personales y situación económica de cada familia.
En cuanto a la percepción de los padres sobre la alimentación, Olivera observa un cambio positivo. “Hoy en día, los padres están más dispuestos a incorporar frutas y verduras en su dieta, lo cual influye en los hábitos alimenticios de sus hijos”, indica. La especialista también sugiere preparar pudines con manzana o combinar vegetales en tortas o budines para hacerlos más atractivos para los niños.
Olivera subraya que la diferencia entre el azúcar blanco y el azúcar mascabo, aunque es menor, no debe llevar a la complacencia. “El azúcar mascabo es menos procesado, pero el aporte calórico es similar al del azúcar blanco. Ambos tipos de azúcar deben ser consumidos con moderación”, aclara.
Finalmente, la nutricionista aconseja no imponer restricciones estrictas durante eventos sociales. “Lo más importante es mantener un estilo de vida saludable en la mayoría de las comidas, sin obsesionarse con las restricciones en ocasiones especiales”, concluye. Olivera enfatiza la necesidad de una planificación alimentaria personalizada y realista, que permita mantener hábitos saludables a largo plazo.