Seguramente alguna vez nos preguntamos cuánto tiempo puede pasar una persona sin dormir. O mismo qué consecuencias a nuestro cerebro puede llegar a tener la falta de sueño para el ser humano.
El caso de Randy Gardner, el joven que pasó once días sin dormir
Un caso conocido fue el Randy Gardner, un joven de 17 años que, en 1964, se dispuso a romper el récord mundial de permanecer sin pegar ojo. Gardner estuvo despierto once días sin cafeína ni estimulantes.
En este tiempo, Gardner experimentó numerosos síntomas, incluidos cambios de humor, alucinaciones y problemas del habla y memoria. En un momento, afirmó que era un jugador de fútbol profesional e incluso firmó autógrafos para admiradores imaginarios. Al finalizar el experimento, durmió catorce horas seguidas y, pese a todo todo, parece que no tuvo secuelas a largo plazo.

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Lejos de este particular caso, en el mundo existen personas que no pueden dormir por motivos muy distintos a una mera motivación personal. El insomnio, que es la incapacidad para conciliar el sueño o permanecer dormido, puede ser una experiencia frustrante y agotadora, con severas consecuencias para la salud.
Insomnio: las potenciales causas
Las causas fundamentales pueden ser complejas y variadas, pero la investigación demostró que la alteración de la producción de melatonina desempeña un papel crucial en su desarrollo. Afortunadamente, existen formas de apoyar su producción natural y promover un mejor sueño, como por ejemplo evitar la exposición a la luz azul antes de acostarse y crear un ambiente relajante para dormir.
Los pacientes que sufren de «insomnio familiar fatal» no tienen tanta suerte. Esta patología neurodegenerativa es causada por una proteína que interviene como agente infeccioso y conduce a la pérdida de la capacidad cognitiva, demencia y, finalmente, la muerte. Aunque sea considerada una enfermedad rara, es en realidad un trastorno actualmente incurable, el cual nos muestra las consecuencias de llevar al extremo la privación del sueño.
Las potenciales consecuencias a largo plazo de no descansar bien
Como hemos visto, existe una fuerte conexión entre el sueño y las enfermedades neurodegenerativas. De hecho, al mal descanso se lo relacionó con un mayor riesgo de desarrollar Alzhéimer o Párkinson.

Las investigaciones demostraron también que, durante el sueño, el cerebro realiza importantes procesos de eliminación de toxinas, incluyendo la proteína beta-amiloide, que se acumula en el cerebro de las personas con Alzhéimer. Cuando dormimos poco o experimentamos un sueño fragmentado, nuestro cerebro no tiene la oportunidad de limpiar estas toxinas, lo que lleva a su acumulación y a la aparición de enfermedades a largo plazo.
Además, la falta de descanso también puede afectar a la producción de neurotransmisores como la dopamina y la serotonina, lo que contribuye a la degeneración neuronal.