Bajo esa consigna la presidente del Superior Tribunal de Misiones, Rosanna Pía Venchiarutti Sartori, dialogó con alumnos de la Sede de Posadas de la Universidad Católica de Santa Fe en un intercambio donde no sólo presentó su trayectoria sino que, además puso de manifiesto las capacidades que se deben tener para readaptarse y reinventarse ante los nuevos desafíos no sólo tecnológicos sino, y “fundamentalmente, sociales”.
Valeria Fiori, docente de la Institución y Defensora del Pueblo de la ciudad de Posadas, ofició de moderadora entre la magistrada y los alumnos en una charla que se extendió por casi dos horas.
El encuentro fue convocado desde la cátedra de Sociología Jurídica en la búsqueda por brindar a los estudiantes la posibilidad de, a través de la trayectoria de profesionales destacados, conocer el derecho con una perspectiva distinta como fenómeno dentro de un contexto social, como una construcción de época, como una herramienta de cambio social en pos de una sociedad más justa y equitativa.
Venchiarutti compartió con los jóvenes, a modo de infidencia, que estudia teatro ya desde la universidad y que por ello experiencias como esta le resultan gratas y familiares.
Como primer consejo, la Magistrada, los instó a buscar otras alternativas aparte del derecho como para descomprimir el día a día, destacó la importancia de las “ciencias blandas” en el cotidiano, se presentó como una estudiosa permanente en estas áreas y una gran defensora de la comunicación, la gestión, la teatralización.
Hizo un relato de su infancia en Oberá, hija de un padre abogado y una madre docente que por varios años fue una familia tipo (como se decía en aquel entonces) hasta que nació su hermana menor a la que le lleva 14 años y a quien describió como la que la ayuda a “mantenerse actualizada al igual que los hijos, sobrinos y nietos”.
Tal como lo requería la convocatoria, la Presidente relató su infancia y adolescencia en Oberá hasta llegar a la universidad con los pormenores de la historia de un pasado al que atraviesa la dictadura y cómo fue transcurrirla como una adolescente con las inquietudes propias de la edad de una activa deportista y que debió elegir estudiar en Córdoba, por contar allí con familia que la albergue para transitar su período universitario.
En el año 1977 Córdoba había establecido cupo de ingreso para varias carreras, entre ellas Derecho, les recordó Venchiarutti a los estudiantes y explicó las materias en las que se preparó con un compañero pero que no esperó los resultados porque “sean cual sean los resultados quiero estar con la familia” remarcando que siempre se vuelve al origen, a la tierra, a la esencia donde siempre nos van a contener, ya que la opción era una sola para aprobar.
El relato de sus primeros años de desarraigo y las frustraciones fueron interpelados tanto por los docentes como por los alumnos, contaron con el correlato de lo que implicaba estudiar en ese tiempo donde podía ser habitual notar ausencias, y dónde las desavenencias de desaprobar no la desalentaron.
Su paso por una escribanía y como se recibió en el ´82, que terminó como celebración viendo a Mercedes Sosa que volvía a la Argentina, cuando decidió hacer la carrera de notariado en Santa Fe lo que implicó otro gran sacrificio no sólo en el traslado sino en los desafíos que sorteo para poder cursar.
El disfrute de la primavera democrática fue un tiempo que recordó con cariño lo que llevó a que les sugiera “disfruten su transición por la facultad, la secundaria es linda, pero el transcurrir la universidad es algo de un gran disfrute, de mucha felicidad, el discurso y el debate tienen otro candor”.
Los escuchas destacaron la “rebeldía constante” de la Ministra que supo compensar entre el estudio, el disfrute, el compañerismo, algo que ella dijo que “cuando uno estudia tiene tiempo para todo donde lo importante es organizarse. En mi caso particular era tener con quien estudiar, que por lo general fueron varones porque con las mujeres tenía la capacidad de dispersarme en otro tipo de charlas”.
Venchiarutti reconoció su rebeldía permanente ante docentes y la vida.
“En la vida hay causa y hay azares, quise estudiar Comunicación una vez terminada mi carrera y mi padre me sentenció que si quería ser una estudiante crónica debía trabajar, momento en el que decidí volver”, remarcó recordando como su regreso a Oberá le fue marcando el destino, tiempo en el que trabajó en un estudio a la mañana, en el registro automotor a la tarde y en la Universidad a la noche, “era joven”. “Ese transcurrir me llevó a que ingrese a la justicia, la justicia me encontró ingresé al Poder Judicial como secretaria donde teníamos más de 1500 causas ingresadas”, dijo.
“Todo era manual, había mucho respeto y dedicación sobre todo por quienes llegaban de lejos y fue allí donde me empecé a dar cuenta de la necesidad del lenguaje claro, uno leía sacramentalmente los artículos y nos dábamos cuenta que esa persona no entendía lo que le decíamos”, recordó.
En cuanto al manejo del lenguaje claro, resaltó que debe ser una cuestión de todos, ya que no sólo en el Derecho debe aplicarse, “los médicos, los farmacéuticos tienen un código porque sólo entre ellos se entienden”, bromeó.
“La comunicación es que: yo intento que vos me entiendas y que yo capte lo que me estás diciendo. Cuando usamos mucho tecnicismo estamos parados en una cuestión ideológica de poder, dónde vos me necesitas para que yo te explique lo que dice y lo que no. Es lo que yo creo, postulo, reclamo y batallo”, manifestó con fuerza la primer magistrada.
El giro final de la charla volvió sobre el desarraigo que implicó comenzar a concursar para acceder a las magistraturas que la llevaron a ser hoy Ministra y hacerse cargo del Centro de Capacitación y Gestión Judicial donde tomó como propia esa batalla del lenguaje claro y la capacitación en general que hasta hoy continua.
Tomó como cierre hablar sobre lo que es hacer política “es trasformar la vida a alguien, cuando uno firma un papel las cosas cambian, la política es la herramienta que sirve para cambiar la vida de las personas y en eso debemos pensar al tomar y abrazar esta profesión, sea cual sea la práctica profesional final, como independiente o dentro del Poder Judicial”.