El arquitecto Juan Carlos Kikue y Oscar Rossi lideran un proyecto innovador que utiliza la pirólisis, un proceso térmico que transforma residuos forestales en productos útiles, como carbón biochar y abonos orgánicos. Según Kikue, “este proceso genera productos muy orgánicos que no solo sirven como fertilizantes, sino también como protectores naturales para la madera”. El carbón biochar, por ejemplo, mejora la calidad del suelo, siendo ideal para hortalizas y plantas florales.
Rossi explicó que el proyecto tiene como objetivo aprovechar los residuos de madera, especialmente de pino y eucalipto, mediante la creación de un horno móvil. “Teníamos un horno estático, pero ahora queremos un horno móvil que pueda ir directamente a las chacras misioneras para procesar los desechos en el mismo lugar de origen”, comentó el arquitecto. Este horno permitirá procesar los residuos donde se generan, evitando el transporte y aumentando la eficiencia del proceso.
El uso de la pirólisis no es una idea nueva, como señaló Rossi: “Los japoneses fueron pioneros en su uso en la década del 50, y hoy países como Corea y Taiwán siguen apostando por él en la agricultura orgánica”. El proceso, que no genera contaminación, ha sido exitoso en otros países, y ahora busca implementarse en Misiones con adaptaciones locales para beneficiar la agricultura sustentable en la región.
Kikue también destacó la importancia del proceso desde el punto de vista ambiental: “La pirólisis no genera humo ni contaminación, ya que todo el gas que se produce en el proceso se condensa y se reutiliza”. De esta forma, el proyecto no solo ofrece una solución ecológica al aprovechamiento de residuos forestales, sino que también reduce el impacto ambiental de las prácticas de quema tradicionales.
El siguiente paso del proyecto es conseguir financiamiento para desarrollar el prototipo del horno móvil y expandir la iniciativa. “Lo que necesitamos ahora es apoyo económico para poder desarrollar el prototipo y llevar la idea a más comunidades misioneras”, concluyó Rossi. Si recibe el respaldo necesario, el proyecto podría convertirse en un modelo de sostenibilidad en la región, y quizás, en un ejemplo replicable a nivel global