Argentina se consagró campeón del mundo de pádel en Qatar tras una impactante victoria 2-1 ante España. En una final llena de tensión y emociones, la Selección mostró su talento y resiliencia, superando a un rival formidable y reafirmando su lugar en la élite del pádel mundial.
Se juega como si fuera una Copa Davis, con tres partidos de los cuales hay que ganar dos para quedarse con la serie. En el primer enfrentamiento, la dupla argentina compuesta por Franco Stupaczuk y Martín Di Nenno se midió ante la pareja española formada por Javier «Droopy» Nieto y Arturo Coello. El resultado final fue contundente a favor de España, con un marcador de 6-1 y 6-2. Arturo Coello, actual número 1 del mundo, demostró por qué ostenta esa posición con una actuación formidable, en la que logró impactar 17 tiros ganadores y cometió solo tres errores no forzados, un nivel de precisión que dejó a la dupla argentina sin respuestas.
La pareja argentina, en cambio, no logró encontrar el ritmo necesario para competir a la altura de sus rivales. Los Super Pibes se mostraron fuera de sintonía, sin poder adaptarse al ritmo impuesto por los españoles ni controlar la velocidad de la bola. Esta falta de ajuste se vio reflejada en el resultado, ya que los argentinos nunca lograron hacer pie en el partido.
Una batalla por el segundo punto
El duelo entre Arturo Tapia y Federico Chingotto contra Juan Lebrón y Alejandro Galan fue digno de una final, con un marcador de 7-6 (6), 3-6, 6-2 a favor de Argentina. Tapia, conocido como el «Mozart» del pádel, mostró un nivel extraordinario, demostrando por qué es el N° 2 del mundo. El catamarqueño voló sobre la cancha, especialmente en los momentos clave del partido, generando puntos decisivos y aportando un liderazgo que guió a su equipo hacia la victoria. Chingotto, por su parte, se destacó por su solidez defensiva, característica que lo convierte en uno de los jugadores más difíciles de vencer en estas instancias. Fue especialmente importante en el tie-break del primer set, en el que, sin haber tenido tiros ganadores previos, logró dos puntos cruciales para sellar el 7-6 a favor de Argentina.
Las promesas le dieron el titulo
Con la serie empatada, todo se definía en el tercer y último partido. Argentina apostó por su joven pareja compuesta por Leandro Augsburger (20) y Valentino Libaak (19), la dupla más promedora que tiene el país, debutante en mundiales. Del lado de España, saltaron a la pista dos actuales Top 10, Miguel Yanguas y el experimentado Paquito Navarro, quien ha sido un pilar en el pádel mundial durante muchos años.
El primer set fue un duelo reñido. La pareja argentina, a pesar de su juventud, supo plantarse con firmeza ante sus rivales, manteniendo el marcador parejo durante gran parte del set. Sin embargo, la experiencia de Paquito Navarro empezó a hacerse notar en los momentos clave, consiguiendo los puntos decisivos para cerrar el primer set con un 6-3 a su favor. Pese a la supuesta presión e inexperiencia, el segundo set se lo llevó Argentina, que parecía estar jugando por primera ronda en Mar del Plata, por 7-5.
En el tercer set y con el marcador 5-4 a favor del seleccionado, Augsburger ¡sufrió un calambre! que parecía el final para Argentina. Pero con mucho coraje y corazón, los pibes lo sacaron adelante y llegaron a un tie break que ganaron por 7-2 para darle el título mundial número 12 al país (en 17 finales consecutivas), para estirar la superioridad, ante unos españoles que no podían creer cómo, de favoritos y con un set a favor, habían perdido. La clave resultó en que los argentinos habían jugado con más confianza y seguridad, sobre todo en los momentos clave (como en el último tie-break), en el que los de rojo flaquearon notablemente.
«Quiero agradecerle a toda la gente, gran parte del partido lo ganaron ellos. Y sobre todo agradecerle al equipo, vivimos una semana increíble y no tengo más que agradecerles a ellos. Dudo que haya una persona más feliz que yo ahora en el mundo», dijo Tino tras la final.
«Sin este equipo no hubiéramos logrado sacar el tie-break. Nos ayudaron todos, con las palabras, la motivación. Estoy contento. Sin palabras. Dedicarle esto a mi familia que está en Posadas y ¡dale campeón!», completó Leo.