Lidia Ramírez, una mamá con cuatro hijos, que con su esposo están construyendo su casa en el barrio Choguí, dio cuenta del robo sufrido y su actual sensación de indefensión: “arrasaron con todo, se llevaron todo” y para hacerlo, con seguridad, debieron contar con una camioneta. José Wells, propietario de una vivienda en el barrio Santa Ana, de su lado, dio cuenta del robo sufrido a fines del año pasado, También se llevaron números casi todo significando una pérdida millonaria.
Lidia se queja porque en su vecindario del paraje Santa Inés, jurisdicción de Garupá, la policía carece de herramientas para actuar: no tiene móviles, ni elementos, y se ha reducido a uno el número de efectivos que hacen ronda para “controlar” la zona. Dice que los vecinos entienden que se trata de “una zona liberada”, en la que los robos se suceden y donde se sabe que son adolescentes drogados que entran y salen, porque son menores de edad
José, en cambio, dice que sí cuentan con una cuidada atención por parte del subcomisario encargado de la zona, pero al igual que los agentes de Lidia, carecen de recursos, no tienen móviles. Solo disponen de la buena voluntad y dedicación del oficial, lo mismo que Lidia distingue en los jóvenes agentes de su zona.
Ambos dieron su testimonio en sendas entrevistas en Cadena de Noticias, reclamando mayor seguridad y advirtiendo que la crisis que pareció desatarse en el último tiempo moviliza a estos adolescentes y jóvenes hacia robos que permitan financiar sus adicciones.