El tema fue central en la videoconferencia que se realizó este martes convocada por el Instituto Forestal Provincial, para evaluar la situación en que se desenvuelve el sector y la necesidad de corregir valores de la materia prima no sólo para mantener la actividad sino también la inversión del productor primario.
El ingeniero Rubén Costas, docente de la Facultad de Ciencias Forestales de la Unam, miembro de la Asociación de Productores Foresto Ganaderos de Misiones y de la Federación de Productores Foresto Ganaderos y Agrícolas, hizo una pormenorizada descripción de la situación de este sector productivo, tras puntualizar que “históricamente los precios de las trozas pulpables fueron fijados unilateralmente por las empresas celulósicas”.
De su lado el ingeniero Manfredo Seifert de la Cooperativa Agrícola Mixta de Montecarlo expuso los costos que hoy se están pagando al productor y relató la situación “desesperante de los plantadores de la ruta 14”. Citó los dichos de un dueño de aserradero, Mariano Dutra quien «prevé que, a este ritmo de consumo de materia prima, en un año y medio o dos, habrá un ‘apagón forestal’”.
Los fundamentos
En su presentación Costas dijo que el productor primario desarrolla bosques cultivados para producir trozas aserrables y laminables, pero es inevitable que entre el 15 y el 25% sea material triturable.
Para advertir que “hay una sobreoferta por falta de un mayor número de destinos”. Ahora bien la pasta celulósica que Misiones exporta lo hace a un mercado de precios relativamente estables que debería estar relacionado con los precios de la materia prima, algo que no sucede.
Un productor de soja, trigo o maíz sabe cuánto puede valer su producto, pero uno forestal misionero no tiene referencia de precios que le ayuden a tomar decisión de vender, menor aun de volver a plantar por falta de rentabilidad, hizo notar Costas, que también es productor.
Ello a pesar que “desde 2016 hubo notables disminuciones de impuestos nacionales y provinciales a la exportación de pasta celulósica, luego se habilitó el transporte a través de bitrenes y últimamente el transporte ferroviario”. Porque “todas esas mejoras competitivas no se tradujeron en mejora de precios de troncos pulpables”.
Hizo entonces su propuesta de precios teniendo en cuenta: Costo de producción y utilidad para el plantador, precio de elaboración y de transporte, ajustado por distancia. Bonificaciones razonables por madera certificada, por evolución del precio internacional de la pasta respecto de un precio mínimo”.
Y planteó que “sin llegar a los precios de Europa o EE UU y con los costos a julio de 2020, y los que pagó la industria en buena parte de los últimos 14 años, se propone un precio mínimo de 20 dólares para flete de menos de 50 m sin IVA, ajustable para distancias superiores y otros ítems citados”.