Dos bonaerenses y un correntino se consagraron como los mejores cebadores del mate del país al término de un concurso que se realizó en la quinta edición de la feria Matear, en el barrio porteño de Palermo.
Yerba de buena calidad, agua entre los 75 y 80 grados, dejar la bombilla quieta y mantener una pared de yerba seca e intacta, claves para cebar el mate perfecto, fueron algunos de los pasos que tuvieron que seguir los participantes del concurso.
En el predio de La Rural cientos de personas asistieron a la feria Matear, organizada por el Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM), que busca celebrar la tradición argentina, y de la que participan más de 50 marcas de yerba mate.
En el escenario principal del Salón Ocre se desarrolló el concurso al mejor cebador, que contó con una inscripción previa por parte del público y de la cual participaron unos diez competidores.
En una mesa frente al escenario se presentaron los elementos necesarios para iniciar la competencia: termos, mates y bombillas esperaban a que los participantes, que se distinguían con pecheras de color verde, demostraran su ingenio para cebar el mejor mate de la jornada.
Con la mirada atenta del público, que se reunió expectante mientras disfrutaban de un mate caliente con sus amigos y familiares, y otros echaban bocado a la diversa oferta gastronómica que ofrecía la feria, comenzaron los preparativos para la competencia.
Las reglas eran sencillas, con el toque de un cencerro se daba por iniciada la competencia y a partir del inicio del concurso, después de armar el mate, nadie podía tocar, mover, cambiar de lugar la bombilla.
Durante el desarrollo del torneo tampoco se podía agregar ni sacar yerba, por lo tanto, el momento del armado era crucial para que cada participante observara cuánta cantidad de yerba precisaba.
Todos los participantes contaban con la misma cantidad de elementos para demostrar sus habilidades: mismo mate, yerba, termo y el agua para cebar a 78 grados.
Inicio de la competencia
Iniciada la competencia, los participantes se acercaron a la mesa central para comenzar con el concurso. Hombres y mujeres de todas las edades se agruparon para comenzar a mostrar su destreza para el armado de la tradicional infusión argentina.
«La idea es darle lugar al mate y armar esta ronda. Este concurso de cebadores es para darle lugar a esta infusión, revalorizar y mantener vigente el ritual del mate, que muchas veces va quedando de lado en las corridas diarias», sentenció una vez iniciada la competencia, Mabel Salmoni, del Museo de la Yerba Mate, uno de los organizadores del concurso.
«Lo que se va a destacar es la habilidad del cebador y el arte de cebar», agregó.
A medida que la competencia avanzaba, los competidores debían compartir sus mates para devolver los termos vacíos, y así los jueces podían seleccionar cuál era el mate que estaba en mejor estado.
Al mismo tiempo, se llevó a cabo una trivia con vocabulario matero, del cual participó el público, que se llevaba un premio por cada respuesta acertada.
La trivia de locuciones materas involucró a todos los presentes que muy atentamente escuchaban cada una de las preguntas.
¿A qué llamamos Don Mateo?; ¿Qué significa cuando decimos «cansar la yerba»?; ¿Qué es un mate de velorio?; y ¿a qué se dice cuando «me cebaste una lavativa»?, fueron algunas de los interrogantes.
Al develarse las respuestas, el público logró responder que se le llama Don Mateo al mate con buena yerba y bien presentado; «cansar la yerba» es agotar al máximo la yerba, pero no llegar a lavarla; «mate de velorio» se refiere a un mate largo, tan largo «como un velorio», y la lavativa se le llama al mate tan lavado que hace ir al baño.
Una de las preguntas que más tuvo complicidad con el público fue la de «mate estrella» que hace referencia a cuando el cebador comparte un mate, luego se sirve uno para el mismo, vuelve a compartir y se vuelve a cebar uno para sí.
Entre risas la trivia llegó a su fin y, al hacer sonar el cencerro una vez más se dio por terminada la competencia.
Los participantes dejaron frente a ellos sus mates, y los jueces comenzaron a juzgar y seleccionaron a los tres mejores cebadores.
Horacio, de la localidad de Las Flores, provincia de Buenos Aires, se llevó el primer puesto y según explicaron los jueces «mantuvo un mate prolijo durante toda la cebadura, manteniendo el copete del mate seco».
Un correntino se quedó con el segundo puesto de la jornada, Ramón, de la localidad de Virasoro; y por último, Víctor de los Polvorines, del partido de Malvinas Argentinas, provincia de Buenos Aires se quedó con el tercer lugar al mejor mate de la competencia.
«Los mates fueron muy buenos, la verdad es que costó elegir a los tres más importantes, pero todos se llevaron premios porque acá más que competir lo que importa es compartir», manifestó a Télam Salmoni.
Sobre el concurso, expresó que «logramos hacer esa puesta en común, del sentimiento que se suma a cualquier ronda matera, que no es simplemente servir sino cebar, y que implica mantener ese mate en condiciones adecuadas para que el que lo tome primero y luego el último lo haga en igualdad de condiciones».
La feria, que finaliza este domingo 27 de agosto, cuenta con stands de distintos tipos de yerba mate, accesorios, mates de todo tipo, color y tamaño y curiosidades como termos que se calientan directamente o mates eléctricos que mantienen la temperatura de la yerba.
También tiene espacios como el Patio Matero, para disfrutar de un mate con amigos y familia, estación de agua, como distintos tipos de degustaciones, y la zona Mate Kids, un lugar de juegos para los más pequeños.
Matear tiene como objetivo ser una plataforma para visibilizar principalmente a emprendedores y marcas de yerba mate para celebrar la tradición argentina, que el pasado 3 de julio cumplió diez años como Infusión Nacional. (Télam)