El sarampión, una de las enfermedades más contagiosas del mundo, resurgió de manera preocupante a nivel global, y así lo confirman las nuevas estimaciones publicadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC).
Los organismos señalaron que el aumento subraya las consecuencias de las brechas en las campañas de inmunización. En tanto, la comunidad científica advierte sobre el impacto de este virus prevenible, que afecta principalmente a los niños y puede causar complicaciones graves e incluso la muerte
Vacunar para protegerse del sarampión
A pesar de los avances en vacunación, los datos revelan que más de 22 millones de niños no recibieron la primera dosis de la vacuna contra el sarampión, lo que equivale a una cobertura global del 83 % para la primera dosis y del 74 % para la segunda, muy por debajo del 95 % necesario para prevenir brotes.
Según la OMS, esta insuficiencia genera un terreno fértil para la propagación del virus y pone en riesgo a poblaciones enteras.
El impacto del sarampión no se limita a los contagios. La enfermedad provocó la muerte de 107.500 personas en 2023, la mayoría niños menores de cinco años. Aunque esta cifra representa una disminución del 8 % respecto al año anterior, los especialistas insisten en que cada fallecimiento por sarampión es inaceptable, dado que existen vacunas eficaces y accesibles.
Incluso entre quienes sobreviven al virus, los efectos pueden ser devastadores. Las complicaciones incluyen neumonía, ceguera, diarrea grave y encefalitis, una inflamación cerebral que puede causar daño permanente. Además, la infección debilita el sistema inmunológico, dejando a los niños vulnerables a otras enfermedades.
El sarampión es una enfermedad vírica muy contagiosa y se transmite con una facilidad alarmante mediante partículas suspendidas en el aire producto de la respiración, el toser o estornudar. Basta con estar cerca de una persona infectada para que el virus se propague a través del aire o mediante contacto con superficies contaminadas, conservando su capacidad infecciosa durante hasta dos horas.
Antes de propagarse por todo el cuerpo, el virus infecta las vías respiratorias. Los síntomas incluyen fiebre alta, tos, secreción nasal y una erupción cutánea que se extiende por todo el cuerpo.
Una persona no inmunizada tiene una probabilidad del 90 % de contagiarse al entrar en contacto con el virus. Según los expertos, este nivel de transmisibilidad hace que el control del sarampión dependa casi exclusivamente de campañas de vacunación sistemáticas y de la alta cobertura que se pueda alcanzar para que el virus no circule.
La mayoría de las muertes por sarampión se deben a complicaciones relacionadas con la enfermedad. Estas complicaciones pueden incluir:
- ceguera
- encefalitis (una infección que causa una inflamación cerebral y que puede provocar daño cerebral)
- diarrea grave y la consiguiente deshidratación
- infecciones del oído
- problemas respiratorios graves, como la neumonía.
Contraer el sarampión durante el embarazo puede ser peligroso para la madre y provocar que el bebé nazca prematuramente y con bajo peso al nacer.
No existe un tratamiento específico para el sarampión. Los cuidados deben centrarse en aliviar los síntomas, hacer que la persona se sienta cómoda y prevenir complicaciones. Beber agua en cantidad suficiente y los tratamientos para combatir la deshidratación pueden compensar la pérdida de líquido debida a la diarrea o a los vómitos. También es importante seguir una dieta sana.
Vacunas: la solución que el mundo no utiliza plenamente
Desde la introducción de la vacuna en 1963, las muertes por sarampión han disminuido drásticamente, pasando de 2,6 millones anuales en aquella época a unas 136.000 en 2022. Las estimaciones indican que entre 2000 y 2022, la vacunación salvó la vida de 57 millones de personas. Sin embargo, las interrupciones causadas por la pandemia de COVID-19 han puesto en peligro estos avances.
Durante la pandemia, las actividades de inmunización y vigilancia se redujeron drásticamente, dejando a millones de niños sin protección frente a enfermedades prevenibles. “Para salvar incluso más vidas y detener este virus mortal para que no cause daño a las personas más vulnerables, debemos invertir en la vacunación para todas las personas, sin importar dónde vivan”, expresó el doctor Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la OMS.
Aunque el sarampión puede afectar a cualquier persona no inmunizada, los niños pequeños no vacunados y las mujeres embarazadas son los grupos más vulnerables.
En los países con infraestructuras de salud deficientes o en contextos de conflictos y desastres naturales, el riesgo de brotes es especialmente alto. Además, la malnutrición y las deficiencias de vitamina A agravan las complicaciones, aumentando la probabilidad de ceguera, neumonía y otras condiciones graves.
La OMS y sus aliados han intensificado los esfuerzos para recuperar el terreno perdido. La Alianza contra el Sarampión y la Rubéola, junto con iniciativas como la Red Mundial de Laboratorios, busca fortalecer los sistemas de vigilancia para detectar brotes rápidamente y orientar campañas de vacunación específicas. Además, promueven la integración de la vacuna contra el sarampión con otras inmunizaciones, como las de rubéola y paperas, para maximizar el impacto.
La Alianza contra el Sarampión y la Rubéola de la Agenda de Inmunización 2030 es una alianza liderada por la Cruz Roja Americana, United Nations Foundation, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), la Alianza Gavi, la Fundación Bill y Melinda Gates, UNICEF y la OMS que tiene como objetivo lograr las metas específicas relacionadas con el sarampión y la rubéola de la Agenda de Inmunización 2030.
Esta alianza revitalizada, que se puso en marcha en 2001 con el nombre de Iniciativa de Lucha contra el Sarampión y la Rubéola, se compromete a garantizar que ningún niño muera de sarampión o nazca con síndrome de rubéola congénita. La Alianza ayuda a los países a planificar, financiar y cuantificar los esfuerzos para poner fin para siempre al sarampión y la rubéola.
La lucha en la región de las Américas
La Región de las Américas ha recuperado su condición de libre de sarampión endémico tras la reciente reverificación de Brasil como país libre de la enfermedad. Este logro destaca frente al aumento global de casos de sarampión, que afectó principalmente a las regiones de África, Mediterráneo Oriental, Europa, Sudeste Asiático y Pacífico Occidental.
Grandes brotes se registraron en 57 países durante 2023, casi la mitad concentrados en África. En contraste, las Américas lograron evitar brotes de gran magnitud gracias a programas de vacunación sólidos y una rápida respuesta a los casos importados. Entre 2000 y 2022, la vacuna contra el sarampión habría evitado 6 millones de fallecimientos en la región, según estimaciones.
La reverificación de Brasil como libre de sarampión se realizó tras un análisis de la Comisión Regional de Monitoreo y Reverificación de la Eliminación del Sarampión y la Rubéola, convocada por la Organización Panamericana de la Salud (OPS). Este grupo independiente de expertos confirmó la interrupción de la transmisión endémica en Brasil, que había sido restablecida en 2019 tras un brote iniciado en 2018. Gracias a esfuerzos masivos de vacunación, vigilancia epidemiológica y de laboratorio, y medidas de respuesta rápida, Brasil logró interrumpir la transmisión en junio de 2022.
En 2023, la Región de las Américas registró el menor número de casos de sarampión de su historia, con solo 73 notificaciones. Por primera vez desde 2019, también se observó un aumento en la cobertura de vacunación con la primera dosis de la vacuna contra el sarampión, rubéola y paperas (SRP1), que alcanzó el 87 %. A pesar de estos avances, aún existen desafíos: alrededor de 1,4 millones de niños no recibieron ninguna dosis de la vacuna SRP.
Durante 2024, hasta el 8 de noviembre, se confirmaron 389 casos de sarampión en la región, todos relacionados con importaciones. La respuesta oportuna de los países logró evitar la transmisión sostenida del virus. Este contexto confirma que la Región de las Américas está nuevamente libre de sarampión endémico, un estatus alcanzado por primera vez en 2016. Además de Brasil, Venezuela también fue reverificado como país libre de sarampión en 2023, tras controlar un brote que comenzó en 2018 y se extendió más de 12 meses.
Durante la cuarta reunión anual de la Comisión Regional de Monitoreo y Reverificación de la Eliminación del Sarampión y la Rubéola, celebrada en Lima, Perú, entre el 4 y el 6 de noviembre de 2024, se realizaron varias recomendaciones para garantizar la sostenibilidad de este logro
Entre ellas se incluyen:
- Fortalecer la supervisión y el seguimiento de actividades de inmunización, vigilancia y respuesta rápida a nivel subnacional y local.
- Implementar las nuevas directrices de la OPS para la búsqueda activa de casos, mejorando la sensibilidad de los sistemas de vigilancia.
- Redoblar los esfuerzos para cerrar brechas de inmunización en las poblaciones migrantes.
El éxito de las Américas en la eliminación del sarampión subraya la importancia de los sistemas de vacunación robustos y las estrategias de vigilancia eficaces para combatir esta enfermedad prevenible. Sin embargo, los expertos insisten en la necesidad de mantener un compromiso constante para evitar rebrotes en el futuro.
El resurgimiento del sarampión en el resto del mundo subraya las consecuencias de desatender los programas de inmunización. En países donde el virus había sido prácticamente eliminado, los casos importados reactivaron la transmisión. La OMS advierte que cada brote no controlado representa una oportunidad perdida para salvar vidas y proteger a las comunidades.
Frente a un virus que sigue cobrándose vidas, los países deben priorizar la inmunización como parte de la atención primaria de salud. Asegurar que todos los niños reciban las dos dosis recomendadas de la vacuna es clave para prevenir brotes y reducir las muertes asociadas al sarampión. Además, los sistemas de vigilancia deben fortalecerse para identificar deficiencias y responder rápidamente a los brotes.
“La vacuna contra el sarampión es nuestra mejor protección contra el virus, y debemos seguir invirtiendo en los esfuerzos para aumentar el acceso”, enfatizó la doctora Cohen. La comunidad global enfrenta un desafío que solo puede superarse con voluntad política, inversión en salud pública y un compromiso sostenido para garantizar que ninguna vida se pierda por una enfermedad prevenible.
(Fuente: Infobae)