El mercado argentino se ganó el premio al de mejor rendimiento del mundo en 2024. Las acciones bancarias subieron más de 200% en lo que va del año y el índice Merval trepó más de 100% medido en dólares. Además, los bonos acumulan subas de 80% en promedio. Y el riesgo país quedó cerca de perforar los 700 puntos básicos tras haber finalizado el año pasado arriba de 1.700 puntos.
Los inversores internacionales empezaron a entrar tímidamente a principios de año, pero ahora parece dominar el FOMO, sigla sobre la frase que en inglés refiere el “miedo de quedarse afuera” de algo, en este caso de semejante fiesta.
Por eso, es incesante la llegada de analistas extranjeros a Buenos Aires. Quieren conocer de primera mano si ya es demasiado tarde para entrar o todavía hay chances de subirse al tren. En general, se van con la sensación que todavía están a tiempo y se van optimistas de cara al 2025.
En las últimas semanas el batacazo la dieron sobre todo las acciones energéticas, que venían algo más rezagadas. El ADR de YPF, por ejemplo, subió más de 6% el viernes y superó los 40 dólares. En 2021 había tocado mínimos históricos de 3,80 dólares. Es decir, el valor del papel se multiplicó por poco más de 10 en menos de cuatro años. Vista Energy, la “acción de Vaca Muerta”, voló más de 9% el viernes y tocó un nuevo récord de 56 dólares.
Este boom de precios tiene varios pilares. El más importante son los logros obtenidos en el primer año de gobierno de Javier Milei, más allá de los discursos “pro mercado”: un superávit fiscal inédito, estricto control de los agregados monetarios y la sorprendente baja de la inflación, que en noviembre consolidará esa tendencia.
La postura internacional de Argentina también es algo recibido positivamente por los inversores. Milei se jugó por Donald Trump y le salió bien. El rally de las últimas semanas de los activos locales tiene en parte que ver con esa apuesta, que en su momento muchos consideraron demasiado arriesgada o directamente descabellada.
La otra pata importante pasa indudablemente por un gran año para Wall Street, con subas de los índices superiores al 25 por ciento. De esta manera, no solo continuó sino que se aceleró el ritmo de subas del año pasado. Este optimismo se trasladó a los activos más riesgosos y la Argentina estuvo en el lugar justo para aprovecharlo.
Los grandes fondos y bancos internacionales sufren de Fomo, nadie se quiere quedar afuera de la fiesta del mercado argentino. Pese a las subas espectaculares de 2024, se proyecta que la mejora puede prolongarse al 2025, tanto en el caso de acciones como de bonos. YPF y Vista Energy, las grandes ganadores de noviembre
Claro que la fiesta de los activos financieros no tuvo su correlato, al menos hasta ahora, en la actividad económica. Será la gran prueba de 2025. Si la economía no repunta, de poco habrá servido el fuerte aumento en los precios de los activos financieros. Por eso, las miradas apuntan a determinar si el año próximo estará marcado por el rebote de la actividad. El ministro de Economía, Luis Caputo, se volvió a mostrar esta semana muy optimista: “El año que viene la economía va a crecer 5% o más”, aseguró.
Los datos del EMAE (Estimador Mensual de Actividad Económica (EMAE) publicados el viernes pueden dar lugar a lecturas equivocadas sobre la evolución de la economía. Luego de dos meses de recuperación consecutiva, el indicador arrojó una caída de 0,3% respecto al mes anterior.
Sin embargo, hay factores que condicionaron ese resultado como bien aclaró la consultora ACM: el Indec corrigió al alza los datos desestacionalizados de los meses de julio y agosto, lo que afectó a la variación de este mes al hacer la comparación. En este sentido, se pasó de un incremento del 2,1% en julio y 0,2% en agosto a un 2,7% y 0,9% mes contra mes respectivamente. Esto significa que la mejora de los meses previos fue mucho más significativa que lo estimado inicialmente.
En conclusión, el tercer trimestre finalizó con un repunte de 3,4% respecto al trimestre anterior. “En caso de que el último trimestre del año se mantenga en el mismo nivel observado durante el trimestre actual, la actividad económica puede proyectarse en una caída cercana al 3,1% en 2024, comparativamente por debajo del 3,8% esperado en nuestro escenario base”, indicaron en ACM.
Incluso algunos sectores muy golpeados por la caída de los primeros meses del año dieron señales de mejoría. En septiembre, la industria y la construcción repuntaron cerca de 2,5% contra el mes anterior.
Pero es evidente que la economía se está moviendo con velocidades muy distintas dependiendo del sector, con claros ganadores y perdedores. El agro, por ejemplo, muestra una mejora interanual del 3% y la minería crece 7,6%, mientras que la intermediación financiera lo hace 2,5 por ciento.
Pese a la caída mensual que midió el Indec en septiembre, el tercer trimestre terminó con una mejora de 3,4% respecto al anterior. Es una salida muy heterogénea de la crisis, con sectores ganadores como el agro, minería, energía o real estate, mientras a la construcción, la industria y el comercio minorista les cuesta repuntar
Luego aparecen otros sectores a los que todavía les cuesta salir del pozo. El comercio mayorista y minorista, por ejemplo, sigue 8,3% hasta septiembre según los datos del Indec, la industria cae 6,2% y la construcción todavía más, un 16,6%. Estas caídas reflejan el derumbe que sufrió el mercado interno por el fogonazo inflacionario de principios de año.
Los datos de octubre ya conocidos abren paso a un mayor optimismo para el último trimestre. La venta de autos cero kilómetro, por ejemplo, ya se acerca a las 45.000 unidades y las proyecciones mejoraron mucho en los últimos meses. Hay más stock y sobre todo más financiación.
La venta de inmuebles también vuela, en parte apoyada por el crédito hipotecario y la estabilidad cambiaria. En octubre se hicieron casi 6.000 escrituras, el mayor nivel de los últimos seis años.
El clima de fiesta de los mercados, sin embargo, está lejos de sentirse en “la calle”. Las ventas mejoran pero aún se mantienen por debajo de los niveles del año pasado. Los salarios también recuperan y lentamente le ganan a la inflación, pero igual “no alcanza”.
Menos “ingreso disponible”
En la consultora Empiria, del ex ministro de Economía Hernán Lacunza, describieron el problema a la perfección. En su último informe midieron que el “ingreso disponible” se mantiene 14% abajo en relación al año pasado. Se trata de los recursos que le quedan a las familias una vez que pagaron las tarifas de luz, gas, agua, el transporte, expensas y alquiler. Estos gastos fijos e ineludibles representan una proporción mucho mayor del salario que antes y deja menos dinero para hacer compras en el supermercado, comprar ropa o irse de vacaciones.
La caída del tipo de cambio real y la mayor apertura importadora plantea también muchos desafíos, especialmente para sectores muy expuestos como la industria y el turismo.
Sin ir más lejos, el Indec también midió en septiembre una disminución de la ocupación hotelera de 19% internaual. Y esto se puede volver mucho más complicado en el verano. Habrá una ola de turistas argentinas viajando a Brasil, aprovechando además la devaluación del real, que abarató un 15% en dólares ese destino en tan solo un año, mientras los altos precios en dólares del mercado local desalentarán a extranjeros a pasar sus vacaciones en Argentina.
La industria tampoco la tiene fácil. Hubo fuertes reclamos en los últimos días de la UIA y de la Fundación Pro Tejer. En general, apuntan en la misma dirección: pedir baja de impuestos para poder enfrentar la ola importadora en igualdad de condiciones. Se cuidan, eso sí, de no exigir un tipo de cambio más alto aunque por lo bajo también consideran que es parte del problema.
El equipo económico ya mostró su hoja de ruta para el 2025: nuevo acuerdo con el FMI, la posibilidad de negociar nuevos desembolsos, salida gradual del cepo a partir del primer trimestre y vuelta a los mercados de financiamiento, seguramente en la segunda parte del año
La baja de la inflación se mantiene en noviembre, según el relevamiento de distintas consultoras. Lo más probable es que repita el 2,7% de octubre, pero podría dar incluso más abajo. Esta desaceleración inflacionaria junto a un aumento del crédito permite ver una luz al final del túnel para la mejora del consumo, a partir de una recuperación de los salarios.
Mientras tanto, el Gobierno ya empezó a mostrar la hoja de ruta de cara al 2025. Se viene un nuevo acuerdo con el FMI, posiblemente nuevos desembolsos y una apertura gradual del cepo a partir del primer trimestre del año que viene.
Además, la baja del riesgo-país podría consolidarse luego del pago de bonos de enero próximo, por USD 4.500 millones. Los más optimistas creen que se perforarán los 500 puntos básicos antes de marzo.
Este escenario de optimismo consolidará un tipo de cambio que seguramente se mantendrá bajo a lo largo de 2025. Todo un desafío en materia de competitividad y supervivencia para muchos sectores que en los últimos años sacaron provecho del proteccionismo, el cepo y la elevada inflación.
(Fuente: Infobae)