El Obispo de la diócesis de Posadas, monseñor Juan Rubén Martínez, presidió este sábado 6 de julio la solemne ceremonia de ordenación de diáconos permanentes en la Iglesia Catedral “San José”. Los acólitos, Alfredo Hugo Pilach, Néstor Edgardo Galeano, Carlos Javier Pretzel y Teófilo Luis Maciel, fueron llamados al servicio religioso en un emotivo acto que congregó a la comunidad católica local.
En su homilía, Mons. Martínez enfatizó la gratitud por la Eucaristía y la vocación al diaconado de los cuatro acólitos. Explicó la naturaleza del sacramento del Orden Sagrado, destacando el servicio y la caridad como fundamentos de la vida cristiana. Citó las Escrituras para ilustrar la vocación desde la debilidad humana y llamó a seguir el ejemplo de Jesús en el servicio desinteresado, especialmente hacia los más necesitados, concluyendo con una oración por los nuevos diáconos permanentes y sus familias.
En una emotiva ceremonia litúrgica realizada en la tarde del sábado, Mons. Juan Rubén Martínez, obispo de la diócesis de Posadas, destacó la importancia de la Eucaristía como acción de gracias, enfatizando la misión evangelizadora de la Iglesia. En sus palabras de apertura, expresó: “En el saludo inicial manifestábamos el especial gozo que tenemos en esta Eucaristía, en esta celebración de esta tarde. La Eucaristía, que es una acción de gracias, nos permite en primer lugar agradecerle a Dios que nos va proveyendo con sus dones, con sus carismas, con su llamado, con sus respuestas para poder evangelizar.”
La ceremonia fue especialmente significativa al celebrar la ordenación diaconal de cuatro hermanos: Alfredo Hugo Pilach, Néstor Edgardo Galeano, Carlos Javier Pretzel y Teófilo Luis Maciel quienes han dedicado mucho tiempo a prepararse para este momento. Mons. Martínez resaltó la importancia de su vocación al diaconado como un don para la Iglesia diocesana, agradeciendo a las familias y a todos los presentes por su apoyo incondicional.
El obispo también explicó la naturaleza del diaconado como parte del sacramento del orden sagrado, destacando su papel en el ministerio y el servicio a la comunidad cristiana. “Este sacramento, al igual que el bautismo y la confirmación, imprime carácter, es decir, se reciben y perduran para siempre en nuestra alma, en nuestro corazón y en nuestra vida”.
Además, Mons. Martínez hizo hincapié en la centralidad del servicio y la caridad en la vida de los diáconos, subrayando que su ministerio se inspira en el ejemplo de Jesucristo quien “no vino a ser servido, sino a servir.” En este contexto, citó las palabras del Papa Francisco sobre la importancia de la caridad en la evangelización, enfatizando que “sin la caridad no podemos anunciar a Jesucristo.”
En cuanto a la liturgia del día, el obispo reflexionó sobre las lecturas bíblicas que enfatizan la vocación cristiana y el papel del servicio desde la debilidad humana, citando las palabras del apóstol Pablo en su segunda carta a los Corintios. “Qué maravilloso es lo que nos ofrece el Señor este fin de semana a través de la palabra de Dios en la liturgia. Es importante comprender la vocación, no solo para estos cuatro hermanos, sino para todos nosotros como cristianos.”
Finalmente, Mons. Martínez concluyó la homilía con un llamado a la comunidad a seguir viviendo desde el ejemplo de Jesús, sirviendo especialmente a los más necesitados. “Hoy pedimos especialmente por ustedes cuatro, también por sus familias, para que puedan vivir desde Jesús, desde lo que nos enseñó desde el Evangelio: servir, desde Él al pueblo de Dios, a todos.”
La ceremonia culminó con una oración por los nuevos diáconos y sus familias, así como por la continua acción del Espíritu Santo en la vida de la Iglesia. (Fuente: Tupá Mbae)