Negro, blanco, relleno, amargo o semi amargo; en todas sus formas el chocolate es uno de los productos favoritos de los argentinos. Se calcula que en promedio por año se consumen 2 kilos per cápita, cifra que no difiere respecto a otros países de la región. Sin embargo, los chocolatier, atados a la inflación y a la importación obligada de los granos de cacao, no la están teniendo tan fácil y aunque sus ventas crecen o se mantienen, puertas adentro peligra la producción por la falta de insumos.
Los empresarios consultados coinciden en que hoy el mercado del chocolate está creciendo, sobre todo porque buscan innovar con nuevas variantes de chocolate para satisfacer la curiosidad de los argentinos abiertos a conocer sabores nuevos. Sin embargo Emilio Secco, CEO de Del Turista, reveló que las aprobaciones del Sistema de Importaciones de la República Argentina (SIRA) ya tienen una demora de 30 días y al sector le están empezando a faltar insumos clave para producir, puntualmente los granos de cacao y sus derivados.
Miles de puestos de trabajo en riesgo
En el marco del Día Internacional del Chocolate, que se celebró el 13 de septiembre, la Cámara de Chocolateros de San Carlos de Bariloche en conjunto con la Federación de Empresas y Entidades de Comercio, Industria, Servicios y Producción de Bariloche y Zona Andina (FEEBA) enviaron una nota al secretario de Comercio de la Nación, Matías Tombolini, solicitando agilizar los mecanismos administrativos necesarios para que puedan importar y no poner el peligro la producción del chocolate, que en definitiva se trata del producto emblema de muchas economías regionales como la de la Patagonia donde solo en Bariloche emplean a alrededor de 5.000 puestos de trabajo.
«Nosotros tenemos materia prima para 45 días más, después no sé. La realidad es que además te limita a exportar porque antes tenés que cuidar el mercado interno. Yo supongo que esto en algún momento tiene que mejorar por eso seguimos haciendo planes a mediano largo plazo. Es más, en 9 meses nos debería llegar una máquina que compramos de Suiza para aumnetar nuestra productividad», dice Secco en exclusiva
Del Turista, que tiene más de 50 años en el mercado chocolatero, produce 200 variedades de chocolates con cacao que importa de Brasil y en suma son alrededor de 600 toneladas por año.
Por su parte, Emiliano Baratz, CEO de La Pinocha confiesa que arrancó el año vendiendo el kilo de chocolate a $12.800 y que ahora, por las fluctuaciones del dólar y la inflación, el precio alcanzó los $25.000. «Nosotros vamos revisando y ajustando los precios cada dos meses, salvo devaluaciones fuertes como la última que nos obligó a hacer un aumento extra porque de un día para el otro nos aumentaron las facturas en un 35%», cuenta el empresario quien no importa el cacao de manera directa sino a través de agentes intermediarios.
Con una producción de más de 60 toneladas de chocolate por año, Baratz afirma que tiene producto asegurado porque La Pinocha implementa un sistema cíclico de stockeo que le permite cubrir los volúmenes a necesidad entre Mar de las Pampas- de donde es originaria la marca- y el resto de los locales del país donde las ventas se concentran más en invierno.
A Rodrigo Bauni, el fundador de Purocacao, le llegan pedidos de todos lados del planeta, sin embargo por ahora decidió concentrarse solo en el mercado local y no exportar hasta en tanto no se resuelva las trabas a la importación del cacao. «Sin insumos va a ser muy difícil producir. Si no se resuelve este tema en el corto plazo, la realidad es que todo el rubro va a estar muy complicado», opina el chocolatier que produce unas 6 toneladas de chocolates en sus diferentes variantes.
El chocolate nuestro de cada día
Con viento en contra, coinciden los chocolatiers, el chocolate es una categoría que no deja de crecer y está en constante evolución impulsada por la innovación de sus recetas y el paladar de los consumidores. En Argentina se venden alrededor de 45.000 toneladas al año, pero ¿cómo los prefieren los argentinos?:
«Si bien hay propuestas tradicionales que están siempre vigentes como los bombones rellenos de dulce de leche o con frutos secos, notamos que los consumidores están buscando combinaciones que sorprendan, más innovadoras y que abran aún más el juego como los bombones rellenos con vinos o destilados, por ejemplo», dice Bauni desde su atelier el barrio porteño de Coghlan.
Por su parte, Secco Del Turista destaca que si bien el chocolate con leche sigue en el podio de los más elegidos, las opciones con sal marina o con mayor porcentajes de cacao (hay hasta el 90%) son tendencia entre los argentinos, incluso entre los brasileños donde exporta el 5% de su producción. A pesar de las dificultades coyunturales, la empresa familiar terminará el año con un aumento del 15% de las ventas respecto al 2022 y haciendo crecer su cadena de más de 30 franquicias tanto en el país, como en Chile y el resto de la región donde esperan poder desembarcar en el mediano plazo.
En el caso de La Pinocha, dice Baratz, el chocolate más pedido es el Mil hojas de dulce de leche, pero de cerca le siguen opciones «más gourmet» con picante o pistacho y los aptos para diabéticos.
«Este año dimos un salto cuantitativo realmente importante. Si bien el enfriamiento del consumo se hizo notar este último tiempo, La pinocha creció fuertemente e incluso en cantidad de franquicias, solo en lo que va del año abrimos 11. Pero además, tenemos una fábirca Málaga para abastecer a las franquicias que ya funcionan en Alicante, Málaga, Fuengirolairola y a fin de mes a la franquicia que abriremos en Marbella», concluye el empresario chocolatero.
(Fuente: Iprofessional)