En pleno marco del Día Mundial de la Hipertensión Arterial, que se conmemora el 17 de mayo, los expertos de la Sociedad Argentina de Cardiología expresaron su preocupación por el aumento de la prevalencia de la hipertensión arterial en los últimos 10 años y, en consecuencia, el incremento de mortalidad y del desarrollo de patologías asociadas.
La hipertensión arterial se considera el principal factor de riesgo para desarrollar enfermedades cardiovasculares y su prevalencia en Argentina en individuos mayores de 18 años es de un 36,3%, o sea prácticamente 4 de cada 10 personas de ese grupo etario son hipertensas. De acuerdo con las proyecciones del último censo del año 2022 y la Cuarta Encuesta Nacional de Factores de Riesgo, existen cerca de 12 millones de hipertensos en el país, de los cuales, dos tercios son menores de 65 años. El relevamiento también muestra que la enfermedad tiene un mayor impacto en los estratos sociales más humildes.
Llamativamente, representa una de las enfermedades más sencillas de diagnosticar, ya que puede ser detectada por el propio individuo en su domicilio, realizando controles con un tensiómetro validado, si sus promedios de mediciones se encuentran iguales o superiores a 135/85mmHg, debe consultar al especialista para confirmar esta enfermedad.
Siempre se deberá comenzar introduciendo cambios en los hábitos alimentarios y de estilo de vida y, de ser necesario, dependiendo de cada caso, ir incorporando las medicaciones antihipertensivas. Sin embargo, el subdiagnóstico y la cantidad de pacientes que no tiene su enfermedad bajo control siguen siendo altísimos.
El origen de la hipertensión arterial se atribuye a múltiples factores, entre los se destacan los no modificables, como la herencia (padres o hermanos hipertensos) y la edad (aumenta con el paso de los años), y aquellos que sí pueden modificarse, como por ejemplo, el sobrepeso y la obesidad, el consumo excesivo de sal y/o alcohol, el tabaquismo, el sedentarismo y el uso prolongado de algunos medicamentos, como los corticoides, descongestivos nasales y analgésicos.
Su presencia es el factor de riesgo más importante en la incidencia de enfermedad coronaria, infarto agudo de miocardio, insuficiencia cardíaca, accidente cerebrovascular e insuficiencia renal, siendo el factor de riesgo de mayor impacto directo, responsable de 1 de cada 3 eventos.
Lo más alarmante de esta condición es que 4 de cada 10 hipertensos desconoce su condición y solo 2 de cada 10 hipertensos están adecuadamente controlados y tratados.
Para entender la magnitud del problema basta con decir que si en la Argentina pudiéramos lograr que tuvieran bajo control su enfermedad, en lugar de un 20%, un 50% de los hipertensos —objetivo poco ambicioso por cierto— podrían prevenirse en 10 años nada menos que 65.611 muertes (47.968 por enfermedad coronaria y 17.643 por ACV) de acuerdo con proyecciones de la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
Lograr un descenso de 10 mmHg de presión arterial sistólica (máxima) y 5 mmHg de presión arterial diastólica (mínima) genera una disminución del 20% de la posibilidad de desarrollar enfermedad coronaria, 40% de insuficiencia cardíaca y 35% de ACV, lo que equivale a decir que podemos reducir la morbimortalidad de 2.500.000 personas en 10 años.
El problema no solo radica en la elevada mortalidad. En nuestro país, el indicador de los años perdidos por discapacidad (una forma de medir la carga de una enfermedad determinada en la población) ha aumentado en los últimos 18 años de 240 a 268 cada 100.000 habitantes.
(Fuente: Infobae)
*El doctor Víctor Mauro es médico cardiólogo (MN 66.901), Presidente de la Sociedad Argentina de Cardiología.
*La doctora Analía Aquieri, es médica cardióloga (MN 114.729)