Entre las múltiples acciones del Servicio de Extensión Yerbatero del INYM, recuperar el suelo sigue siendo la prioridad, además del manejo de plantas y del ambiente.
“Hay tres ejes fundamentales para este año: el manejo de las plantas, del ambiente y del suelo. Este último es quizás el más trascendente, ya que en las chacras donde trabajamos iniciamos un proceso de recuperación que llevará tiempo en lograr resultados, que apunta a contar con suelos que proporcionen nutrientes, agua y minerales en forma permanente para la yerba mate”, resumió el ingeniero Matías Bazila, jefe del Servicio de Extensión Yerbatero del INYM, al ilustrar las recientes jornadas de evaluación y proyección del equipo técnico.
El Servicio de Extensión, creado en noviembre de 2020, brinda, a través de 13 profesionales, asistencia integral al productor, atendiendo suelo, planta, agua, plagas y enfermedades, entre otros temas. Este año, las acciones tendrán un destacado componente ambiental.
Bazila hizo notar que la recuperación y conservación del suelo “es algo complejo, porque es preciso atender la fertilidad química, física y biológica, donde todo se complementa para tener una buena producción”. Por ejemplo, remarcó, “en un suelo compactado, el desarrollo de las raíces va a estar impedido y la planta va a usar mucho más energía para extraer los nutrientes que necesita; de la misma manera, se impide la infiltración de agua y el intercambio gaseoso”.
Para ello es “necesario tener cubierto el suelo todo el año, con cubierta espontánea o con implantadas”, recordó Bazila.
A la par, el equipo técnico del INYM fomenta la sistematización de suelos y caminos. En esa línea, se destaca la construcción de camellones, pozos de decantación, curvas a nivel; y el empastado de caminos y cunetas “haciendo que el agua de lluvia ingrese al suelo, transformándose en agua útil, necesaria para la producción, y que los caminos se mantengan en buenas condiciones por mucho tiempo”, explicó.
“Son todas actividades que venimos desarrollando y queremos profundizar y extender porque el proceso de recuperación del suelo, que apunta a que proporcionen nutrientes, agua y minerales en forma permanente para la yerba mate, es algo que lleva su tiempo en dar resultados”, subrayó.
Al repasar las actividades realizadas en el 2022 por el equipo técnico, Bazila indicó que se destacan la sistematización de suelos (118,7 hectáreas) y caminos (6.500 metros lineales) en distintas chacras para evitar la erosión y retener el agua de lluvia; relevamiento de cosecha, plantaciones y daños por inclemencias climáticas y / o plagas; incorporación de árboles nativos (2.000 en protección de vertientes, 14.021 plantas como cortinas) a los yerbales; asistencia para la gestión de programas de apoyo que instrumenta el INYM (356); capacitaciones (170) y charlas con estudiantes y productores.
“Tenemos que poner la mirada y el esfuerzo en trabajos que nos garanticen la sustentabilidad de nuestros yerbales”, enfatizó por su parte Nelson Dalcolmo, director por la Producción en el INYM. Por eso, agregó, “vamos a avanzar tanto en la capacitación del equipo técnico como en el trabajo concreto en el territorio con los productores”.
Las prácticas amigables con el ambiente “no sólo nos garantizan un yerbal sustentable sino que también son necesarios para mitigar efectos de eventos climáticos como los que tuvimos hace poco, como la sequía”, señaló por su parte Claudio Marcelo Hacklander, también director por la Producción.