En la era digital y con la constante evolución tecnológica, la educación se enfrenta a desafíos sin precedentes. El vicedirector, Walter Altamirano, y la Licenciada en educación, María Laura Pezuk, de la Escuela Normal Número 10 «San Antonio» de Posadas, en su compromiso con la formación integral de sus estudiantes, abordaron y discutieron en Cadena de Noticias sobre a qué tipo el rumbo educativo nos dirigimos. Ambos compartieron sus visiones sobre cómo la educación secundaria puede adaptarse y transformarse en un entorno donde convergen la tradición académica con las demandas contemporáneas.
Altamirano, con años de experiencia en la gestión educativa, reflexionó sobre el impacto de la tecnología en la educación actual: «La tecnología es una herramienta poderosa, pero no sustituye la esencia educativa. Debemos encontrar un equilibrio entre lo digital y lo presencial para ofrecer una educación integral y significativa«.
Pezuk, por su parte, enfatiza la importancia de la interacción humana en el proceso educativo: «Los adolescentes necesitan no solo conocimientos teóricos, sino también experiencias prácticas que les permitan aplicar lo aprendido y desarrollar habilidades críticas. El rol del docente sigue siendo fundamental para guiar este proceso».
Ambos educadores coinciden en que la escuela debe ser un espacio inclusivo y flexible, capaz de adaptarse a las necesidades individuales de los estudiantes. «Es crucial ofrecer opciones educativas variadas«, señala Altamirano. «Desde programas técnicos hasta humanísticos, cada estudiante debe encontrar su camino según sus intereses y capacidades».
El avance hacia una educación más atractiva para los jóvenes implica, según Pezuk, repensar los métodos tradicionales de enseñanza: «Los talleres, proyectos colaborativos y el uso de la tecnología deben integrarse de manera coherente en el currículo. Es clave que los estudiantes vean la relevancia y aplicación práctica de lo que aprenden en el aula«.
Sin embargo, ambos educadores son conscientes de los retos que enfrentan, especialmente en un contexto donde la tecnología puede ser tanto aliada como distracción. «Es un equilibrio delicado», admite Altamirano. «La tecnología abre puertas, pero también plantea desafíos en términos de atención y concentración».
Pezuk agrega: «La formación en competencias digitales es esencial, pero también lo es cultivar habilidades como el pensamiento crítico, la empatía y la resolución de problemas. Estas habilidades son fundamentales para preparar a los estudiantes no solo para el ámbito académico, sino también para la vida».
Ambos educadores enfatizan la importancia del trabajo colaborativo entre la escuela, la familia y la comunidad para apoyar el desarrollo integral de los estudiantes. «La educación no es responsabilidad exclusiva de la escuela», destaca Pezuk. «Es un esfuerzo conjunto que requiere el compromiso y la participación activa de todos los actores involucrados».
En cuanto al futuro de la educación secundaria, Altamirano vislumbró un panorama donde la innovación y la adaptabilidad son clave: «Debemos estar abiertos al cambio y dispuestos a experimentar con nuevos enfoques pedagógicos. La educación debe ser dinámica y receptiva a las necesidades cambiantes de los estudiantes y la sociedad en general«.
Para concluir, Pezuk invita a reflexionar sobre el propósito último de la educación: «Más allá de las herramientas tecnológicas y los métodos de enseñanza, nuestro objetivo es formar ciudadanos íntegros, críticos y comprometidos con su comunidad. Esa es la esencia de una educación verdaderamente transformadora».