En un año que batió récords de infecciones por dengue, con casi 12 millones de casos solo en el continente americano hasta el mes de octubre y 763.421 en lo que va del 2024 en la Argentina, los científicos de las universidades de Stanford y Harvard identificaron un factor cada vez más influyente: el cambio climático. Según un estudio reciente, presentado en la Reunión Anual de la Sociedad Estadounidense de Medicina Tropical e Higiene (ASTMH), pero aún no publicado, las temperaturas más altas representan el 19% de la carga actual de la afección en el mundo, una cifra que podría aumentar hasta un 200% en ciertas regiones para el 2050.
A medida que el calentamiento global transforma el planeta, también redefine el alcance y la intensidad de enfermedades transmitidas por vectores como el dengue, ya que crea condiciones óptimas para su propagación en zonas previamente no afectadas. Frente a este escenario, una ciudad brasileña, Niterói, se destacó como una rara excepción en medio del brote más severo de la infección en Brasil en el 2024.
La implementación estratégica de mosquitos portadores de la bacteria Wolbachia, que interfiere en la transmisión del virus, logró reducir significativamente los casos, según un segundo estudio que se expuso en la reunión de ASTMH. Este método innovador se perfila como una herramienta clave en la lucha contra una afección que se intensifica con las temperaturas que continúan en aumento.
Cómo afecta el cambio climático en la propagación del dengue
El aumento global de las temperaturas amplió las zonas geográficas donde los mosquitos Aedes aegypti, principales transmisores del dengue, pueden sobrevivir y reproducirse. Los climas cálidos no solo favorecen la expansión de estos insectos, sino que también intensifican su capacidad para transmitir el virus.
A medida que las temperaturas superan los 20 °C y se mantienen dentro del rango óptimo de 28-29 °C, los mosquitos infectados producen una mayor cantidad de partículas virales, lo que incrementa la probabilidad de transmisión. Esta dinámica llevó a un aumento significativo de los casos en países ya endémicos como Brasil, México y Perú, y también permitió la aparición de infecciones autóctonas en áreas previamente consideradas libres de dengue, como California y Florida en los Estados Unidos.
El estudio también advierte que los efectos del cambio climático seguirán intensificándose incluso con reducciones significativas de emisiones de carbono, y afectará principalmente a regiones que apenas están dentro de las temperaturas requeridas para la transmisión.
Cuál es la relación entre temperatura y transmisión
Los científicos analizaron datos sobre la incidencia del dengue y las variaciones climáticas en 21 países de Asia y América. La investigación se centró en evaluar si existía una relación directa entre el aumento de las temperaturas y las tasas de infección, al considerar, además, factores adicionales como patrones de lluvia, densidad poblacional y crisis económicas.
Los resultados fueron claros: las temperaturas más altas dentro del rango ideal no solo aumentan la población de mosquitos, sino que también aceleran su ciclo de vida y elevan la cantidad de virus que pueden transmitir. Regiones de México, Bolivia y el norte de Brasil, que históricamente estaban en el umbral inferior de la temperatura óptima, ahora enfrentan un riesgo creciente.
“Esto demuestra que el cambio climático ya se ha convertido en una amenaza importante para la salud humana y, en el caso del dengue en particular, nuestros datos sugieren que el impacto podría ser mucho peor”, subrayó la doctora Erin Mordecai, ecóloga de enfermedades infecciosas del Instituto Woods para el Medio Ambiente de Stanford y autora principal del estudio.
Por otro lado, el estudio mostró que las áreas que ya están en el extremo superior del rango térmico, como el sur de Vietnam, podrían experimentar pocos impactos adicionales o incluso disminuciones menores en las infecciones, ya que los mosquitos alcanzan su límite. Sin embargo, los investigadores subrayaron que 257 millones de personas viven actualmente en zonas donde la incidencia del dengue podría duplicarse en los próximos 25 años debido al cambio climático.
Esta conexión entre temperatura y transmisión no solo pone en evidencia el papel del calentamiento global en la salud, sino que también destaca la importancia de medidas de mitigación que combinen la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero con estrategias específicas para controlar la propagación.
Solución con mosquitos portadores de la bacteria Wolbachia
El liberar mosquitos infectados con Wolbachia, una bacteria natural que impide la transmisión del dengue y otros virus como el zika y el chikungunya, demostró ser un avance revolucionario en la lucha contra la enfermedad, según otro estudio publicado en la reunión de ASTMH. Este enfoque preventivo no elimina a los insectos, sino que los convierte en aliados en la reducción de la carga viral.
En Niterói, Brasil, donde se completó la liberación de Wolbachia en 2023, los casos disminuyeron drásticamente, incluso en medio del brote más severo registrado en el país. A lo largo de cinco años, la incidencia promedio en la ciudad pasó de 913 a 84 casos por cada 100.000 habitantes.
“Ya habíamos visto que las infecciones se habían estancado prácticamente en Niterói después de la implementación de Wolbachia y, si bien hubo un pequeño aumento en 2024, la cantidad de casos seguía siendo un 90% menor que antes de la implementación, y nada parecido a lo que estaba sucediendo en el resto de Brasil”, afirmó Katie Anders, PhD, directora de evaluación de impacto en el World Mosquito Program, que lideró el esfuerzo global para combatir el dengue con mosquitos infectados con la bacteria.
Además de Brasil, otros países como Indonesia y Colombia implementaron la estrategia con resultados prometedores. En estas áreas, los ensayos confirmaron que la bacteria es segura para el medio ambiente y la salud humana, además de ser una herramienta eficaz para mitigar la intensidad de los brotes.
El éxito del programa en Niterói impulsó un esfuerzo nacional en Brasil para ampliar el uso de Wolbachia como una medida de control estándar, en lugar de experimental. El Ministerio de Salud de Brasil y el World Mosquito Program están construyendo en conjunto una instalación dedicada a la producción masiva de mosquitos infectados con la bacteria que permitirá liberaciones en varias ciudades simultáneamente, con el objetivo de proteger a millones de personas.
A pesar de su potencial, la estrategia enfrenta retos logísticos y económicos. La implementación requiere la liberación inicial de una gran cantidad de insectos que contengan al patógeno en su sistema, lo que demanda una infraestructura avanzada y un compromiso financiero significativo. Además, el impacto de Wolbachia no es inmediato: se necesita al menos dos años para que la bacteria se extienda lo suficiente en la población local de zancudos y alcance su máxima efectividad.
Sin embargo, su efecto es duradero, según los resultados de estudios realizados en Australia, donde Wolbachia se introdujo en 2011 y sigue presente en 90% de los mosquitos locales más de una década después de las liberaciones iniciales. Este efecto de largo plazo hace que sea una solución sostenible para países afectados por el dengue.
A pesar de los avances en el control de la afección, no existen medicamentos específicos para tratarlo, y las vacunas disponibles enfrentan desafíos que limitan su adopción generalizada. Esto refuerza la necesidad de medidas preventivas como Wolbachia y estrategias globales para mitigar el impacto del cambio climático en la salud pública.
Áreas en riesgo y más datos del estudio
Aunque el análisis sobre el impacto del calentamiento global en el dengue proporciona evidencia sólida, los investigadores advierten que el estudio podría subestimar la magnitud real del problema. Esto se debe a la falta de datos consistentes en áreas endémicas como el África subsahariana y el sur de Asia, donde los casos no se registran de manera uniforme, pero donde las condiciones climáticas y demográficas indican un alto potencial para futuros brotes.
Asimismo, los investigadores no pudieron proyectar con precisión los impactos en regiones donde el dengue apenas comienza a surgir, como el sur de los Estados Unidos. “Pero a medida que más y más territorio de los Estados Unidos se acerque a ese rango de temperatura óptimo para el dengue, es probable que aumente la cantidad de infecciones adquiridas localmente, aunque es demasiado pronto para decir cómo afectará eso a la carga global”, indicó Mordecai.
(Fuente: Infobae)