El informe de actividad del mercado inmobiliario argentino correspondiente a septiembre de 2024 reveló un panorama marcado por la desregulación, con implicaciones significativas para inquilinos y propietarios. Rubén Fernández Sosa, asesor inmobiliario, destacó en Cadena de Noticias que esta situación transformó la dinámica de los contratos de alquiler y los índices de ajuste. “Los contratos anteriores a dos años estaban con el IPC o con casa propia”, explicó Fernández, señalando la necesidad de adaptarse a la nueva legislación que permitió mayor flexibilidad en los acuerdos.
En cuanto al cumplimiento de pagos, los datos indicaron una notable estabilidad en el sector. El informe reveló que el 97,11% de los inquilinos del mercado residencial realizó el pago total del alquiler, mientras que en el sector comercial la cifra alcanzó el 97,92%. “No me baso en la cantidad de pago para saber si funciona la desregulación, sino en la cantidad de contratos que se estan realizando”, sostuvo Fernández. Esto sugirió que, a pesar de la incertidumbre, el mercado encontró un camino para adaptarse a las nuevas condiciones.
La duración de los contratos también fue un aspecto afectado por la desregulación. En el sector residencial, el 74,37% de los contratos se estableció por un periodo de 24 meses, mientras que en el ámbito comercial esta cifra ascendió al 65,33%. Fernández aclaró que “los nuevos contratos vinieron después de muchas prórrogas por las modificaciones de la ley de alquiler”, lo que indicó que los propietarios e inquilinos buscaron asegurar condiciones más favorables y estables en sus acuerdos.
Respecto a los índices de ajuste de los alquileres, el informe destacó que el 54,69% de los alquileres residenciales utilizó el Índice de Contratos de Locación (ICL), mientras que el 56,66% de los comerciales se ajustó mediante el Índice de Precios al Consumidor (IPC). Fernández explicó que “IPC o ICL son índices equitativos para ambas partes, tanto para el inquilino como para el propietario”, lo que sugirió que la desregulación podría haber favorecido una relación más equilibrada entre los involucrados en el contrato.
Un tema crucial en la conversación sobre desregulación fue el tipo de contrato que se firmó tras la finalización de un periodo de alquiler. El 89,16% de los contratos se renovó como un nuevo contrato, mientras que el 8,98% optó por una nueva prórroga. Fernández enfatizó que “hubo que adecuarse a la nueva ley”, lo que generó confusiones, pero también oportunidades para renegociar términos que beneficiaran a ambas partes.
El blanqueo de capitales en el sector inmobiliario cobró relevancia, especialmente con la reciente prórroga que permitió inversiones de hasta 100.000 dólares sin multas. “Este blanqueo fue mejor que el de Macri hasta la fecha”, señaló Fernández. Sin embargo, mencionó que “hay limitaciones para funcionarios públicos y sus familiares, quienes quedaron fuera del blanqueo por 10 años tras finalizar su función”, lo que restringió el acceso a algunas inversiones.
Finalmente, la perspectiva de futuro en el mercado inmobiliario argentino depende de cómo los actores se adaptaron a la desregulación. Fernández concluyó: “Era importante que los contratos se firmarán con seguridad y formalidad, idealmente ante escribano y sellados en rentas”. Este enfoque podría haber brindado mayor confianza a inquilinos y propietarios en un contexto de constante cambio, y determinó en gran medida la efectividad de la desregulación en el sector.