Las próximas semanas se intensificará seguramente el predominio que ahora tiene todo lo vinculado al balotaje que se avecina, más aún con los nuevos componentes que le ha aportado la implosión de las fuerzas opositoras y la cada vez más evidente reconfiguración del mapa político de la Argentina.
En los 40 años de la institucionalidad recuperada, la opción nunca fue democracia o antidemocracia; derechos o anti derechos; convivencia social o caos. Y sin embargo, éstas parecen ser hoy las opciones. Más aún, hay un candidato que se muestra cada vez más como una persona que no parece poseer las condiciones necesarias para ejercer la primera magistratura del país. Cuestión que es más que preocupante habida cuenta de la crisis de la que empieza a salir el país y la necesidad de una administración serena, prudente, gestionadora de la cosa pública.
El dólar psicológico comenzó a ceder mediante la conjunción de dos cuestiones: el inédito combate judicial a la manipulación de la moneda extranjera operada en la ilegalidad, desde tiempos remotos, y la definición electoral de las presidenciales de primera vuelta. Con la posibilidad de comprar alimentos y productos de aseo personal sin IVA, se dispararon las compras y se movilizó la actividad económica que se había pretendido paralizar, agitando el fantasma del un dólar imparable y la hiperinflación alentada, una y otra vez, desde extravagantes discursos mediáticos.
Pero claro que Argentina tiene demasiadas crisis encima y existe una gran cantidad de personas que “opera” por las dudas: comerciantes que achican plazos en las financiaciones, las acotan, luego de subir debidamente los precios. Profesionales que suben sus honorarios de la noche a la mañana, sin ningún tipo de aviso y sin que se sepa en base a qué se rigen, porque para ellos no hay “paritarias”. Trabajadores que acuerdan aumentos a través de los gremios con las patronales, a sabiendas que, así como están todos los precios, difícilmente se pongan en vigencia, al menos en un ciento por ciento.
Faltan apenas tres semanas para la segunda vuelta de la elección presidencial y por momentos la certidumbre parece volátil, ya que, aunque se avance en esa dirección desde la esfera de las decisiones oficiales, aparecen imponderables que podrían volver a complicarlo todo, aunque más no fuera en las formalidades previstas por la legislación vigente.
Es cierto, igualmente, que en la última semana se han sumado pronunciamientos a favor de la candidatura de Sergio Massa, de Unión por la Patria, en mucha mayor medida que los que logró cosechar Javier Milei de La Libertad Avanza, dado que el aval dado desde Juntos por el Cambio fue repulsivo. Hizo que implosionara esta coalición opositora y también que se desgranara a nivel de legisladores los adherentes del espacio del mismo candidato.
El respaldo de los gobernadores en ejercicio y electos, entre los que se contó el de Misiones Oscar Herrera Ahuad, fue la más clara evidencia de la necesidad de encarar con políticas claras en un futuro inmediato, la superación de la crisis, apuntando al desarrollo y la convivencia social.
Los senderos por los que viene transitando la Provincia, que nuevamente fueron ratificados en la primera vuelta del 22 de octubre, al lograr la mayoría de los legisladores que la representarán en el Congreso de la Nación.
Senderos que se transitan en la gestión y que se ponen en evidencia cada vez que deben afrontarse condiciones adversas de la más diversa índole. Inclusive las climáticas como las que se vienen observando en las últimas semanas.
Definiciones, apoyos, se suceden camino a la segunda vuelta (Editorial)https://t.co/6Ea8CdDH4F pic.twitter.com/miUZeOqEtn
— Jorge Kurrle (@jorgekurrle) October 29, 2023