La sede edilicia de la Escuela Especial Nº 4, ubicada en la intersección de las calles 25 de Mayo y Tucumán, de la ciudad de Posadas, está lista para abrir sus puertas desde el inicio del ciclo lectivo 2023.
Es que el Instituto Provincial de Desarrollo Habitacional (IPRODHA) terminó la totalidad de las obras de ampliación y refacción del edificio escolar y entregó las llaves al Ministerio de Educación Ciencia y Tecnología de Misiones para que la comunidad educativa pueda realizar la mudanza en periodo vacacional, a pedido de los mismos directivos y docentes de la institución.
Con un monto de inversión de $194.823.267, proporcionado por el Gobierno Provincial, la nueva estructura presenta dos plantas: la baja se distribuye en un hall de ingreso, Salón de Usos Múltiples (SUM), fotocopiadora y dirección. Salas de administración, estimulación temprana, atención personalizada, estimulación y kinesiología, de profesores, y dos de gabinete; por otra parte, exhibe una biblioteca, cuatro aulas, sanitarios adaptados, patio interno, ascensor, rampas y elementos de seguridad.
En cuanto a la planta alta, exhibe tres aulas, un taller de cocina, otro de carpintería, una sala de gabinete, un depósito, y cuenta también con baños especialmente acondicionados.
Ahora, la escuela cumple con las medidas reglamentarias para el uso y circulación de personas en silla de ruedas, en todos sus espacios, con la previsión de ascensores y rampas.
Hasta el cierre del ciclo lectivo 2022, la Especial Nª 4, funcionaba en tres edificios diferentes, y todas las actividades se hacían separadas. La Fraternidad les cedió un espacio, donde estaban con los niños de 1ero a 4to grado. El Centro Especial N°2, otro espacio donde contenían a los alumnos de abordajes complejos (multiimpedidos) y de atención a la primera infancia (antes se denominaba Estimulación Temprana y Psicopedagogía Inicial con niños con discapacidad de 45 días a 5 años), y los más grandes, de 10 años a 14 años, eran atendidos en el edificio del Bapayce o en el turno mañana donde está el Instituto Posadas.
Al referirse al impacto de la obra para la comunidad educativa, la directora magíster Amanda Leonor Alsina y la profesora Fabiana Itatí Silva, compartieron un escrito, donde versa el ánimo en la Especial Nº 4:
“Las escuelas especiales construidas en las décadas de los 70, 80, 90 tenían una impronta desde la arquitectura y el diseño, impregnadas del modelo médico rehabilitador, modelo que sostenía que los estímulos visuales, sonoros y cromáticos, sacaban al estudiante la posibilidad de concentración, de fijación, de atención, por lo tanto nos encontrábamos edificios monocromáticos, con escasa luz natural.
A su vez se creía que los estudiantes tenían que tener poco contacto con la comunidad, por eso las ventanas que daban a la calle, eran más bien puestas a una altura considerable que impedía mirar al exterior, es decir poco o escaso contacto o intercambio con lo externo, con lo natural, con la naturaleza, como si el conocimiento o el aprendizaje pudiera darse sólo a puertas cerradas. Si lo pensamos desde la óptica del paradigma médico, los niños y niñas, quedaban atrapados en sus diagnósticos con poca o escasa posibilidad de atravesar la infancia con juegos y experiencias propias de la niñez.
Podemos pensar en una escuela especial fuera del casco urbano, propio de los “cotolengos”, los hogares de niños y niñas huérfanas, o de acogida. Que respondían a este mismo paradigma. ¿Quizás para ocultar aquello que es distinto o diferente, que interpela y espeja, mi propia diferencia?
El día viernes 16 de Diciembre, nos entregaron el edificio remodelado de nuestra querida “Escuela Especial N° 4”, la primera Escuela Especial de la provincia de Misiones, que nació hace 66 años, como “Escuela Domiciliaria N°1”. Corría el año 1956, año en que Latinoamérica se vio envuelta en una gran epidemia de poliomielitis, que dejó a gran cantidad de niños y niñas con limitaciones motrices severas, Argentina no fue la excepción, de ahí surge la necesidad de que se cree una escuela con docentes que recorrieran los domicilios de estos estudiantes, así nace nuestra institución.
Al inaugurarse el edificio propio en 1983 se realiza bajo el paradigma antes mencionado, por eso grande fue nuestra emoción, cuando al abrir las puertas del nuevo edificio nos encontramos con una impronta totalmente diferente, una escuela de ventanas y puertas abiertas, con la luz y el aire que impulsan estos tiempos.
Tiempos de inclusión, tiempos de re significación, de apertura y de mirada, que contiene, cuida y sostiene y por sobre todas las cosas que respeta la diversidad y recupera el jugar como función principal de la infancia.
Un edificio que permite el diálogo con la comunidad y el contexto, que lo que hace es poner en tensión lo instituido para instituir lo debatido, aceptado y construido en comunidad; porque somos en contexto, en contacto con otros. Es allí donde se produce la praxis y se pueden validar las prácticas.
Celebramos este nuevo edificio, que rompe con esa arquitectura pensaba y concebida en un paradigma de otros tiempos y damos la bienvenida a este tiempo nuevo para nuestra comunidad educativa, sin dejar de estar orgullosos de nuestra historia, del tiempo recorrido para llegar hasta aquí, abogando siempre por infancias más libres y sin etiquetas.
Como educadores somos conscientes de que la práctica es formadora de subjetividad en nuestros estudiantes y hoy podemos decir que también lo hace una arquitectura pensada, proyectada y planificada para los bebés, niños, niñas y adolescentes que asisten a nuestra escuela.
Cabe mencionar que todo sueño que se sueña entre muchos se hace realidad y esta comunidad compuesta por docentes, estudiantes y sus familias no dudaron en poner siempre su granito de arena para que este s ueño compartido sea hoy una realidad», concluyeron las educadoras.