El acoso escolar o bullying es la conducta de persecución física y/o psicológica que un estudiante ejerce sobre otro de forma negativa, continua e intencionada, según define UNICEF, el organismo de Naciones Unidas dedicado a los derechos de las infancias. A esta idea hay que agregarle un sesgo propio de esta época: la velocidad y la inmediatez en la que no solo se producen los hechos, sino que también se ven amplificados por las redes sociales.
En diálogo con Infobae, el director del Observatorio de la Convivencia Escolar de la Universidad Católica de Cuyo, Alejandro Castro Santander, marcó diferencias sobre las formas en las que se manifiesta hoy el acoso a los niños: “El bullying tradicional ocurre en entornos físicos específicos y generalmente se limita al horario escolar. En cambio, el ciberbullying no tiene barreras de tiempo ni de espacio. A través de redes sociales, mensajes y plataformas en línea, las agresiones pueden suceder en cualquier momento y lugar, lo que amplifica su impacto”.
Claramente, el acoso escolar no está encerrado en las paredes del aula o los patios de las escuelas, trasciende el ámbito estrictamente escolar y se ramifica en la vida social de los chicos, sus familias y sus entornos. Esa amplificación hoy más que nunca se plasma en el ciberbullying o ciberacoso, con las redes sociales como un espacio virtual propicio para el anonimato, las burlas, la sobreexposición y el hostigamiento.
Las niñas y niños víctimas del bullying lo padecen en sus múltiples dimensiones sistemáticas: a través de golpes, insultos, exclusión social, acoso sexual, e incluso prácticas como la extorsión, robos y estafas, difamación y propagación de información falsa. Y a esto se suma su forma virtual: el ciberbullying, descrito por UNICEF como una variante del acoso que ocurre en entornos digitales, donde el agresor se siente amparado por el anonimato y sus efectos pueden ser más difíciles de medir y abordar.
En el marco del Día Internacional contra la Violencia y el Acoso en la Escuela que se celebra hoy, Infobae consultó a fondo sobre estos temas a Castro Santander, en su calidad de experto en educación en relación con el acoso escolar en América Latina.
Castro Santander es un pionero en conceptualizar el acoso escolar como una problemática que toca distintas aristas del entramado social, y desde esa perspectiva es uno de los fundadores de la Alianza Anti Bullying Argentina (AAB).
En la era digital, además, la permanencia de los contenidos en línea y el anonimato en Internet agravan la situación, ya que los agresores actúan con menos inhibiciones. Así, las microviolencias en redes sociales, como comentarios sarcásticos o la exclusión de grupos, dar “like” a comentarios burlones, también afectan el bienestar emocional de los estudiantes.
“Para abordar este tipo de violencias indirectas se necesita de la educación digital y la educación de emociones y sentimientos. Esto puede incluir talleres sobre empatía, y uso y entornos digitales. Es necesario que las escuelas se involucren en la prevención y concientización sobre el ciberbullying a través de campañas de sensibilización y supervisión responsable del uso de dispositivos en la escuela. Al mismo tiempo, los padres deben comprometerse a supervisar el uso de internet, ser ejemplo y promover la comunicación abierta para detectar signos de acoso”, reflexionó el experto.
El bullying también afecta el desempeño escolar
Castro Santander, al analizar en profundidad la información que brindan los últimos estudios nacionales e internacionales, aseguró que en Argentina se vislumbran datos preocupantes sobre el bullying y el clima escolar: “Según el análisis de las Pruebas PISA 2018, realizado por el Observatorio de Argentinos por la Educación y el Observatorio de la Convivencia Escolar de la Universidad Católica de Cuyo (UCCuyo), los estudiantes que experimentan algún tipo de acoso presentan peores resultados académicos”.
“La brecha de aprendizaje en Matemáticas entre estudiantes con mayor y menor exposición al acoso físico alcanza los 41 puntos, equivalente a un año escolar, según la OCDE, responsables de las Pruebas PISA a nivel internacional”, agregó el especialista.
Otro hallazgo notable es que aquellos alumnos con menor sentido de pertenencia escolar tienen resultados 67 puntos más bajos en la prueba PISA que quienes se sienten más integrados, lo que equivale a 1,7 años de escolares.
En esa misma línea, otro análisis de dos Observatorios a partir de las Pruebas Aprender 2019, reveló que en el ámbito escolar:
- El 75% de los estudiantes percibe que existe discriminación por el aspecto físico
- El 68% percibe discriminación por razones de religión, nacionalidad, género o discapacidad
- El 54,5% dijo haber recibido amenazas y agresiones en el ámbito escolar
El bullying y ciberacoso son problemas de niños y adultos
Muchas veces uno de los principales obstáculos para luchar contra el bullying y ciberbullying es que los adultos, dentro y fuera de los espacios educativos, minimizan la problemática: “Mientras los estudiantes denuncian altos niveles de discriminación y violencia, los directivos responden en un 80,2% que los problemas de convivencia son ´problemas menores´ o ´no son un problema´ para el proceso educativo. Así, estos directivos seguramente no incluirán (o lo harán a destiempo) programas o estrategias para gestionar el clima de convivencia y prevenir las violencias”, advirtió Castro Santander.
En Argentina y el resto de América Latina, las autoridades educativas y docentes enfrentan desafíos complejos y, con frecuencia, se priorizan las situaciones urgentes sobre aquellas de prevención. Para Castro Santander, esta dinámica lleva a que las políticas de gestión de la convivencia no siempre estén integradas en los programas escolares, y las intervenciones se realicen solo después de que surgen problemas.
Por otro lado, el ciberacoso es un fenómeno que, por lo general ocurre fuera de la escuela, y en estos casos “muchas veces se tienden a responsabilizar a los padres y por lo general la escuela deslinda responsabilidades, algo que es cierto en parte, ya que, por ejemplo, la violencia a través de las redes sociales es una violencia indirecta que casi siempre está relacionada con lo que sucede en la escuela”. “Pero si no se denuncia o se accede al chat o video en cuestión, los adultos no toman conciencia de lo que está sucediendo o sucedió en algún momento”, agregó.
Los expertos en acoso escolar señalan la adicción al celular que hoy exhiben los Centennials y los llamados Gen Z -ambos considerados nativos digitales- como una puerta de entrada para algunos luego al ciberacoso. Como señaló a Infobae, el doctor en Psicología y docente Flavio Calvo (MN 66.869), “una conducta adictiva a las pantallas se exhibe cuando el uso del dispositivo se vuelve compulsivo y excesivo limitando de manera negativa en diferentes áreas de la vida como el trabajo, relaciones personales y bienestar emocional”.
Para Calvo, “la adicción al celular es un problema cada vez mayor por la fácil disponibilidad y accesibilidad a los aparatos y porque las redes sociales y las aplicaciones están programadas con recursos psicológicos que buscan captar constantemente la atención de quienes los usan”.
Alianza Anti Bullying Argentina para trabajar en la prevención
En el marco del Día Internacional contra la Violencia y el Acoso en la Escuela, que se celebra hoy bajo el lema “Proteger, educar, empoderar: Los y las estudiantes exigen escuelas seguras e inclusivas”, las organizaciones que integran la Alianza Anti Bullying Argentina (AAB) realizarán una serie de conversatorios que se transmitirán en vivo desde la cuenta de Instagram de la ONG.
La agenda de conversatorios contará con una diversidad de temas y profesionales vinculados a la prevención de la violencia en niños, niñas y adolescentes. El ciclo se iniciará a las 13 con la presentación del libro “Claves para gestionar la convivencia” de Alejandro Castro Santander y continuará con distintas charlas de médicos, psicólogos y escritores durante toda la tarde.
AAB es una coalición formada por diversas organizaciones argentinas, que trabaja para fortalecer los recursos y experiencias compartidas en la prevención del bullying en las escuelas. La integran: Equipo ABA, Hablemos de Bullying, Si nos reímos nos reímos todxs, Vínculos Sin Bullying, Comunidad Anti Bullying Argentina y el Observatorio de la Convivencia Escolar de la Universidad Católica de Cuyo.
(Fuente: Infobae)