Primera demanda en el Contencioso. Escenario de múltiples presentaciones por fuero y por sector impactado. El precedente del máximo tribunal que presagia un mal resultado para el Gobierno.
La judicialización del mega DNU que dictó el Gobierno de Javier Milei ya inició su camino, a horas de ver la luz. Lo relevante fue la primera presentación porque generó su radicación en el estratégico fuero Contencioso Administrativo Federal, un territorio ajeno para la administración libertaria.
Fue un amparo colectivo iniciado por la Asociación Civil Observatorio del Derecho de la Ciudad, Claudio Lozano, “Cachorro” Godoy y Rodolfo Aguiar solicitando su inconstitucionalidad por violar la división de poderes y la Constitución Nacional.
La recibió Esteban Furnari, con intervención del fiscal Miguel Ángel Gilligan. Ambos tienen antecedentes para preocupar al Gobierno que está más temeroso de una acción judicial de que se reactive la Bicameral que no registra precedente de rechazo de un DNU. Desde su creación a instancias de una modificación coyuntural que impulsó el kirchnerismo, en 2006, el trámite jamás logró bloquear un DNU con la mayoría de ambas Cámaras.
Pero la característica de este DNU es que tiene múltiples vías de entrada aptas para la judicialización por tramos y universo de incidencia. Y en múltiples jurisdicciones, por lo que el escenario de control difuso de constitucionalidad puede terminar desguazando en partes su contenido, de acuerdo a quienes demanden, su legitimación y el grado de afectación que vuelva verosímil el otorgamiento de una cautelar, que es una medida precautoria donde no se discute el fondo del asunto. Eso más allá del formato, en el que constitucionalistas de todo pelaje coinciden que es su punto más vulnerable.