Esta bebida, con raíces en los pueblos guaraníes, es un símbolo de tradición y encuentro, acompañada frecuentemente por delicias de la panadería y pastelería local. Desde alfajores y medialunas hasta bizcochos salados, el mate se disfruta con sabores que evocan la nostalgia y a la vez reflejan nuevas tendencias hacia la sostenibilidad y el consumo responsable.
El 30 de noviembre se celebra en Argentina el Día Nacional del Mate, un homenaje a una bebida que es mucho más que una infusión: es un ritual, un símbolo del patrimonio cultural y un reflejo de la identidad argentina. Aunque el mate siempre formó parte de la vida cotidiana, no fue hasta 2013 cuando el Congreso lo reconoció oficialmente como infusión nacional. Luego, en 2014, el gobierno estableció el 30 de noviembre como el día para celebrar anualmente al mate, rindiendo homenaje a Andrés Guacurarí y Artigas, conocido como Andresito, un líder guaraní que jugó un papel importante en la defensa de la autonomía regional y la preservación de las tradiciones locales.
Justamente, la historia del mate empieza de la mano de los guaraníes, que descubrieron las propiedades únicas de las hojas del árbol Ilex paraguariensis. Utilizaban el mate no sólo como bebida, sino también como objeto ritual e incluso como moneda. Cuando los conquistadores españoles se encontraron con los guaraníes en la selva, observaron que los nativos poseían una resistencia excepcional después de beber mate, especialmente durante largos viajes. Con el tiempo, los jesuitas adoptaron y cultivaron la planta, extendiendo su popularidad más allá de las comunidades indígenas.
Hoy en día, el mate está presente en más del 90% de los hogares, y los argentinos consumen un promedio 6,4 kg por habitante por año, según el Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM). Aunque el ritual de compartir el mate es intrínsecamente social, también invita a un mundo de sabores, ya que tradicionalmente se marida con distintas delicias tanto dulces como saladas. Para la mayoría de los argentinos, disfrutar del mate con una medialuna o un criollito es una forma ideal de compartir un momento con amigos, familiares o compañeros de trabajo. Y la larga tradición panadera y pastelera de Argentina dio lugar a una rica variedad de dulces que complementan a la perfección el sabor del mate.
Según Taste Tomorrow, un estudio realizado por Puratos, un 85% de los consumidores prefiere los sabores tradicionales en su comida, ya que estos sabores ofrecen una reconfortante sensación de nostalgia y continuidad. Este deseo de tradición es un testimonio de la atemporalidad de la repostería argentina, que evoca recuerdos de reuniones familiares y mañanas de domingo.
Mate y algo rico, una tradición argentina
En muchos hogares, el aroma de las facturas y medialunas recién horneadas es el comienzo perfecto del día y una invitación a reunirse en torno al mate. Las facturas aportan un delicado dulzor que equilibra el intenso sabor del mate. En especial cuando hablamos de medialunas, la textura esponjosa y mantecosa las convierte en un maridaje irresistible con las fuertes notas herbales del mate.
Para una experiencia más dulce, los alfajores son una opción popular. Su rico y dulce relleno contrasta con la astringencia del mate, creando una deliciosa mezcla de sabores. En los días más fríos, sobre todo cuando llueve, las tortas fritas son la opción más elegida. La calidez y sencillez de este dulce lo convierten en el compañero ideal del mate, ya que contrasta de forma reconfortante con las cualidades vigorizantes de la bebida.
Para los paladares del team salado, los bizcochitos son la opción ganadora. Con su textura crujiente, los bizcochos añaden un bocado satisfactorio que equilibra el sabor distintivo del mate, ideales para la tarde en el trabajo.
Cambios en los consumidores
Aunque estos sabores tradicionales siguen dominando, Taste Tomorrow revela que las expectativas de los consumidores están cambiando y que cada vez son más las personas que prefieren productos sostenibles desde el punto de vista medioambiental. Con un 82% de personas que prefieren productos en envases ecológicos, un 78% que buscan ingredientes locales y un 80% que buscan opciones orgánicas, a las panaderías argentinas se les presenta la oportunidad de innovar dentro de sus tradiciones.
Por eso, a la hora de pensar en el acompañamiento ideal para el mate, hay que tener en cuenta nuevos factores. Los panaderos que hacen hincapié en la sostenibilidad en su producción, desde el abastecimiento de ingredientes locales a la reducción de residuos y la elección de envases reciclables o biodegradables, están bien alineados con las preferencias de los consumidores.
Además, las panaderías pueden comprometerse con sus clientes en cuestiones de responsabilidad medioambiental, ya que los consumidores esperan cada vez más transparencia y compromiso social de las empresas a las que apoyan. Para muchos, elegir con qué acompañar el mate es tanto una cuestión de sabor como de selección de productos que reflejen valores personales, como el uso de productos locales, ecológicos o envasados de forma sostenible. Lo mismo pasa, incluso, a la hora de elegir la marca de yerba, donde se ven cada vez más etiquetas certificadas como orgánicas o de comercio justo.
En Argentina, el mate es mucho más que una bebida; es un ritual, una práctica diaria que une a generaciones e invita a la gente a detenerse, reflexionar y conectar. Para los que se inician en la tradición, la elección de la masa o el pan adecuados puede hacer que la experiencia sea aún más memorable. Por su parte, los tomadores de mate de toda la vida pueden encontrar consuelo en los clásicos, pero también abrazan la creciente variedad de opciones artesanales ahora disponibles en las panaderías de todo el país. Ya sea un alfajor, una facturita, un bizcocho o una torta frita, la combinación de mate y panificados celebra la armonía de la tradición, el sabor y la unión.
(Gentileza: Gabriela Fabrizio Directora de Cuentas http://agencia-vox.com/ )