Viajar a Brasil implica disfrutar de playas paradisíacas y cultura vibrante, pero también exige prepararse para prevenir algunas enfermedades, como fiebre amarilla y dengue.
Antes de hacer las maletas y subirse al auto, el ómnibus o al avión, se debería realizar una consulta médica y luego seguir sus recomendaciones específicas para protegerse de enfermedades transmitidas por mosquitos, agua y alimentos, además de completar esquemas de vacunación.
Qué es la fiebre amarilla y cómo se previene
La fiebre amarilla es una enfermedad grave transmitida por las picaduras de mosquitos. Puede manifestarse inicialmente con fiebre y progresar a complicaciones severas como sangrados y fallas orgánicas.
El término “amarilla” alude a la ictericia que presentan algunos pacientes: la piel, las membranas mucosas o los ojos se tornan amarillentos.
En diálogo con Infobae la médica Corina Nemirovsky, responsable del Programa de Medicina del Viajero del Hospital Italiano de Buenos Aires y miembro de la Sociedad Argentina de Infectología (SADI), señaló que la prevención de la fiebre amarilla descansa en dos pilares: evitar picaduras y recibir la vacuna.
Esta vacuna, segura y eficaz, debe aplicarse al menos 10 días antes de viajar a Brasil para que brinde una adecuada protección.
Susana Lloveras, ex presidenta de la Sociedad Latinoamericana de Medicina del Viajero y directora médica de Clínica de Viajeros en Buenos Aires, dijo a Infobae que la vacuna contra la fiebre amarilla “es una inmunización con virus vivo atenuado. Por lo que no todas las personas pueden recibirla. No está indicada para menores de 9 meses, mayores de 60 años (sin previa evaluación médica), embarazadas ni personas con problemas de inmunidad o alergias al huevo”.
Las regiones brasileñas donde se recomienda la aplicación de esa vacuna incluyen San Pablo, Río de Janeiro, Florianópolis y Salvador de Bahía, entre otras, según el Ministerio de Salud de la Nación. Sin embargo, en áreas como Ceará, Pernambuco y Alagoas, no es necesaria.
Qué es el dengue y cuánto dura
El dengue es transmitido por las picaduras de hembras de mosquitos Aedes aegypti infectadas. Se caracteriza por el desarrollo rápido de una fiebre que puede durar entre cinco y siete días, con dolores intensos de cabeza, articulares, musculares y erupción.
Antes de viajar a Brasil, donde hay circulación autóctona de dengue, se debería considerar la vacunación y tener repelentes a mano. La vacuna autorizada contra el dengue está indicada para personas a partir de los 4 años con esquema de dos dosis con un intervalo mínimo de 90 días. Puede aplicarse tanto en personas que hayan o que no hayan padecido la infección previamente por cualquiera de los serotipos del virus.
No puede ser aplicada en personas embarazadas, en período de lactancia, que utilicen medicamentos que afecten al sistema inmunitario, como corticoesteroides en dosis altas, o que estén bajo tratamiento de quimioterapia, o con un sistema inmunitario débil.
Por otra parte, también el buen uso de los repelentes es importante. Lloveras subrayó que “los repelentes deben ser usados después de aplicar el protector solar” y que es crucial revisar la concentración indicada en el envase para determinar cada cuántas horas hay que aplicarlo.
Además de repelentes, se sugiere utilizar mosquiteros y ropa que cubra el cuerpo para minimizar los riesgos. Si aparece fiebre durante el viaje, Lloveras sugirió usar paracetamol, hidratarse y consultar a un médico, ya que podría tratarse de dengue.
Qué otras vacunas son necesarias
Además de las específicas para fiebre amarilla y dengue, es esencial mantener actualizadas otras inmunizaciones incluidas en el calendario nacional argentino:
- Hepatitis A y B.
- Difteria y tétanos.
- Doble viral, que protege contra el sarampión y la rubéola.
Estas vacunas deben aplicarse al menos dos semanas antes del viaje para garantizar su efectividad.
Qué hacer para no tener diarreas
Las autoridades sanitarias de los estados de San Pablo y Santa Catarina, donde se encuentran las playas de Florianópolis, han alertado sobre brotes de infecciones gastrointestinales que causan diarreas agudas. Aunque aún no están aclaradas cuáles son las fuentes de los brotes, se enfatiza la necesidad de prestarle más atención al consumo de agua y alimentos que pueden estar contaminados.
Para evitar enfermedades transmitidas por agua y alimentos, Lloveras recomendó no consumir agua de la canilla ni hielo, optar por alimentos cocidos y calientes, y pelar las frutas antes de consumirlas.
También advirtió sobre los riesgos de comer en puestos callejeros. Lavarse las manos antes de comer y después de ir al baño es fundamental.
En caso de gastroenteritis, Lloveras, quien es secretaria de la comisión directiva de la SADI, explicó que los adultos pueden usar medicación para vómitos y diarreas e hidratarse bien. Mientras que en el caso de los niños no pueden recibir esos medicamentos, pero se debe garantizar una adecuada hidratación y hacer la consulta médica.
“En general, los profesionales de la salud indicamos loperamida para que las personas se lleven de viaje. En caso de diarrea, se la autoadministran. Lo que no recomendamos es la automedicación con antibióticos salvo situaciones especiales. La recomendación es que si aparece fiebre o diarrea con sangre, se debe buscar asesoramiento médico en el lugar donde las personas se encuentren”, afirmó Nemirovsky.
Si durante el viaje o tras regresar las personas tienen fiebre, diarrea persistente, erupciones cutáneas o síntomas inusuales, es indispensable consultar a un médico.
Completar los esquemas de vacunación antes, protegerse contra los mosquitos, mantener una buena higiene alimentaria y tomar precauciones durante y después del viaje son acciones clave para garantizar una experiencia segura y sin contratiempos.
(Fuente: Infobae)