En el marco de la semana de lucha contra los consumos problemáticos, las organizaciones sociales y movimientos populares piden acciones concretas, integrales y comunitarias de cuidado acuciante problema que impacta negativamente en los barrios más vulnerados de Misiones, porque involucra a jóvenes y chicos de cada vez más temprana edad.
Por esta razón, el Movimiento Evita, el MTE y otras nucleadas en la Unión de Trabajadores y Trabajadoras de la Economía Popular (Utep) que militan territorialmente en prevención y acompañamiento de consumos problemáticos, recurrieron a las autoridades del Ministerio de Prevención de Adicciones y Control de Drogas, a cargo de Samuel López y su equipo.
«Mantuvimos una reunión en el barrio Itá Verá, chacra 146, con madres y padres que están muy angustiados por la situación que atraviesan sus hijos e hijas. En ese contexto, nuestras compañeras de los espacios comunitarios, merenderos y comedores, expusieron lo que sucede en sus sectores», explicó el dirigente provincial Martín Sereno, referente del espacio político Tierra, Techo y Trabajo.
Luego de este encuentro, convocaron al ministro López al Itá Verá, que participó junto a la presidenta del Foro de Seguridad; de la comisión vecinal, y de trabajadoras comunitarias. Acordaron realizar visitas a diferentes barrios, organizar talleres y formar equipos de asistencia profesional para brindar una contención más adecuada a las comunidades afectadas. En ese sentido, este martes, se realizó una jornada de control de salud en el comedor- merendero «Niños Felices», de Itá Verá, coordinada por la Utep junto al Hogar de Día, que depende del organismo provincial, con la atención de la doctora Melisa Drago, y cuyo operativo estuvo a cargo de la jefa del Departamento de Desarrollo Social, Sabrina Benítez.
Acompañamiento integral y comunitario
El ex diputado provincial expresó que la situación de pobreza y desguace de los espacios e instituciones del Estado nacional en los barrios populares, generan un cóctel riesgoso, teniendo en cuenta la falta de trabajo, sumado a la pauperización, sobre todo para la juventud.
«Como consecuencia vemos un aumento del consumo de sustancias en casi todos los barrios, con avance de la violencia, y la presencia de la narcoestructura torna un panorama muy peligroso», opinó Sereno.
Samuel Lopez convocó a las cuidadoras a conocer el Centro para la Salud Mental, ubicado en Itaembé Miní, y las organizaciones propusieron recorrer algunos barrios y reunirse con las familias que reclaman ayuda.
A partir de ahí se decidió una tarea articulada con el Centro de Prevención de Adicciones y los espacios comunitarios barriales, para abordar entre todos este grave problema. Y acordaron reuniones en Los Oleritos para trabajar entre organizaciones y movimientos populares y la estructura especializada del Estado. «En esa línea habrá encuentros con profesionales; talleres de oficios y análisis semanales, quincenales y mensuales de los casos más urgentes, y de acciones conjuntas para resolver situaciones», señaló el dirigente.
Hizo hincapié en la necesidad de gabinetes interdisciplinarios en los barrios; para brindar apoyo no sólo a quienes atraviesen situaciones de consumos, sino también a sus familiares y trabajadoras comunitarias que interactúan con ese sector, y que tienen una carga emocional muy fuerte. «Ante eso, el intercambio de saberes, puede dar a largo plazo, buenos resultados con un trabajo contínuo con seriedad y responsabilidad», dijo Sereno.
«Cada vez son más chicos los que caen en adicciones»
Gloria González es referente del Evita en el barrio Itá Verá, y una de las que participó de la reunión con el ministro López, quien ofreció los talleres de terapia ocupacional que funcionan en el Centro de Prevención y Rehabilitación.
«Hace tiempo que lidiamos con esta problemática; pero en estos meses detectamos que cada vez son más chicos los que consumen. Por eso junto a nuestros dirigentes, pedimos ayuda al Estado y agradecemos la respuesta inmediata, porque hay problemas de sustancias problemáticas en muchos barrios: Itá Verá, Lapachitos -donde trabajan las Mujeres Valientes del Evita- Los Oleritos y Belén, entre otros», lamentó Gloria.
Luego de las reuniones con el funcionario y su equipo, las trabajadoras comunitarias y las madres de chicos y jóvenes con adicciones, iniciaron una capacitación para tener herramientas y no colapsar emocionalmente. Así como organizar los turnos con los profesionales de salud mental.
«Confiamos en seguir conteniendo y ayudando a los chicos de nuestros barrios, que si no logran salir de ese pozo, no tendrán futuro. Hace unos días logramos que un joven pida insertarse en los talleres del Centro de Prevención y Rehabilitación. Sabemos que no quieren eso para sus vidas, y por eso piden auxilio aunque les cuesta mucho salir de ese círculo. Pero vamos a seguir en esa lucha», indicó la militante.
«La ausencia del Estado pone en riesgo a sectores populares»
Javier Domínguez trabaja junto a otros compañeros en la prevención de consumos problemáticos. Se ocupan de las primeras escuchas, los espacios seguros, el acompañamiento y contención de quienes atraviesan esta situación y de sus entornos afectivos.
«Es desesperante ver que en los últimos seis meses incrementaron los casos de ´niños soldados´, que consumen; mientras un Estado ausente genera que el narcotráfico avance sobre los territorios de la ciudad en los que militamos, perjudicando a nuestros jóvenes e infancias», indicó.
«Conocemos nuestras limitaciones porque no contábamos con profesionales especializados como ahora. Trabajamos con los grupos en talleres y en unidades productivas, con la posibilidad de que tengan un sustento económico para evitar recurrir al transa y a la venta de drogas para subsistir».
Javier consideró oportuno articular con el Ministerio que trabaja en la prevención y rehabilitación, porque permitirá un apoyo de profesionales de salud mental, nutricionistas, y una contención especializada. «Lo necesitamos desde hace mucho tiempo, y redundará en una mejor calidad de vida de nuestros jóvenes que quedan a la deriva ante un Estado que desmanteló las instituciones que brindaban soporte, sobre todo a los sectores más vulnerados de nuestro pueblo», afirmó el joven.
La cooperativa como ámbito de contención
En el barrio Los Oleritos vive Micaela Olivera, referente del Evita y a cargo de la Cooperativa de Reciclados Ñandé Po. Su gran preocupación son los niños que a temprana edad se inician en el consumo de sustancias.
«Los detectamos a través del EPI que funciona en el barrio, y recurrimos a las docentes para contar con terapias de sostén como actividades deportivas, juegos, etc. Sabemos que no alcanzan porque cuando salen de nuestros espacios, vuelven a encontrar los puntos de venta o intercambio con los transas; pero insistimos, y nos duele la suspensión de alimentos para comedores del Gobierno nacional que afecta a estos chicos y a sus familias que quedaron sin ese plato de comida, además de las actividades recreativas».
Micaela ponderó la tarea territorial de Cáritas, que aunque también se vio afectada por los recortes de Nación, todavía puede brindar la merienda a las infancias.
La sede de la Cooperativa de Reciclados organizada por el Movimiento Evita que funciona en el barrio, también es un ámbito de contención para muchos jóvenes atrapados por el consumo problemático.
«Para construir la Cooperativa tuvimos ayuda de nuestro movimiento popular, y todo el equipamiento lo hicimos con elementos reciclados. Trabajamos con un grupo de 30 compañeros y compañeras, la mayoría son mujeres jefas de familia que de esa manera pueden sostener su casa», destacó la joven.