Desde el año 2021 funciona en el barrio Gruber, de San Ignacio, el Espacio de Primera Infancia (EPI) «Mi otra casita», organizado por el Movimiento Evita, y a cargo de Florencia Desbouts y Tatiana Medina. Cuentan con una matrícula de 30 niñas y niños de un año y medio a cinco, de diferentes barrios del municipio local.
El EPI cuenta con una sala con materiales didácticos para actividades, y un patio de recreación.
Es considerado único y especial, con educación integral, aprendizaje y estimulación. «Estamos comprometidas con el cuidado y la educación de niños y niñas con diversas capacidades como el autismo y síndrome de Down, y buscamos lograr, diariamente un desarrollo acorde a la necesidad de las infancias. Sus madres y padres se sienten tranquilos porqu dejan a sus hijos e hijas en un lugar de cuidado y amorosidad», expresó Florencia.
Actualmente en el EPI trabajan siete docentes, tres veces por semana en dos turnos que se distribuyen entre mañana y tarde. Ellas son Florencia Desbouts,Tatiana Medina, Mariel Ferreyra, Aixa Medina, Daniela Colman, Florencia Benítez y Keila Knoll, quienes consideran que el paso de cada chico y chica por ese espacio es muy importante, y sostienen como meta, que año tras año aprendan a socializar, compartir y crear hábitos saludables, como por ejemplo cumplir normas acordes a su edad, y hacia el camino siguiente que es el jardín de infantes.
«Somos un equipo de trabajo que integramos y militamos en el Movimiento Evita y sentimos que somos una pequeña extensión de los hogares de estos chicos, y como tal los cuidamos. En estos tres años crecimos como grupo y vemos el desarrollo de todos los que pasaron por «Mi otra casita», de San Ignacio.
En el EPI se instrumenta la pedagogía Waldorf, cuya premisa es respetar los ritmos de cada alumno y alumna para adquirir sus conocimientos, y concibe al proceso de aprendizaje, no sólo de forma intelectual, sino también trabaja las emociones y destrezas corporales mediante el juego y estimulando la creatividad.
«Buscamos que tengan la libertad de expresar sus emociones en lo que se proponen, y desde ahí desarrollen sus capacidades en lo que más les atraiga», explican las docentes.
Toda colaboración es bienvenida
Las docentes de «Mi otra casita» solicitan a la comunidad que aporte toda la ayuda que puedan, para sobrellevar estos momentos tan críticos que están transitando. «Como todos sabrán, ahora debemos redoblar nuestro esfuerzo, ya que recortaron el presupuesto en un área tan sensible como la de Niñez. Cualquier colaboración siempre es bienvenida, y más en estos momentos de crisis y de recortes», señalaron las educadoras del EPI.
Por ahora todavía cuentan con materiales didácticos, muchos de ellos a través de donaciones que solicitan y reciben todos los años. Reutilizan los juguetes que van quedando, y también el Movimiento Evita Misiones, por medio de su secretario general, Martín Sereno, les donó rompecabezas, juegos de encastre fabricados con madera; una mecedora, libros e insumos.
Además, las docentes colaboran con algunos insumos como témperas, cartulinas, afiches, y realizan muchos elementos con materiales reutilizables como botellas, maples de huevos, rollos de cartón, bandejas, etc.
Tatiana Medina es auxiliar del Nivel Inicial y actualmente cursa el Profesorado en Educación Inicial. Manifestó que todas las educadoras ejercen la docencia con mucho amor hacia las infancias, y eso hace que sea un ambiente muy amigable.
«Nuestro EPI está diseñado especialmente para cada uno y una de las pequeñas exploradoras, donde la imaginación y la curiosidad se unen para crear un ambiente agradable y de diversión. Nuestra rutina la dividimos en momentos para las actividades lúdicas, de integración y estimulación, para que todos puedan generar un aprendizaje significativo de acuerdo a su edad».
En el espacio cuentan con desayuno y merienda según el horario, con un equipo de educadoras comprometidas con un cuidado amoroso, y una atención integral, para que los niños se sientan seguros en su proceso de aprendizaje, siguiendo el lema de que las criaturas son un diamante en bruto y tratamos de sacar de ellas lo mejor posible», indicó Tatiana.
Requieren respaldo institucional
El dirigente provincial, del partido Tierra, Techo y Trabajo, Martín Sereno sostuvo que el espacio «Mi otra casita”, es un refugio de amor, contención y cuidados que «abraza a más de 30 niños y niñas. Es una respuesta colectiva a la urgente necesidad de los pequeños y sus familias del Lote Gruber. En este espacio nos organizamos con dedicación y responsabilidad para garantizar un ambiente donde cada niño y niña recibe lo que necesita: amor, atención y las herramientas para un futuro mejor», expresó.
Agregó que exploran, juegan y aprenden en un entorno seguro, rodeado de actividades que estimulan su creatividad y contacto con la naturaleza. Cada rincón del EPI está pensado para que crezcan felices, forjando lazos que durarán toda la vida.
«Pero todo este trabajo fundamental, necesita ser sostenido, y aunque nosotros desde nuestro espacio político y social redoblamos nuestro compromiso, fortaleciendo estos verdaderos bastiones de esperanza, hoy más que nunca, necesitamos el respaldo institucional y el esfuerzo colectivo de la comunidad para que Mi otra casita, y otros Espacios de Primera Infancia sigan cumpliendo esta importantísima función social para que nuestros niños y niñas no queden desamparadas», enfatizó Sereno.