El barrio conocido como «Terminación Villa Blanquita» es un asentamiento ubicado en Oberá, en el que habitan más de 200 familias desde hace más de cinco años. Sus condiciones son de precariedad, sin acceso a la energía eléctrica, al agua potable y los caminos son intransitables para ingresar o salir de la barriada.
Muy preocupados por sus condiciones de habitabilidad, los vecinos y vecinas convocaron al diputado Martín Sereno, del bloque legislativo Tierra, Techo y Trabajo, para solicitarle ayuda en gestiones que les permitan vivir mejor. Son familias que fueron censadas por el Renabap, y poseen Certificado de Vivienda Familiar, de Anses, que habilita a que el Estado les provea de servicios básicos como agua, luz y urbanización.
«Nos reunimos con las familias en el barrio popular Villa Blanquita y son muchos los problemas que los aquejan por no contar con el líquido vital y el suministro eléctrico. Hay situaciones de deserción escolar, porque muchas veces los chicos y chicas se ven obligados a faltar a la escuela ya que no se pueden higienizar adecuadamente, y los adultos mayores, por las urgencias, deben salir a buscar agua en tachos», cuestionó el diputado de TTT, que propuso soluciones en la Cámara, a través de proyectos legislativos por cada una de las problemáticas.
Desde el 2018 la comunidad está organizada y elevó notas de reclamo al Concejo Deliberante de Oberá y a las distintas dependencias institucionales, solicitando la regularización de servicios básicos que deberían estar garantizados, y además cuentan con el permiso para la conexión de agua y luz. En lo que respecta al agua, el suministro llega desde una vertiente donde el líquido es de color marrón, y no cuenta con condiciones de potabilidad para la salud de la población del barrio.
Riesgos sanitarios por agua contaminada
Según los estudios hechos, actualmente las napas de la vertiente de la que se proveen están contaminadas, esto hace que las familias estén expuestas a riesgos sanitarios por consumir agua no sana.
En el último relevamiento realizado en Villa Blanquita, se constataron personas con patologías como mal de chagas, artritis, astigmatismo, miopía aguda, hipertensión, broncoespasmos, anemia, asma, arritmia, cardiopatía congénita, discapacidad por reconstrucción de columna, consigna el informe que manejan las madres.
«El acceso al agua potable es un derecho indispensable para que las familias puedan vivir en un ambiente saludable, con saneamiento adecuado para el desarrollo de sus actividades cotidianas que incluyen sus producciones», manifestó el legislador, que en sus iniciativas solicita al Instituto Misionero de Agua y Saneamiento (Imas) la provisión de agua; luz a la Empresa de Energía Misiones, y a la Dirección Provincial de Vialidad que le pide obras para el arreglo de la calle de ingreso al barrio.
«Durante el gobierno municipal anterior ni siquiera había caminos; pero un grupo de vecinos abrió trillos, y después de tanto insistir, el intendente Pablo Hassan (FR) mandó a abrir un camino en el medio del barrio y pusieron un poco de toscas, es lo único que Hassan hizo por nosotros», asegura una vecina.
Condiciones del cableado pueden provocar incendios
Mariela Díaz habla en representación de los vecinos y vecinas que reclaman desde hace muchos años por servicios que brindan dignidad a las infancias, a los adultos mayores y discapacitados.
«En el barrio tenemos a varias personas con problemas de discapacidad, que junto a los chicos son los que más necesitan esos derechos; además de la seguridad porque por las condiciones del cableado, en cualquier momento se puede incendiar una vivienda por un cortocircuito, como ya ocurrió y gracias a Dios no pasó a mayores. Desde 2017, nuestro reclamo es al Municipio y a la Cooperativa Celo. Estamos dispuestos a llegar a un acuerdo y pagar por el agua, la red cloacal y posteo de tendido eléctrico», destacó.
Mariela contó que en el barrio hay dos pozos de agua. Uno ubicado en la parte alta del lugar, pero está descubierto y el líquido no es apto para consumir.
Lo mismo pasa en el otro pozo donde hay varias mangueras y la gente ruega que llueva para que no se seque. «El agua y la luz son fundamentales. Al no haber iluminación, a la noche nos podemos encontrar con la maraña de cables que pone en peligro nuestras vidas».
En el caso de Mariela, su familia pudo bajar la luz porque una vecina con terreno propio, le dejó poner el pilar y tiene el permiso. «Pero no pienso sólo en mí, también están mis vecinos. Somos 200 familias en el barrio según el último censo realizado», afirmó.
Todos y todas insisten en que los funcionarios municipales conocen la problemática del barrio porque les acercaron reiteradas notas sobre sus necesidades. Hace unas semanas tuvieron una reunión con las autoridades y vecinos de otros barrios cercanos, y sobre ella, Gabriel Matías manifestó que el presidente de la Celo les pidió que compren un transformador porque la Cooperativa no tiene fondos.
«Nos pareció una burla y seguimos sin respuestas sobre el agua, la luz y los caminos porque es imposible transitar. Somos gente pacífica; pero en algún momento tendrán que escucharnos, y si es necesario nuestra lucha será con un corte de calle o de ruta, para ver si de esa manera las autoridades hacen algo por nuestro barrio y el bienestar de nuestros hijos», aseguró el hombre.