Argentina vive un diciembre no deseado, más allá que una amplia mayoría de votos haya elegido a quienes hoy la gobiernan a nivel nacional, dado que las primeras medidas adoptadas por el nuevo Jefe de Estado han impactado de pleno en toda la sociedad comprometiendo gravemente el presente y proyectando un futuro tan incierto como indescifrable. Misiones no escapa a la generalizada postración, aunque sí tiene una política que le permite afrontar este diciembre, el presente y el futuro, con otra realidad y otra perspectiva.
Hay Provincias que ya han decidido abonar los salarios de los empleados estatales en cuotas, pensando en tomar nuevos préstamos para el funcionamiento del Estado. Misiones, en la primera gobernación de Carlos Rovira decidió enfrentar en endeudamiento sin precedentes dejado por su antecesor Federico Ramón Puerta, de 1.500 millones de dólares.
La política de desendeudamiento pudo llevarse desde entonces sin pausa, en virtud del acompañamiento dado por la ciudadanía en las urnas. De modo tal que hoy Misiones no tiene deudas. No hay impacto en los presupuestos, ni condicionan la vida de los misioneros, ni el crecimiento de la Provincia. Como sí ocurrió con aquella gestión de los ‘90 cuando pretendió endeudarse a generaciones e impedir el desarrollo provincial.
Las medidas nacionales adoptadas ahora por el nuevo gobierno nacional generalizan un empobrecimiento extendido penalizando gravemente a quien trabaja porque la despiadada devaluación quita salarios, rentabilidad, capacidad productiva, abarcando a todos: trabajadores y empresarios, sean comerciantes, industriales o emprendedores, a los productores de alimentos, de materias primas.
El ajuste no empieza y termina allí sigue sin miramientos: anunciada quita de subsidios al transporte y la energía. ¿Cómo hará un trabajador cuyo salario fue depreciado, para ir a su trabajo en colectivo, si sólo ha subido el pasaje y no su sueldo? ¿Cómo harán quienes viven en el Norte y enfrentarán este verano calores extremos para enfrentarlos sin aire acondicionado en sus hogares, en sus trabajos? ¿Cómo harán las empresas que requieren de la energía para producir, para conservar sus productos? ¡Qué hará el Sur en el invierno para calefaccionarse?
Además, la suba de las retenciones a las economías regionales les quita a las Provincias los réditos que les permitían enfrentar las asimetrías internas que, dicho sea de paso, no han sido tocadas por estas medidas nacionales. Es decir que no solo la desigualdad económica se acentúa entre personas, empresas y productores, sino también entre el país central y el mal llamado país de la periferia.
Habrá también, ya lo anunciaron un aumento del impuesto a las ganancias a los salarios. Mientras los precios de los alimentos en las góndolas no tienen techo. La carne ya subió un 40% y la elección de determinados cortes para las fiestas es una medida por demás acotada y parece más una gota de agua caída en un mar turbulento.
Todo esto se contrapone igualmente a cuanto había conseguido Misiones. en acompañamiento a las medidas que adoptaba localmente para sostener la productividad y fortalecer la economía regional, esto es la reducción de aranceles a la yerba mate, el té, el tabaco, la foresto industria, reducción del IVA a los alimentos, quita del impuesto a la Ganancia del salario. Ahora esto también se elimina.
Y la pregunta del millón ¿esto es libertad? No. Esta es una injerencia brutal del Estado en la economía para desigualar a los argentinos, otorgar el mando a las empresas concentradas, a las monopólicas, reducir el valor de las empresas estatales que operan en sectores apetecibles para las firmas del extranjero que buscan expandirse: litio, petróleo, gas, aeronavegación, por citar algunos sectores.
Con el argumento falaz que el mercado permite la libertad de actuar, la desigualdad vulnera la libertad, cuando no la suprime.
Las medidas adoptadas son propias de una dictadura, no de una democracia. Las impone el Ejecutivo extralimitando su poder y hasta intentando desconocer la soberana potestad de las Provincia. Hay derechos consagrados en la Constitución y reglamentados en las leyes. Debieran saberlo los acreedores externos que tan rápidamente las respaldaron.
No hay libertad cuando se vulnera la igualdad y la fraternidad; no hay democracia (Editorial)https://t.co/Y0VPTKnO5J pic.twitter.com/9XSEq0Puye
— Jorge Kurrle (@jorgekurrle) December 17, 2023