A una semana de las elecciones, Misiones luce un clima de total concordia y convivencia política por la decisión del oficialismo de frenar y rechazar cualquier discusión que no se refiera a los intereses de la provincia. Inflación, dólar y grieta son temas nacionales que se definirán en agosto y luego en octubre. Por más que hubo intentos de la oposición de hacer creer que son temas locales, el ciudadano no cayó en la confusión.
Al contrario, mientras la crisis de la devaluación golpea con dureza en la economía de otras provincias, a Misiones le genera una gran oportunidad que se está notando con un incremento real de 50% de las ventas, del consumo y del turismo en comparación con el primer cuatrimestre de 2022. Se debe a la gran avanzada de brasileños y paraguayos que vienen a Misiones atraídos por el peso muy barato.
Los candidatos del oficialismo fueron los únicos que, en las últimas semanas, colmaron las calles y espacios públicos con propuestas, ideas y acompañamiento a los vecinos de los 78 municipios.
“La gran suma”, que es el nuevo eslogan de campaña de la renovación, resume exactamente lo que se traduce en el espacio político: un espacio abierto, que incorpora los mejores ciudadanos de cada actividad para enriquecer y mejorar el trabajo en la gestión de la provincia y los municipios. La tarea permanente fue predisposición, servicios, humildad y acompañamiento incansable dando respuestas a cada una de las necesidades de la gente.
La gestión marcó una gran diferencia con los opositores que no tienen propuesta ni trayectoria para mostrar, y generó una fuerza de convencimiento muy fuerte entre los ciudadanos y el frente oficialista. El misionero encuentra razones claras y nítidas para expresar su acompañamiento al gobierno, como anticipan todas las encuestas.
Mientras la oposición busca instalar un discurso de crisis, de malestar, de estrés y mezquindad política, como se vive en Buenos Aires, los ciudadanos prefieren optar por el mensaje esperanzador y descontaminante que propone la Renovación cuando dice, entre otras cosas, que la única empresa que se persigue es la felicidad de la gente; de la mano de seguir innovando, mantener el crecimiento sostenido, los servicios de calidad, el medio ambiente, la generación de energía limpia, la economía del conocimiento y la apertura hacia los jóvenes. Sin dejar de lado el hecho de haber sostenido la pandemia con solvencia y profesionalismo.
Enfrente, una oposición timorata, vacía de contenido y distanciada de la sociedad misionera, con ideas que vienen de Buenos Aires y no representan la realidad del día a día en esta provincia. La gente le dio la espalda y ese rechazo también se traslada a los exponentes nacionales de la grieta.
Los misioneros, igual que habitantes de otras provincias del interior, en las elecciones presidenciales no quieren optar por otro presidente que venga de CABA; porque la historia demuestra que siempre priorizan a la Capital, quitándole recursos de coparticipación y obras a las provincias. Desconocen las necesidades e imponen una lógica unitaria que se viene repitiendo desde hace 200 años.
La salida de Mauricio Macri y Cristina Fernández de la carrera presidencial dejó un escenario abierto. La opción del FdT pareciera ser Sergio Massa, quien tuvo una semana agitada, pero logró tranquilizar la disparada cambiaria. Javier Milei se mantiene entre los preferidos aunque sus candidatos provinciales no traccionan; y por la vereda de Juntos por el Cambio sigue el deterioro permanente y la caída en las encuestas, que se explica principalmente por sus peleas a la vista de la sociedad, sin proponer ni trabajar para la gente. Se interpreta, cada vez más, que votar a Cambiemos es un voto que no traerá soluciones sino más grieta y discusiones inútiles.
En la renovación analizan que, si el Gobierno nacional unifica en una sola candidatura, podría definir en ballotage con Javier Milei, dejando a los candidatos de Juntos en el tercer y cuarto lugar, fuera de la definición presidencial. Sería la consecuencia de su propia interna interminable.