Hablar de la participación de la mujer pareciera comportar hoy una cuestión que se quiere desplazar de la consideración pública. Sin embargo, está “prohibido prohibir lo conquistado”, reflexiona la presidenta del Superior Tribunal de Justicia, Rosanna Pía Venchiarutti al señalar que los derechos ganados son parte del acervo cultural en el más extendido sentido de la acepción.
Concretamente, en el campo de la justicia ha ganado lugar en la razón y el corazón de quienes deben administrarla, respaldados por los Códigos Procesales. Es decir, sería menester modificarlos para prohibir de manera expresa la perspectiva de género. La reflexión de Venchiarutti surge a propósito de aquella prohibición del uso del lenguaje inclusivo, adoptada por el Gobierno de la Nación para aspectos administrativos del Poder Ejecutivo o de las Fuerzas Armadas.
La Ministra sabe de qué habla, tiene una rica experiencia adquirida en su trayectoria en el Poder Judicial al que accede como jueza de primera instancia en lo civil y comercial, para ser distinguida más tarde con la presidencia de la Asociación de Magistrados y Funcionarios, e integrando la Federación Argentina de la Magistratura y la Función Judicial. Eran en tiempos difíciles y de muchas carencias de la justicia misionera. Precisamente, allí desempeñó un recordado papel en busca de revertir esa situación y luego lo hace ya en los tiempos recientes como ministra del STJ.
Hoy la situación es otra, con un avance notable cuantitativo pretendiendo crecer ya en lo cualitativo. Misiones ha extendido el servicio de justicia en todo el territorio provincial, con varios hitos plantados en el camino, como el crecimiento en el fuero de familia, en el resguardo de los vulnerables, mujeres, niños, ancianos. Poco se dice, pero Misiones ha dejado atrás y para siempre el estigma de ser tierra de venta de bebés, o de trata de personas.
Recientemente ha incorporado el fuero ambiental y en la composición del recurso humano, un 60 por ciento son mujeres, que se desempeñan tanto en las cuestiones administrativas como en las magistraturas o en los cargos de funcionarios.
Es cierto que todo es el resultado de una acción conjunta del Poder en su integralidad, que ha contado, a su vez, con un decidido entendimiento con los otros Poderes del Estado, Ejecutivo y Legislativo. Que hay un aceitado relacionamiento con los demás partícipes de administración de la justicia, como el Colegio de Abogados, la Unión Judicial, o la Asociación de Magistrados. Sin embargo, siempre se requiere de un liderazgo. Un liderazgo con consenso que, a juicio de la propia Venchiarutti, tiene que ver con un aporte que hace la mujer “en su búsqueda de igualdad, no de destrono”.
Venchiarutti se ha sucedido en la presidencia del Superior Tribunal en los últimos años, habiendo desempeñado un papel valorado inclusive a nivel nacional cuando se debieron tomar decisiones difíciles en tiempos de pandemia.
Hoy se avizoran nuevos desafíos que tienen que ver con una crisis económica nacional que, por ser tal, también alcanza a Misiones. Y para los que seguramente habrá de contar con aquel bagaje aportado: empatía, saber escuchar, idear salidas para encrucijadas que se presentan a quienes han puesto su confianza en la gestión.
De atender hacia adentro habrá de tratarse, mientras que en el administrar justicia a través del servicio acaso más que nunca vaya a ser menester ponderar el contexto.
Liderazgo con consenso, un aporte femenino (Enfoque)https://t.co/257JIQGhRH pic.twitter.com/BkS6vX8Cqe
— Jorge Kurrle (@jorgekurrle) March 16, 2024