En Misiones el federalismo se ha hecho presente, en su historia reciente, hace poco más de dos décadas, en el país pareció despertarse algunos años atrás cuando fue necesario resguardar los intereses de cada región frente al desconocimiento, siempre malsano, del poder central. Los liderazgos aparecidos en las provincias resultan “exóticos” al centralismo, hasta a la Corte Suprema de Justicia que se niega a admitir la soberanía provincial bajo el pretexto de la “democratización” y el imperio de la Constitución nacional sobre las Constituciones provinciales en una cuestión como la elección de los gobernantes de cada distrito, que no atañe al conjunto del país, sino a cada Provincia en particular.
La descalificación de “lo provincial” es tan antigua como la misma nación y contra ella han luchado las corrientes federales que, siempre, fueron impulsadas por las Provincias, que precedieron a la nación y le dieron sustento: las Provincias Unidas del Río de la Plata…
En este nuevo siglo el país en su conjunto y las Provincias en particular han afrontado severas crisis y hasta intentos de fragmentación, que fueron superados por la alta madurez política del pueblo argentino. Porque desde la depreciación de la moneda, la creación de monedas provinciales, el estallido del 2001 y la reciente pandemia, las relaciones internas se tensionaron y se recrearon.
En esta gestión nacional se multiplicaron los Consejo Federales que alcanzaron relativa injerencia en la conducción nacional, pero que, el sólo hecho de conformarlos, supone ya un paso en esa dirección que se pretende: reconocer el protagonismo que les cabe como generadores de riqueza, de sustentación de un ambiente todavía en grado de rescate.
Y ahora que aparece una campaña nacional inédita que muestra tercios en las preferencias de la ciudadanía están estallando los espacios que pretenden hacer oir sordos y hasta rechazan incorporaciones provincialistas y siguen siendo los centralismos los que se disputan el gobierno. El caso más estridente es el de Juntos por el Cambio. Pero el Frente de Todos vive las tensiones con sordina y los libertarios navegan sin rumbo hacia unos y hacia otros, olvidados por completo de del mosaico nacional.
En ese contexto los gobernadores y gobernadoras de fuerzas políticas que integran el FDT y de otras que no lo hacen pero sí comparten determinados planteos, en especial si de federalismo se trata como es el caso del Frente Renovador de la Concordia, y su primer mandatario, Oscar Herrera Ahuad, han exigido una lista única, por consenso. Consenso para los candidatos y consenso para el plan de gobierno que permita sacar a la Argentina de la crisis socioeconómica que enfrenta, con federalismo, con inclusión.
Misiones es un ejemplo de cómo los objetivos claros, las políticas públicas que propician el bienestar general, atraen voluntades, despejan caminos, son murallas inexpugnables para las grietas nacionales que una y otra vez se ensayan aquí sin éxito.
Los paros como el reciente de colectiveros o los cortes de ruta impedidos por otros trabajadores que viven el día a día, no cosecharon más que el rechazo de la gente, la mayoría de los cuales está tan mal o peor de quienes reclaman. La crisis afecta a todos y no sorprende a nadie. Se sabía ya que el saldo de la gestión nacional anterior dejaba un país gravemente afectado por la apertura de la economía y el histórico endeudamiento. Salir de ahí no iba a ser fácil. Y no fue fácil, también porque no hubo medidas atinadas. Y porque se miraron recetas como había hecho la gestión anterior, esta gestión miró las propias recetas. Hasta que dejó de mirar recetas y empezó a buscar salidas pragmáticas que enfriaron la papa caliente. No se está bien, pero se podía estar peor.
Misiones tampoco escapa a la coyuntura, pero acá hace rato que se dejaron las recetas de lado, para actuar con criterio, ideando soluciones posibles, sólo pensando en la gente; estando cerca de la gente. La decisión más reciente: el duelo respetado, una ley de amorosa contención para la peor de las pérdidas, la de un hijo.
“Nos congregamos con el objeto de hacer oír nuestra voz en la construcción de un país más justo, federal y democrático”, dijeron los gobernadores y gobernadoras. Y por ahí debiera pasar la historia.