La Organización Mundial de la Salud (OMS) aseguró este jueves que «han surgido pruebas alarmantes sobre los efectos adversos» que provocan los cigarrillos electrónicos para la salud por lo que pidió «medidas urgentes» de parte de los Estados, algunos de los cuales, como la Argentina ya tienen normativas que prohíben «la importación, distribución, comercialización, publicidad y promoción de estos dispositivos».
«No se ha demostrado que los cigarrillos electrónicos como productos de consumo sean eficaces para dejar el consumo de tabaco a nivel poblacional. En cambio, han surgido pruebas alarmantes sobre los efectos adversos para la salud de la población», indicó el organismo internacional a través de un comunicado.
La OMS recordó que «los cigarrillos electrónicos han sido permitidos en el mercado abierto y comercializados agresivamente entre los jóvenes» y enumeró: «34 países prohíben la venta de cigarrillos electrónicos, 88 países no tienen una edad mínima a partir de la cual se pueden comprar cigarrillos electrónicos y 74 países no cuentan con regulaciones para estos productos nocivos».
«Los cigarrillos electrónicos con nicotina son altamente adictivos y perjudiciales para la salud. Si bien no se comprenden completamente los efectos a largo plazo, se ha establecido que generan sustancias tóxicas, algunas de las cuales se sabe que causan cáncer y otras que aumentan el riesgo de trastornos cardíacos y pulmonares», describió el comunicado.
Y continuó: «El uso de cigarrillos electrónicos también puede afectar el desarrollo del cerebro y provocar trastornos del aprendizaje en los jóvenes. La exposición fetal a los cigarrillos electrónicos puede afectar negativamente al desarrollo del feto en mujeres embarazadas. La exposición a las emisiones de los cigarrillos electrónicos también plantea riesgos para los transeúntes.
En la Argentina, estos dispositivos «se encuentran prohibidos desde el año 2011 por la Disposición 3226 de la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT)», detalló en diálogo con Télam Mario Bedosi, coordinador del área de incidencia de la Fundación Interamericana del Corazón (FIC) Argentina.
La mencionada resolución prohibió «la importación, distribución, comercialización, publicidad y promoción de estos dispositivos», detalló el especialista y destacó que «en 2016 el organismo refrendó dicha prohibición, la cual se extiende además a todos los accesorios para los cigarrillos electrónicos, así como los cartuchos de nicotina que estos utilizan».
En la Argentina, los cigarrillos electrónicos se encuentran prohibidos desde el 2011 por disposición de la ANMAT
Bedosi remarcó que «las regulaciones nacionales siguen los estándares internacionales y la evidencia científica, en tanto ambas señalan que los cigarrillos electrónicos, a pesar de ser promocionados como herramientas para la cesación tabáquica, no lo son».
Asimismo, detalló que «la evidencia disponible señala que, las personas jóvenes que utilizan estos dispositivos, tienen posibilidades más altas de comenzar a fumar cigarrillos convencionales».
En cuanto al daño, «existen investigaciones libres de conflicto de interés que dan cuenta de que se trata de productos muy adictivos, que liberan sustancias cancerígenas y que aumentan el riesgo de enfermedad cardiovascular, pulmonar y cerebral», apuntó Bedosi.
Los jóvenes, en alto riesgo
Pese a estos indicadores, la industria tabacalera «promociona estos productos (al margen de la normativa vigente) con agresivas estrategias de marketing orientadas a los más jóvenes», sentenció el especialista y remarcó que «sus tácticas apuntan a presentar los cigarrillos electrónicos como productos modernos y con características atractivas para niños, niñas y adolescentes».
Estas campañas «efectivamente atraen a los jóvenes: según la última Encuesta Mundial de Tabaquismo en Jóvenes (2018) el 7,1% de los jóvenes de entre 13 y 15 usan cigarrillos electrónicos y la edad de inicio se encuentra mayormente entre los 12 y 13 años».
En este sentido, el Estado, como «garante del derecho a la salud, debe velar por la implementación efectiva de las regulaciones vigentes, haciendo cumplir la prohibición de los cigarrillos electrónicos, con especial énfasis en controlar la publicidad y la venta online de estos dispositivos mediante mecanismos más firmes de fiscalización y sanción».
Por último, el especialista enfatizó en que «Argentina necesita ratificar el Convenio Marco para el Control del Tabaco, primer tratado internacional de Salud Pública de la OMS y del que forman parte la enorme mayoría de las naciones del mundo» y consideró que «ratificar este convenio proveería a nuestro país de directivas internacionales claras en materia de regulación de todos los productos de tabaco, las cuales darían marco para fortalecer las regulaciones nacionales».
Por su parte, Ruediger Krech, Director de Promoción de la Salud de la OMS, indicó que «los cigarrillos electrónicos se dirigen a los niños a través de las redes sociales y personas influyentes, con al menos 16 mil sabores; algunos de estos productos utilizan personajes de dibujos animados y tienen diseños elegantes que atraen a las generaciones más jóvenes; hay un aumento alarmante en el uso de cigarrillos electrónicos entre niños y jóvenes, con tasas que superan el uso de adultos en muchos países».
Según la OMS, los niños de 13 a 15 años utilizan cigarrillos electrónicos en mayor proporción que los adultos en todas las regiones
«Incluso una breve exposición al contenido de los cigarrillos electrónicos en las redes sociales puede asociarse con una mayor intención de usar estos productos, así como con actitudes más positivas hacia los cigarrillos electrónicos. Los estudios muestran consistentemente que los jóvenes que usan cigarrillos electrónicos tienen casi tres veces más probabilidades de consumir cigarrillos en el futuro», concluyó el documento de la OMS.
En referencia a las acciones a tomar, el organismo sugirió dos vías: por un lado, cuando los países prohíban la venta de cigarrillos electrónicos recomiendan «fortalecer la implementación de la prohibición y continuar el monitoreo y la vigilancia para apoyar las intervenciones de salud pública y garantizar una aplicación estricta».
Por el otro, en aquellos países que permitan su comercialización (venta, importación, distribución y fabricación) recomiendan «garantizar regulaciones estrictas para reducir su atractivo y su daño para la población, incluida la prohibición de todos los sabores, la limitación de la concentración y la calidad de la nicotina, y gravarlos (es decir, aumentar sus impuestos)».
Finalmente, recordaron que, «según la evidencia actual, no se recomienda que los gobiernos permitan la venta de cigarrillos electrónicos como productos de consumo con el objetivo de dejar de fumar».