(Por CP Adolfo Safrán) Es lindo escuchar frases como “dolarizar la economía”, “cobraremos en dólares” o “tendremos todos los dólares que queramos”; pero la realidad de estás promesas será en verdad muy diferente. La historia de este tipo de ilusiones los argentinos la vivimos hace treinta años con la implementación del plan de convertibilidad, que fue algo muy parecido.
A valores actuales, un ingreso de 180 mil pesos será equivalente a 250 dólares; pero a su vez también todos los costos serán en dólares. Los productos y servicios que actualmente cuentan con precios regulados (como la luz, el agua, el gas, internet y los combustibles) también pasarán a dólares, y además sin subsidios, ya que según la lógica anunciada, la dolarización iría acompañada de la quita de subsidios. En conclusión, todos estos servicios estarían dolarizados y también mucho más caros que en la actualidad.
Por su parte, los productos exportables serán en dólares y sin retenciones, con lo cual en términos de precios internos en dólares también aumentarán.
Siguiendo esta lógica de la libertad económica, seguramente las importaciones se abran con total libertad, con lo cual accederemos a todos los productos importados que queramos a bajo precio en dólares. Pero la consecuencia directa de una medida como esta será bajar la persiana de las industrias locales, con lo cual también es posible que muchos argentinos pierdan sus trabajos.
Expectativa versus realidad: ingresos en dólares congelados (si es que todavía tenés trabajo), con los servicios públicos en dólares mucho más caros porque no tienen subsidios, con algunos productos exportables más caros porque se exportan sin retenciones, y con productos importados en dólares más baratos (hasta productos superficiales no necesarios) pero que estarán destruyendo la industria nacional.
¿Medidas de este tipo resolverán realmente los problemas de los argentinos? Si tu fábrica o comercio cierra, en lugar de resolver algo vamos a estar frente a un nuevo problema. Si tus costos en dólares aumentaron, pero no así tus ingresos, no se resolvió la ecuación económica sino que al contrario todo ha empeorado. Si el gobierno no cumple con su misión de ordenar con prolijidad sus cuentas fiscales, la única forma de financiar el déficit será tomar deuda, como lo hizo el ex presidente Macri.
Sobre este escenario también hay que considerar un elemento adicional: dolarizar la economía significa que para hacer las compras vamos a necesitar dólares en billete (o en las cuentas bancarias), y si no hay suficientes dólares circulantes la gente no va a poder comprar porque no tiene con qué pagar. En esta situación el comercio no venderá, tendrá que reducir personal, y en el peor de los casos directamente cerrar.
Este análisis, que no forma parte de ningún tipo de “campaña del miedo”, busca recordar lo que ya nos pasó para aprender del pasado y entender que dolarizar la economía es un pésimo negocio para la gran mayoría de los argentinos y un buen negocio para unos pocos.
(+) Ministro de Hacienda de la Provincia de Misiones
Docente Universitario UNaM