Después de varios años en los que la siembra de maíz venía en aumento, todo parece indicar que se revierte la tendencia. Con menos maíz, se incrementará el área de soja en la campaña 2024/25.
En el campo hay incertidumbre y es porque las simulaciones de los ejercicios económicos arrojan quebrantos o muy baja rentabilidad. No es la primera vez que esto ocurre ni será la última, pero es innegable que los cientos de miles de productores que están decidiendo qué van a sembrar y con qué grado de inversión lo harán saben que la campaña no será la que esperaban.
Un informe reciente de la Bolsa de Comercio de Rosario advierte que los márgenes de rentabilidad para la campaña 2024/25 son ajustados para todos los cultivos, pero en particular para la soja de primera.
Según el trabajo, “en campos arrendados, que representan cerca del 70% de la producción, la soja de primera enfrenta una rentabilidad negativa, con una pérdida de 69 u$s/ha. Aún más preocupante es el caso del maíz tardío, que bajo las mismas condiciones muestra una pérdida de 138 u$s/ha.”.
Además, agrega que “el maíz temprano ofrece mejores números en campos propios, con una inversión de 1.133 U$S/ha, la ganancia es de 371 u$s/ha. Mientras que en tierras alquiladas la renta es de 38 u$s/ha y la inversión de 1.643 U$S/ha, ya que se suma el valor del alquiler.
Los mejores resultados económicos se logran con la rotación trigo/soja de segunda, que arroja 465 u$s/ha en campos propios y 126 u$s/ha en arrendados, siendo necesario alcanzar un rinde de 40 qq/ha en trigo y 35 qq/ha en soja de segunda.
El punto crucial es que los precios de los granos vienen en caída y más allá de alguna recuperación esporádica, pareciera que la tendencia es hacia abajo. Diego de La Puente, analista de mercado y socio de la Consultora Nóvitas, advirtió que “la cosecha de la soja será récord en Estados Unidos y los stocks duplican los de la campaña anterior. Esto no es menor y el mercado se está adelantando al ingreso de una cosecha muy voluminosa. No es la única variable. Además en septiembre se verá lo que ocurre con las tasas de interés en EEUU y cuál será la actitud que tomarán los fondos de inversión que están muy vendidos”.
A la baja de precios, se le deben sumar las cuestiones locales de índole económica, como la brecha cambiaria, las retenciones o el cepo y vinculadas a la naturaleza, como la aparición de dalbulus maidis (chicharrita) o el factor climático, que según los pronósticos y modelos no aportaría tranquilidad a la ecuación productiva.
El cocktail es abrumador y a la hora de enterrar miles de dólares por hectárea bajo tierra, hay que tener en cuenta todas estas variables. Quizá por eso, en esta campaña los productores evalúen actuar de manera defensiva en lugar de ser ofensivos, como lo fueron durante los últimos años, en especial con la intención de siembra de maíz.
Para ser concreto e ir a los números, la BCR explicó en su último reporte semanal que «respecto a un año atrás, la caída en la rentabilidad de la soja de primera en campo propio es de 150 u$s/ha. En campo alquilado, la caída es menor, la pérdida es de 26 u$s/ha.”. El maíz en campo propio también cae: la diferencia entre los márgenes netos (de hoy vs una año atrás) es de 30 u$s/tn. Contrariamente, en el caso de campo alquilado el maíz experimenta un repunte de 130 u$s/ha respecto a un año atrás. El incremento se debe principalmente a una reducción en el costo relativo de alquiler en u$s/ha; con el mismo valor de arrendamiento en qq/ha de soja (que se mantienen en los cálculos en 18 qq/ha) hace un año la suma a pagar por el arrendatario era de 659 u$s/ha mientras que este año es de 510 u$s/ha.
Con estos números, habrá que ser muy cauteloso a la hora de fijar costos y sumamente eficiente en el manejo agronómico para lograr los rindes de indiferencia. Es que para la soja de primera en campo propio, la cosecha mínima necesaria es de 30 qq/ha; para campo alquilado, 43 qq/ha. En el caso del maíz temprano, en campo propio se requieren 78 qq/ha; bajo arrendamiento, casi 100 qq/ha.”.
Por estas razones, sembrar soja y fundamentalmente maíz, va a ser sólo para los que están dispuestos a correr el riesgo y a transitar una carrera que se parece mucho más a una maratón con obstáculos que a los 100 metros llanos. La cautela y la paciencia serán condiciones “sine qua non” para encontrar una ventana de oportunidad para comercializar los granos con rentabilidad.
Todos lo dicen: se sembrará menos maíz
En las últimas horas, la Bolsa de Cereales de Buenos Aires presentó su informe de precampaña de maíz, que confirma lo que ya advirtieron el resto de las entidades bursátiles. Allí, asegura que “la tendencia general de los datos obtenidos hasta el momento evidencia una baja significativa en la intención de siembra del cereal” y agrega que “frente a este panorama, se proyecta una superficie total destinada a maíz de 6.300.000 hectáreas, 1,3 MHa menos respecto a la campana anterior (es decir, un -17,1 %)”.
Para explicar una caída tan importante, que por otra parte se agrava a medida que nos acercamos al norte del país, debemos tener en cuenta la incidencia que tendrá el complejo de virus y bacterias asociados a Dalbulus maidis, el factor climático y el económico.
Milei en la Bolsa de Comercio de Rosario
El próximo viernes, el presidente de la Nación, Javier Milei, participará del 140° aniversario de la entidad bursátil y en este contexto, cualquier tipo de mensaje que pueda dar en pos de mejorar las perspectivas de la campaña, sería un gran aporte.
Las chances de que haga algún tipo de anuncio son bajas, sin embargo la última vez que Milei se refirió al campo lo hizo en la Expo Rural y anunció una disminución de los derechos de exportación en el sector ganadero. Si ahora lo hiciera para los granos, tendría doble impacto ya que podría impulsar la siembra y al mismo tiempo motivar a los productores a que apuren la comercialización de sus granos.
En este sentido, vale la pena mencionar un trabajo recientemente publicado por el consultor Pablo Adreani, quien destacó que una baja de retenciones del 33 % al 25 % en la soja (con un costo fiscal de 960 millones de dólares) podría generar ingresos por u$s8,600 millones a partir de la comercialización de 21 millones de toneladas de soja a las que aún no se les puso precio.
Daniel Aprile
ambito.com