El gobierno argentino tiene un largo trecho todavía para conseguir el superávit primario que prometió al Fondo Monetario Internacional (FMI), según indican algunos datos que manejan los mercados. El formidable ajuste del gasto que llevó a cabo en enero, el más profundo de los últimos 30 años, le permitió al equipo económico que comanda Luis Caputo conseguir un superávit de sólo medio punto del PBI, lo que indica que el efecto de «motosierra» apenas comenzó.
Las estimaciones corren por cuenta de la sociedad de bolsa Cohen Argentina. Sus economistas calcularon que los $2 billones de saldo a favor que el ministro de Economía, Luis Caputo, pudo hacer en el primer mes del año representan el 0,51% del PBI, mientras que los $518.000 millones equivalen a 0,11 puntos.
En ese sentido, los analistas plantean dudas sobre el tipo de ajuste realizado hasta ahora. Consideran que es insostenible en el tiempo, sin que se generen problemas sociales.
Por caso, en enero, la recaudación fiscal subió 0,8% en términos reales, pero si se desglosan los componentes, ello se debió a que los derechos de exportación crecieron 90% tras la devaluación y el Impuesto PAÍS incrementó 113,4% por el aumento de la alícuota y la expansión a casi todas las compras de dólares.
Caída en la recaudación fiscal
Los datos indican que, sin contabilizar los impuestos al comercio exterior, el resto de la recaudación fiscal vinculada con la actividad interna cayó 12% interanual. Con ese dato en mente, es imposible que el Gobierno pueda eliminar los impuestos al comercio exterior como plantea el último entendimiento con el organismo de crédito a lo largo de este año.
“Somos bastante prudentes a la hora de vender de que Argentina está camino a la consolidación fiscal”, señaló Martín Polo, jefe de investigaciones de la casa de bolsa Cohen en una charla para inversores.
Esa afirmación se debe a que, en el primer mes del año, no se le mandó dinero a las provincias, algo que no se puede sostener a lo largo del tiempo, y a que hubo un recorte de subsidios del 64%, que tampoco se puede sostener en el tiempo porque, debido a la devaluación, la carga para que bajen las ayudas a los servicios públicos es mayor aún.
Por ahora, las inflación núcleo está viajando a una mayor velocidad que los precios regulados. Para que desaparezcan los subsidios, la relación tiene que ser a la inversa.
El camino al déficit cero
En enero del año pasado, el gobierno había conseguido marcar un déficit de casi 2,5 puntos del PBI, lo que representó el peor resultado fiscal para ese mes desde 2010. Eso se debió a que, para cerrar las cuentas de 2022, el entonces ministro de Economía, Sergio Massa, postergó el pago de gastos devengados en noviembre y diciembre. El déficit financiero de enero de 2023 fue de casi medio punto del PBI.
De ese modo, la magnitud del ajuste respecto de hace un año fue de casi 1 punto del PBI en ambos casos. Y, aún así, queda la mayor parte del ajuste por delante y se tiene que conseguir en la primera mitad del año. Eso se debe a que, entre enero y junio, se suele registrar la mayor parte de la recaudación fiscal como producto de la cosecha y luego de ello, se incrementa el gasto.
El Instituto de Investigaciones Económicas para la Realidad Argentina y Latinoamericana (IERAL) planea que la meta que se fijó el gobierno para el 2024, mucho más ambiciosa de la que piden funcionarios como Gita Gopinath en su visita a Buenos Aires, sería de 3% de superávit primario para este año.
El gasto del Gobierno fue recortado fuertemente.
“Inicialmente, la nueva administración nacional anunció el objetivo para 2024 de equilibrio fiscal desde el punto de vista financiero después de pagar intereses de la deuda”, señala el IERAL en su último informe.
La entidad plantea que “según los números de 2023, ese objetivo implicaría bajar el déficit nacional en 5,9 puntos del PIB”, que corresponden a 2,9% del PIB por el déficit primario y 3% por los intereses de la deuda”.
De ese modo, el reporte indica que “ya sea que el gobierno nacional apunte a un superávit primario de 1,5% o 3% del PIB (el segundo implica equilibrio financiero) para este año, en cualquier caso, significa un gran esfuerzo de consolidación fiscal entre 2023 y 2024, de 4,4 y 5,9 puntos del PBI, respectivamente”.
Cuál debe ser la estrategia del Gobierno
El IERAl sotiene que, dada la magnitud del ajuste necesario, no alcanza sólo con recortar el gasto, de modo que se requiere complementar con otras posibilidades:
- Aumentar los recursos, preferentemente con impuestos poco distorsivos, o si es con impuestos muy distorsivos (PAIS), que sean realmente transitorios;
- Lograr que las provincias también ajusten sus erogaciones, de modo que necesiten menos transferencias discrecionales desde el gobierno federal, y así alivien, por esta vía, el gasto nacional. (ambito.com)