En septiembre de 2024, los precios de los cortes de carne bovina subieron un 0,6% respecto al mes anterior, acumulando un asombroso incremento del 149,7% en comparación con el año pasado. Sin embargo, este aumento se queda corto frente al desmesurado 209% del índice de precios general. En apenas diez meses de la actual gestión, los precios de la carne han escalado un 119,3%, desatando alarmas entre los consumidores.
Los cortes más caros son los que más sienten la presión del mercado, con un aumento mensual del 0,8%, liderado por el vacío, que creció un 3,7%. Los cortes intermedios también vieron un incremento del 0,7%, mientras que los económicos registraron una leve caída del 0,1%. Esta situación pone de manifiesto el cambio en las preferencias de los consumidores, que se ven forzados a buscar opciones más accesibles en un contexto de deterioro económico.
Entre los productos que más aumentaron se encuentran el pechito de cerdo, que escaló un impactante 8,2%, y el pollo entero, con un 4,3%. Esta situación sugiere un cambio en la demanda hacia carnes más económicas, un fenómeno que refleja la alarmante pérdida de poder adquisitivo de los argentinos.
A pesar de un aumento del 0,9% en el precio promedio de la carne bovina en carnicerías, el consumo sigue en caída libre. En los primeros nueve meses del año, el consumo per cápita se ubicó en 46,8 kilos, un 12,3% menos que en el mismo período de 2023. Se proyecta que el consumo anual de carne bovina en 2024 alcanzará un alarmante 44,5 kilos por habitante, el nivel más bajo en más de un siglo.
Mientras la situación en el mercado interno se torna crítica, las exportaciones de carne bovina alcanzaron 699.987 toneladas, un 13% más que el promedio de los últimos cinco años. Esto indica que la carne que deja de consumirse en Argentina está siendo desviada hacia mercados externos, alimentando la demanda internacional a expensas de los consumidores locales.
La oferta también muestra señales preocupantes. En septiembre, se registraron 1,19 millones de cabezas faenadas, un 1,4% menos que en agosto, pero un 2,51% más en comparación con septiembre de 2023. A medida que los precios siguen su ascenso, el futuro de la carne bovina en la mesa de los argentinos se torna incierto, y la necesidad de una respuesta contundente se hace más urgente que nunca.