Expertos en nutrición alertan sobre el engaño en los etiquetados de alimentos. Destacaron la importancia de una lectura detallada para identificar productos realmente saludables. Profesionales como Marion Nestle, docente de Nutrición y Estudios Alimentarios de la Universidad de Nueva York, advierten que muchas técnicas de mercadeo buscan influir en la decisión del consumidor mediante el uso de etiquetas confusas o engañosas.
La Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA), encargada de regular las declaraciones de salud y nutrición en el etiquetado, no regula algunos de los términos promocionales que aparecen en el frente de los paquetes. De acuerdo con Amy Keating, nutricionista de Consumer Reports, los fabricantes recurren a estrategias como nombres atractivos, imágenes coloridas y reclamos de salud no verificados que pueden conducir a interpretaciones erróneas sobre la calidad nutricional del producto.
Las tácticas de marketing están diseñadas para apelar más a las emociones que al pensamiento crítico, según Nestle. Esta situación lleva a que, sin una lectura cuidadosa, los consumidores pueden terminar seleccionando productos poco saludables creyendo que son buenos para su dieta. Para evitar caer en esas trampas de marketing, los expertos recomiendan enfocarse en los ingredientes y la información nutricional detallada en la parte trasera de los empaques, donde se puede encontrar una descripción más precisa del contenido.
Entre las recomendaciones para una compra inteligente, resalta el ignorar ciertas afirmaciones no reguladas y centrarse en los datos concretos de nutrición. La práctica de leer más allá de las promesas en el frente del empaque se convierte en un paso crítico para hacer elecciones alimenticias saludables.
Sin gluten
Para individuos sin enfermedad celíaca o sensibilidad al gluten, la eliminación del gluten de su dieta no se justifica desde una perspectiva de salud. Productos como panes, pastas y tortillas sin gluten pueden, sorprendentemente, ofrecer menos beneficios nutricionales que sus homólogos integrales. Específicamente, algunas alternativas libres de gluten poseen menor contenido de fibra y están enriquecidas con gomas y aditivos, elementos característicos de los alimentos ultraprocesados.
La preocupación surge cuando se consideran las opciones alternativas destinadas a quienes no padecen de condiciones específicas relacionadas con el gluten.
La tendencia hacia productos sin gluten puede haber comenzado como una necesidad dietética para aquellos diagnosticados con enfermedad celíaca, una condición autoinmune donde el gluten daña el intestino delgado, o para aquellos con sensibilidad no celíaca al gluten. Sin embargo, esa tendencia ha trascendido a preferencias dietéticas más amplias, a menudo bajo la errónea percepción de que “sin gluten” automáticamente significa “más saludable”. La realidad, según expertos en nutrición, es que el valor nutricional debe ser juzgado por el contenido completo del alimento, y no solo por la presencia o ausencia de gluten.
Aquellos interesados en seguir una dieta equilibrada deben considerar la variedad y la calidad nutricional de los alimentos que consumen, en vez de eliminar completamente grupos alimenticios sin una justificación médica. La fibra, presente en los alimentos integrales, es esencial para la salud digestiva y puede ser escasa en productos sin gluten que opten por ingredientes procesados en su composición.
Keto
En la actualidad, la dieta cetogénica ha ganado popularidad como método para la pérdida de peso, promoviendo el consumo de alimentos con bajo contenido de carbohidratos y azúcares añadidos. No obstante, no todos los productos etiquetados como “keto” son necesariamente saludables, especialmente aquellos ultraprocesados que contienen ingredientes industriales, tales como proteínas aisladas y alcoholes de azúcar.
La preocupación radica en que, aunque los alcoholes de azúcar no aportan calorías ni inciden en los niveles de azúcar en sangre, su origen sintético ha llevado a cuestionamientos sobre su seguridad para el consumo.
Es esencial que los consumidores realicen una elección informada, prestando atención no solo a la etiqueta “keto” sino también a la lista de ingredientes de los productos, para optar por aquellos que realmente contribuyan a una dieta equilibrada y saludable.
Ligeramente dulce
La interpretación de los términos utilizados en la etiquetación de alimentos ha generado confusión entre los consumidores, especialmente en lo que respecta a la cantidad de azúcares añadidos en productos catalogados como “ligeramente dulces”. A pesar de la percepción de que estos productos contienen bajos niveles de azúcar, varios de ellos, incluidos cereales y tés comerciales, presentan cantidades significativas de azúcares agregados, rebasando las recomendaciones diarias establecidas por la Asociación Estadounidense del Corazón.
Es importante resaltar los términos definidos por la FDA (Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos) en relación con el contenido de azúcar: “sin azúcar”, que indica una cantidad menor a 0,5 gramos por porción; “azúcar reducido”, lo que señala una reducción del 25% en comparación con un producto similar; y “sin azúcares añadidos”, para productos que no contienen azúcares añadidos ni ingredientes azucarados. Estas categorías buscan ofrecer a los consumidores información más clara, aunque la ambigüedad en términos como “ligeramente dulce” aún persiste, y contribuye a una mayor ingesta de azúcares de lo recomendado.
La discusión sobre la precisión en el etiquetado de alimentos es fundamental para promover una alimentación saludable y prevenir enfermedades relacionadas con el consumo excesivo de azúcar. La claridad y transparencia en esta materia son esenciales para que los consumidores puedan tomar decisiones informadas respecto a su dieta y salud.
Sin colesterol
El etiquetado de alimentos como “sin colesterol” se ha convertido en una práctica común, especialmente en productos de origen vegetal, tales como la mantequilla de maní y los aceites vegetales. Ese fenómeno destaca por la estrategia de marketing detrás de él. Su propósito es insinuar una superioridad en términos de salud frente a productos competidores que no hacen esta declaración, a pesar de que, de igual manera, estarían libres de colesterol.
La presencia de las etiquetas “sin colesterol” en productos vegetales señala una táctica de marketing para influir en la percepción del consumidor sobre la saludabilidad de estos. A pesar de la falta de necesidad biológica de tal afirmación en productos que naturalmente no contienen colesterol, esta estrategia sugiere indirectamente que el producto es una opción más saludable en comparación con otros que no especifican esta característica. La utilización de esta etiqueta busca así aprovechar una falta de información o un entendimiento incompleto por parte del consumidor sobre dónde se encuentra realmente el colesterol y sus efectos en la salud.
Elaborados con frutas y verduras
Se ha descubierto que algunos productos que se promocionan como elaborados con frutas y verduras reales no cumplen con las expectativas que su publicidad sugiere. Los expertos señalan que los ingredientes en el panel nutricional están listados por peso, siendo los primeros los más significativos en la composición del producto.
Sin curar
La popular creencia de que las carnes sin curar son más saludables que sus homólogas curadas con aditivos sintéticos ha sido puesta en duda. Expertos en salud advierten que el uso de nitratos y nitritos naturales, como el polvo de semilla de apio, para conservar carnes no presenta beneficios significativos sobre los compuestos sintéticos en términos de riesgo de cáncer. Esta revelación desafía la percepción común y sugiere que no hay una diferencia clara en el impacto en la salud entre ambos métodos de preservación.
Investigaciones han demostrado que tanto los nitratos sintéticos como los naturales tienen efectos similares en el cuerpo, lo que implica que el proceso de conservación “sin curar”, a pesar de su apelación a lo natural, no reduce necesariamente los riesgos asociados con estas sustancias químicas. La conservación de carnes frías y salchichas con estos compuestos ha sido vinculada con un aumento en el riesgo de desarrollar ciertos tipos de cáncer, una preocupación para consumidores conscientes de su salud. La equivalencia de los nitratos y nitritos naturales con sus contrapartes sintéticas plantea interrogantes sobre las prácticas de etiquetado y la percepción del consumidor acerca de los productos “más saludables”.
Este giro en la comprensión de lo que constituye una opción más saludable incita a una reevaluación de las decisiones de compra basadas en la distinción entre productos curados y sin curar. La discusión es relevante no solo para los consumidores sino también para los reguladores y los productores de alimentos, quienes deben considerar cómo la información sobre los ingredientes se comunica y se entiende.