Las enfermedades poco frecuentes (EPOF) o también llamadas «enfermedades raras (ER)» son aquellas patologías que afectan a un número reducido de personas en una población determinada. Pueden variar según el país y/o la región.
Según datos epidemiológicos actualizados, se ha determinado que en el mundo hay descriptas clínicamente más de 6.000 enfermedades poco frecuentes definidas por prevalencia puntual sin contemplar los cánceres raros, ni las enfermedades poco frecuentes causadas por enfermedades infecciosas o intoxicaciones bacterianas o virales raras. Por tanto, se reconoce que el número total es considerablemente mayor y es así que estas enfermedades afectan entre el 4 y el 8% de la población mundial.
Estimando que 300 millones de personas en el mundo viven con alguna enfermedad poco frecuente, en ese sentido y contextualizando en materia local, en Argentina se registran 3,6 millones de personas con EPOF.
Son enfermedades crónicas, complejas, progresivas, discapacitantes y, en ciertos casos, potencialmente mortales. Siete de cada 10 (72%) son de origen genético, y de ellas, el 70% se manifiesta al nacer o durante la niñez, siendo que 3 de cada 10 niños morirán antes de cumplir los 5 años.
Llegar a un diagnóstico certero es el mayor desafío ya que en promedio, puede llevar entre 5 y 10 años y requerir hasta ocho visitas a distintos especialistas antes de obtenerlo. Además, se estima que más de cuatro de cada diez personas reciben al menos un diagnóstico errado durante el proceso.
Algunas EPOF que afectan a las infancias
A modo de ejemplo, a continuación, un detalle de enfermedades poco frecuentes, en algunos casos de origen genético:
Distrofia Muscular de Duchenne (DMD)
Es un tipo de distrofia muscular, la más frecuente y más grave de la infancia que afecta a todos los músculos del cuerpo, incluidos los de los brazos y las piernas, también el músculo cardíaco y aquellos involucrados en la respiración. Es importante tener en cuenta que, con el tiempo, esto puede conducir a problemas relacionados con: movilidad, respiración, función cardíaca y alimentación.
Entre sus signos visibles se reconocen el retraso en la adquisición de la marcha, en promedio los niños/as suelen caminar alrededor del año, en los casos con DMD comienzan a caminar después del año y medio, generalmente. A su vez, el 50% de los niños tienen trastornos en el lenguaje (hablan tardíamente y/o con dificultades); otro signo es la pseudo hipertrofia gemelar (pantorrillas muy grandes para la edad); también caminan en puntas de pie, porque se les retraen los tendones de Aquiles. Entre otro de los aspectos, las familias deben estar atentas a cuando presentan dificultad para levantarse del piso y luego con cuatro/cinco años un hecho al que prestar atención es si no corren, no saltan.
Los primeros signos físicos de la DMD pueden ser difíciles de reconocer para la familia. Si cree que el niño/a podría padecer DMD, es importante tomar estas tres medidas para ayudar al médico a determinar si es DMD. Para ello se recomienda:
- llevar un registro con antecedentes familiares de enfermedades musculares;
- anotar los síntomas que haya notado;
- apoyarse en fotos o videos para que el médico tenga mejor comprensión de los signos y de los síntomas que ha observado.
Se estima que alrededor de 1 de cada 3.600 a 6.000 varones nacen con DMD. 5* La enfermedad afecta principalmente a los varones, pero las niñas también pueden presentar síntomas. Si bien las probabilidades de tener una niña diagnosticada con DMD son extremadamente bajas, puede ocurrir en, aproximadamente, 1 de cada 50 millones de casos. 4*
Amiloidosis Hereditaria por Transtiretina (hATTR)
La amiloidosis hereditaria por transtiretina es un desorden genético, progresivo, altamente discapacitante y letal. Se hereda de forma autosómica dominante, es decir en una descendencia hay un 50% de probabilidades de padecerla si alguno de los progenitores está afectado es decir que con una sola copia del gen alterado se puede manifestar la enfermedad, esto se traduce en que un portador puede pasar esta mutación a su descendencia con un 50% de probablidad por embarazo.
A vez, múltiples órganos y sistemas del cuerpo humano pueden afectarse, esto le imprime un carácter sistémico y a la vez genera que diferentes manifestaciones puedan darse en una misma persona. Por ejemplo, el compromiso del sistema nervioso periférico se manifiesta como dolor, hormigueos, pinchazos o electricidad que más frecuentemente comienzan en los pies, pero puede afectar los miembros superiores también.
Pueden sufrir por alteraciones en la sensibilidad al dolor y a la temperatura quemaduras o lesiones inadvertidas en pies y manos. Con la progresión de la enfermedad se compromete también la marcha, generando dificultad en la deambulación. Se pueden asociar manifestaciones a nivel digestivo como diarrea y/o constipación, náuseas, saciedad precoz y pérdida de peso inexplicable.
Desde el punto de vista cardiovascular el paciente puede presentar episodios de hipotensión ortostática, arritmias y síntomas de insuficiencia cardíaca. La disautonomía del sistema urogenital se manifiesta como disfunción eréctil en el varón a edades tempranas, sequedad vaginal en las mujeres, y vejiga neurogénica en ambos.
Al tener una vasta sintomatología que a la vez es compartida con muchas otras enfermedades, la amiloidosis asociada a variantes de transtiretina no es inicialmente sospechada, muchos pacientes reciben otros diagnósticos alternativos, y por eso también la demora diagnóstica.
Los antecedentes familiares son de importancia al momento de sospechar la enfermedad. Esta es una patología con gran variabilidad aún dentro de una misma familia, es decir que algunos pacientes se pueden afectar más y otros menos, mientras que otros portadores tal vez nunca desarrollan la patología. Pero aquí el punto es la importancia de la detección temprana para estar atentos a la afectación en la familia, y la observación en las infancias.
Síndrome de Quilomicronemia Familiar (SQF o FCS por sus siglas en inglés Familial Chylomicronemia Syndrome)
Es una enfermedad poco frecuente de origen genético en la cual se altera la capacidad de metabolizar los triglicéridos que viajan en las lipoproteínas, causando elevación extrema de triglicéridos (TG) plasmáticos y complicaciones asociadas: principalmente pancreatitis.
El diagnóstico es clínico, bioquímico y genético, debido a que el FCS se caracteriza por una elevación muy importante de triglicéridos, mayor a 885 mg/dl aumentando su viscosidad, de tal forma el torrente sanguíneo circula más lento, provocando menor llegada de oxígeno en órganos vitales como el sistema nervioso central, el tubo digestivo, la piel y las articulaciones. Los pacientes que presentan el FCS muestran síntomas como cefalea, pérdida de memoria, depresión, dolores abdominales recurrentes, placas rojas en la piel hasta dolores articulares.
En general en las EPOF, llegar a un diagnóstico certero es el mayor desafío ya que en promedio, puede llevar entre 5 y 10 años y requerir hasta ocho visitas a distintos especialistas antes de obtenerlo. Además, se estima que más de cuatro de cada diez personas reciben al menos un diagnóstico errado durante el proceso.