Este viernes 22, Georgina Bruno dio inicio a un ciclo de clases de Biodanza SRT tituladas «Mi Espacio Vital», un espacio terapéutico destinado a fomentar el bienestar emocional y físico. Estas clases, que se desarrollan en el Complejo Alhambra de Posadas, tienen como objetivo brindar una herramienta de conexión con uno mismo, utilizando la música y el movimiento como medios para mejorar la salud mental y emocional. Las sesiones se llevarán a cabo todos los viernes a las 19 horas y están abiertas a personas de todas las edades.
En una charla con el programa Luces Magazine con Georgina Bruno, la facilitadora de estas clases, compartió cómo la Biodanza llegó a su vida en un momento crucial. «Fue cuando era madre en República Dominicana, en un momento de búsqueda personal. La Biodanza me ayudó a reconectarme conmigo misma de una manera que nunca había experimentado antes. Fue un proceso que me cambió la vida», explicó Bruno. Si bien su formación inicial era en ingeniería agrónoma, fue su pasión por el bienestar integral lo que la llevó a incursionar en el campo terapéutico.
Bruno relató que la Biodanza no solo le permitió sanar a nivel personal, sino también desarrollarse como facilitadora. «Comencé a estudiar y aplicar la Biodanza en grupos, lo que me permitió fortalecer capacidades de trabajo en equipo y confianza. Fue a través de esta experiencia que entendí cómo la música, el movimiento y la conexión con los demás pueden transformar nuestra vida», señaló.
Sobre los beneficios de la Biodanza, Georgina comentó: «La práctica está basada en dinámicas que nos conectan con el cuerpo y con otros, lo que permite una transformación interna. A través de ejercicios individuales y grupales, se trabaja la relación con uno mismo, con el entorno y con los demás». La facilitadora también destacó que uno de los aspectos más importantes de la Biodanza es su capacidad de generar cambios en las personas, incluso sin necesidad de palabras. «Es un proceso que se da a través del movimiento y de la música, creando nuevos caminos de conciencia», dijo.
Los asistentes a las clases de Biodanza han manifestado cambios notables en su vida cotidiana. «Al principio, muchas personas llegan con una sensación de desconexión o bloqueo, pero luego de unas semanas, empiezan a sentirse más plenas, más abiertas a nuevas experiencias», comentó Georgina, citando ejemplos como una alumna que, tras varios meses de clases, comenzó a disfrutar nuevamente de la música en su vida diaria.
Las clases de Biodanza en el Complejo Alhambr, los interesados pueden obtener más información o inscribirse llamando al 3764-858363. «Es una propuesta abierta a todos, sin importar edad ni experiencia previa», concluyó Georgina Bruno, invitando a todos los interesados a sumarse a este espacio terapéutico que promueve la conexión con uno mismo y con los demás.