En el bloque de la Licenciada en Educación María Pezuk dialogó con Lilian E. Schmidt, profesora para la enseñanza primaria con 35 años de trayectoria, sobre el papel del docente en los primeros años de escolaridad y los cambios en el sistema educativo. Schmidt explicó que la maestra de primer grado cumple una función estructural en el inicio del proceso escolar, porque recibe a alumnos que llegan sin conocimientos previos de lectoescritura. “El primer grado es donde uno los recibe sin nada y después salen sabiendo leer, escribir y sumar”, expresó.
Schmidt sostuvo que en esta etapa se observan señales que permiten advertir dificultades de aprendizaje o condiciones físicas que interfieren en el aula. “La maestra de primer grado es la que detecta problemas visuales, auditivos o motrices. A veces se cree que el alumno es distraído y en realidad no ve bien”, afirmó. Contó que en su experiencia muchas veces debió insistir para que las familias realizaran consultas médicas.

La docente remarcó que el vínculo afectivo que se genera en los primeros años permanece en el tiempo. “El reconocimiento más significativo es cuando uno camina y un exalumno te saluda y recuerda quién eras”, señaló.
La maestra es la que queda grabada en la niñez”.

Durante la entrevista analizaron los cambios en el sistema educativo y en la estructura de trabajo docente. Schmidt explicó que la incorporación de múltiples materias especiales redujo el tiempo del maestro a cargo del curso. “Hoy hay más áreas como tecnología, inglés, educación física y plástica. El docente tiene menos horas con los chicos”, comentó.

También abordaron el avance tecnológico en las aulas. Schmidt señaló que permite aprendizajes guiados, pero planteó desafíos en el uso cotidiano. “Los chicos conocen más dispositivos que el docente. El desafío es el buen uso”, dijo. En ese sentido, ambas alertaron sobre el acceso temprano a celulares y la sobreexposición digital, que genera conflictos de convivencia y manejo emocional.

Por último, destacaron que la escuela continúa siendo un espacio social donde se aprende a convivir y construir ciudadanía. “La escuela es convivencia con otros 30 alumnos, es aprender a estar en comunidad”, aseguró Pezuk. Schmidt añadió que el contacto directo permite acompañar trayectorias y detectar situaciones personales. “A veces el maestro es la persona de confianza del alumno”, concluyó.




