En Cadena de Noticias, el sacerdote Carlos Viera, párroco de la Inmaculada Concepción de Posadas y con una extensa trayectoria como docente y capellán de la Policía, explicó cómo se desarrollan las misas de enfermos que convoca en la ciudad. Durante la entrevista habló sobre la concurrencia que generan estas celebraciones, su experiencia con maldiciones y trabajos espirituales, los casos de afecciones que observa en la comunidad, la influencia de la envidia y la reflexión sobre la maldad, además de la situación emocional de los jóvenes y el rol de la fe en ese contexto.
Viera señaló que las misas de enfermos generan una concurrencia masiva. “Se llena. Hay miles de personas que participan de la misa de imposición de manos”, describió. El sacerdote sostuvo que en ese espacio se realiza la imposición de manos y oraciones de sanación espiritual.

Sobre las creencias relacionadas a trabajos espirituales, indicó que “hay trabajos contra personas y trabajos contra lugares”. Explicó que en algunos casos:
hay sitios que quedan contaminados, por ejemplo un pueblo donde se ha hecho un pacto”. Afirmó que observa estas prácticas en distintas zonas de la región.

El sacerdote planteó que los casos de posesión no son habituales. “No hay tantos posesos”, dijo. “Lo que más hay son personas heridas, personas que han pasado por situaciones fuertes”. Según su experiencia, también existen afecciones espirituales que se manifiestan con hábitos autodestructivos o situaciones repetitivas dentro del hogar.

Al referirse a la maldad, Viera sostuvo que “la envidia es uno de los grandes males”. Recordó una frase atribuida a Dostoievski: “Si Dios no existe, todo está permitido”. También afirmó que las decisiones diarias influyen en la construcción personal:
Uno puede ser mejor o peor según lo que decida hacer cada día”.

En cuanto a la realidad de los jóvenes, expresó que existe un problema vinculado a la falta de sentido. “Hoy el presente absoluto es lo que se vive. Se pierde el horizonte”, comentó. Consideró que muchos atraviesan dificultades emocionales y mencionó que la frustración se vuelve un factor de riesgo.

Viera vinculó estas situaciones con la práctica pastoral. “La gente busca algo más. Busca una respuesta”, dijo. En este marco, señaló que el acompañamiento espiritual y los espacios de oración son herramientas que la Iglesia ofrece a la comunidad en medio de estos desafíos.





