En la localidad de San Vicente, la comunidad educativa de la Escuela 951 está muy preocupada, porque desde hace mucho tiempo reclaman reparaciones edilicias para brindar una educación de calidad. En este caso, es urgente la construcción de otro aula para albergar a los nuevos ingresantes.
Su objetivo es que los 155 alumnos y alumnas que conforman la matrícula que incluye Nivel Inicial, Jardín y salita de 4 años; además del primero a séptimo grado en los dos turnos, puedan aprender en un ambiente más cómodo en este nuevo ciclo lectivo.

La Escuela 951 funciona desde hace 15 años, primero fue un aula satélite, construida con maderas y ladrillos por padres del alumnado en un espacio verde, y están en la espera de que el Concejo Deliberante les ceda ese terreno. Con el tiempo los progenitores de nuevos alumnos ampliaron la infraestructura, debido a la demanda de más cantidad de chicos y chicas.

La cesión sería posible porque desde el 2019, cuentan con la aprobación del Instituto Provincial de Desarrollo Habitacional (Iprodha) de un proyecto para la creación de otra escuela; los docentes desconocen los motivos por los que todavía no se concretó.
Hace un año, asumió la directora suplente, Abril Gómez, y junto a los padres y la cooperadora, se sumó al trabajo para sacar adelante la escuela. Ahora para este nuevo ciclo, necesitan crear un salón más porque los que tienen ya no dan abasto.

Con este objetivo hacen rifas, ventas de empanadas, de ropa y todo tipo de actividades para mejorar la escuela que está muy cerca de la zona urbana, y siguen solicitando colaboración de todos los que puedan, porque queda mucho por hacer, como por ejemplo un nuevo aula.
«Es urgente construir otra sala, y esperamos una nueva escuela»
En su recorrida por la provincia, la comunidad convocó al dirigente Martín Sereno (Tierra, Techo y Trabajo y secretario general del Movimiento Evita Misiones) para ampliar la ayuda que precisan.

«En la escuela todo se hizo con el tremendo esfuerzo de madres, padres y docentes. Pero todavía quedan muchas tareas pendientes. El año pasado con la mano de obra de uno de los papás, se pudo construir la sala para la dirección, y ampliar el patio colocando el techo en un sector, porque cuando hay tremendo sol o en los días de lluvia, los alumnos no podían salir al recreo», relató el ex legislador luego de la reunión.
Manifestó que hará las gestiones que pueda para acelerar la obra, y lamentó que a tan poca distancia del casco céntrico de San Vicente, todavía existan estas escuelas ranchos.

Las aulas de la 951 son pequeñas, entran unos 20 alumnos apretados y es prioritario que las autoridades del Ministerio de Educación atiendan el pedido por el bien de los chicos.
Para los docentes es urgente. «No tenemos tiempo para seguir esperando. Les pedimos que vengan a ver la situación en que estamos y nos den una respuesta. Por supuesto que agradecemos a padres y vecinos, y esperamos que sigan colaborando porque ya no tenemos lugar para quienes ingresan este año», reclamó la directora.
Compromiso de padres, madres y docentes
Alejandro Matto es uno de los maestros de la Escuela 951, y en coincidencia con sus colegas, hizo hincapié en que se necesita mayor espacio para educandos y educadores.

«Las instalaciones actuales son precarias, a los chicos se les hace complicado estudiar cuando hace frío, hay humedad, los techos están muy deteriorados, y ellos y ellas merecen tener un espacio adecuado. También pedimos ayuda a los padres. Sabemos que estamos en tiempos de crisis, pero es muy importante el aporte de todos», dijo el docente.
Como integrante de la cooperadora escolar, Marcelo Claro es un padre comprometido desde el primer momento. Es uno de los que organiza, camina, construye y lucha para que sus hijos y todos los alumnos estudien lo mejor posible en un ámbito confortable.

«En el 2024 comencé a trabajar en la comisión cooperadora, y le pedí ayuda al entonces secretario de Gobierno y coordinación municipal, Miguel Lima y conseguimos todos los materiales para el piso de jardín, y lo hicimos con las madres. También vendimos rifas para comprar chapas y armar un techo nuevo, y después nos dedicamos a la construcción de una sala para que la directora tenga su lugar para trabajar y recibir a la gente», relató este padre.

Y con el mismo ímpetu está dispuesto a construir el nuevo aula. «Como hice antes, yo me ocuparía de la mano de obra; pero necesito que nos provean los materiales. Es bueno que los nuevos alumnos que ingresen no tengan que sufrir las inclemencias del tiempo, y estén resguardados. Ya tenemos los ladrillos; pero falta todo el resto: arena, cemento y chapas, entre otros materiales. Le pedimos al Municipio -administrado por Fabián Rodríguez (FR)- pero todavía no tuvimos una respuesta concreta. Por supuesto que lo ideal es tener una escuela nueva y en un terreno propio; pero mientras tanto necesitamos construir otro aula», reiteró Alejandro.

