El costo de la canasta básica total (CBT), que mide la línea de pobreza, subió apenas 0,9% en enero, el dato más bajo desde que el INDEC comenzó la nueva serie, allá por diciembre de 2016. Misma suba tuvo la canasta básica alimentaria (CBA), utilizada para evaluar el umbral de la indigencia.
Con estas variaciones, una familia «tipo», compuesta por dos adultos y dos niños, necesitó en el primer mes del año $453.384 para no ser considerada indigente y $1.033.716 para no ser considerada pobre.
Vale recordar que la CBA se determina tomando en cuenta los requerimientos de nutritivos imprescindibles para que un varón adulto de entre 30 y 60 años, de actividad moderada, cubra durante un mes esas necesidades (adulto equivalente). A su vez, el organismo oficial de estadísticas públicas utiliza una canasta de consumo de la población a partir de la información provista por la Encuesta Nacional de Gastos de los Hogares (ENGHo).
Para determinar la CBT se amplía la CBA considerando los bienes y servicios no alimentarios. La estimación se obtiene mediante la aplicación del coeficiente de Engel (CdE), definido como la relación entre los gastos alimentarios y los gastos totales observados en la población de referencia.
La inflación general se desaceleró a mínimos desde la pandemia
La inflación se desaceleró al 2,2% en enero, según el propio el INDEC, la cifra más acotada desde julio de 2020. El sector de prendas de vestir y calzados anotó su primera deflación desde enero de 2019 (-0,7%) por un combo de apertura de importaciones, adelanto de rebajas por cambio de temporada y la caída del consumo, según comentaron economistas.
Factores estacionales también influyeron sobre caídas en el precio de verduras. Además, el atraso en el tipo de cambio y la moderación en los ajustes de los servicios públicos fueron otros elementos que explicaron la desaceleración del Índice de Precios al Consumidor (IPC). (ambito.com)